Aunque al acercarse las elecciones
municipales se haya suavizado, el
PP ha practicado en los últimos meses
una dura y prolongada confrontación
con el Gobierno en una estrategia
de desgaste y desestabilización.
Para ello este partido se ha apoyado
en una amplia red de organizaciones
ciudadanas de todo tipo, y ha activado
un espacio sociopolítico en el que
se confunden y enlazan la derecha
representada por el PP con la extrema
derecha más rancia. Si en las movilizaciones
en la calle, piezas fundamentales
de esta estrategia de la tensión,
ha sido bien evidente la presencia
de la ultraderecha, en el entramado
de estas nuevas estructuras
pasan más desapercibidos los orígenes
fascistas de muchos de los oscuros
personajes que las animan.

Santiago Fontenla, director del
diario Minutodigital.com y su mujer
Yolanda Couceiro, coordinadora de
la Plataforma España y Libertad
(compuesta, entre otras, por las asociaciones
Foro del Guardia Civil o la
Asociación pro Derechos Nacionales,
contraria a conceder el derecho
de voto a los inmigrantes), son
un buen ejemplo del ascenso de estos
nuevos actores. El diario digital
de Fontenla nace como espacio de
confluencia entre la extrema derecha
tradicional y la derecha vinculada
al PP, basado en un fuerte nacionalismo
español de tintes ultraconservadores.
Paralelamente, la Plataforma
España y Libertad surge inmediatamente
después de la
declaración de alto el fuego de ETA.

España y Libertad se ha personado
en los juzgados contra Zapatero,
José Bono, Baltasar Garzón, Josu
Jon Imaz, el Gobierno vasco, ERC y
JERC, el director del diario Berria,
Martxelo Otamendi, además de diversas
organizaciones contra la tortura
y el grupo S.A., Pepe Rubianes,
Mario Gas o Alberto Ruiz Gallardón.
También se apuntó al carro de la
campaña de manipulación del diario
El Mundo sobre el 11-M. Couceiro
declaró: “Consideramos que el 11-M
se produjo un golpe de Estado encubierto
que alteró el Gobierno de
España”. Además también se ha vinculado
a los Peones Negros (en algunas
de las delegaciones de este movimiento
que defiende las tesis conspiracionistas
en torno a los atentados
del 11-M, los miembros más activos
son antiguos simpatizantes de
Fuerza Nueva). La plataforma coordinada
por Couceiro ha protagonizado
diversas concentraciones en
distintos puntos del País Vasco,
Madrid, Barcelona y Bruselas en las
cuales ella era una de las protagonistas
indiscutibles. De eso se trata: protagonismo.

También ha participado
en numerosas conferencias como
ponente junto a éste último y con algunos
dirigentes populares, como el
diputado Gustavo de Arístegui.
Por su parte, Santiago Fontenla
ha aprovechado su diario digital para
codearse con algunos destacados
dirigentes del PP. Un ejemplo de ello
es el concejal popular en el Ayuntamiento
de Bilbao y presidente del PP
en Vizcaya, Antonio Basagoiti, gran
amigo del matrimonio. El dirigente
del PP presentó en diciembre de
2006 la plataforma en Bilbao junto a
Couceiro, además de colaborar asiduamente
en el diario digital de
Fontenla, junto a todo tipo de dirigentes
o ex dirigentes de la ultraderecha
española como Manuel Canduela,
presidente de la formación
neonazi Democracia Nacional.
La biografía proporcionada por la
web de la plataforma afirma que
Couceiro no ha militado en ningún
partido político. Sin embargo olvida que, aparte de estar vinculada al anticatalanista
Frente Democrático Español,
al PP, a Unidad Alavesa y a
las aventuras del empresario Ruiz
Mateos, Yolanda Couceiro era la tesorera
de la Falange Vasca. Su marido
mantiene una trayectoria similar
desde que fuera jefe territorial de dicha
formación ultraderechista, bajo
el pseudónimo de Santiago Olabarría.

Olabarría mantenía excelentes
relaciones con el ultraderechista y
empresario vinculado a la seguridad
privada y a la prostitución José Luís
Roberto Navarro. La publicación de
algunos de estos datos en la revista
Interviú provocó una virulenta reacción
por parte de los aludidos. El dirigente
del PP vizcaíno, Antonio
Basagoiti defendía al matrimonio ultra
tras la publicación del reportaje
refiriéndose a “un periodista de un
semanario que copia un falso artículo
de una revista proetarra cerrada
por decisión judicial”. Basagoiti se
refería a la investigación publicada
por la ya desaparecida revista Kale
Gorria sobre un intento de reactivación
de la guerra sucia contra la izquierda
abertzale por parte de ultraderechistas
vascos.

Según las informaciones que
aportó la revista en 2002, la trama
tenía como núcleo fundamental a la
Falange Vasca, que preparaba un
“plan de actuación para poner en
marcha de forma inminente acciones
contra abertzales”. Entre los implicados
en la trama figuraban un
miembro de los servicios de información
de la Guardia Civil que compartía
información con los ultras. Se
trataba de crear comandos ultraderechistas
que recabaran información
en colaboración con su contacto
en la Guardia Civil y cuyo objetivo
en dos o tres años fuese eliminar
a decenas de personas vinculadas a
la izquierda abertzale. Para el entrenamiento
de dichos comandos se
dispuso un campo de tiro en
Artxanda para la realización de
prácticas paramilitares (ver fotos),
controladas en última instancia, según
Kale Gorria, por la sede madrileña
del CNI. Además, el reportaje
también daba cuenta de contactos
con el PP, con el Gobierno Civil de
Vizcaya, así como de visitas de guardias
civiles a la sede del grupo ultraderechista
en Bilbao.