El 12 de mayo, unas 200 personas
se concentraron bajo el lema “Por
unos barrios alegres, solidarios y
antifascistas”, en una plaza del distrito
de Barajas (al este de Madrid)
para denunciar las agresiones fascistas
contra centros sociales de la
zona y contra sus activistas.
El 8 de mayo, cinco encapuchados
apedrearon el local de la asociación
cultural La Compañía del
Crisol, en el popular barrio de
Canillejas. Aunque tan sólo una de
las piedras alcanzó el interior del
El 12 de mayo, unas 200 personas
se concentraron bajo el lema “Por
unos barrios alegres, solidarios y
antifascistas”, en una plaza del distrito
de Barajas (al este de Madrid)
para denunciar las agresiones fascistas
contra centros sociales de la
zona y contra sus activistas.
El 8 de mayo, cinco encapuchados
apedrearon el local de la asociación
cultural La Compañía del
Crisol, en el popular barrio de
Canillejas. Aunque tan sólo una de
las piedras alcanzó el interior del
local, en ese momento se encontraban
numerosos socios en un taller
de artesanía. No es la primera
agresión contra dicho local en sus
ocho años de existencia, aunque sí
es el primer ataque realizado con
gente en su interior. Al contar con
una gran participación de niños y
niñas en sus actividades, estos ataques
preocupan especialmente a
quienes gestionan el espacio y a
los vecinos que lo usan. El local ha
recibido el apoyo de la asociación
de vecinos del barrio, también numerosas
veces atacada.
Este es el tercer ataque que se produce
en 15 días a locales de la zona
por parte de grupos fascistas. El 6 de
mayo, cinco personas apedrearon el
Centro Social Raíles Verdes, de carácter
libertario, en el distrito de
Barajas. Dentro estaban cenando
unas 20 socias, varias de las cuales
persiguieron a los agresores, que se
encerraron en los lavabos de un bar
cercano. Minutos más tarde, amigos
de uno de los agresores encerrados
en el bar, llegaron al lugar, y se produjo
un forcejeo, hasta que intervino
la policía. El día siguiente, tres jóvenes
volvieron al Centro Social e
intentaron agredir a la persona que
se encontraba en su interior.
Por el momento, ambas asociaciones
no encuentran relación entre
los grupos que han realizado los ataques.
Estos espacios sociales denuncian
la continuidad y constancia de
estas agresiones, y la pasividad de
las instituciones. La Compañía del
Crisol, que sufre agresiones desde
2003, incluso contra su caseta durante
las fiestas del barrio, en septiembre
de 2005, y que ya ha presentado
10 denuncias, explica que tras
el último ataque la policía se limitó a
pedirles que se pasaran a revisar fichas
policiales. Por su parte Raíles
Verdes, en sus dos años y medio de
existencia, ha sufrido cuatro agresiones
fascistas. Ambos proyectos
agradecen el apoyo recibido en la
manifestación, que consideran una
demostración de que no están solos
ni socialmente aislados.
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