ENTREVISTA: MARÍA JOSÉ PINTOS, HERMANA DE UNO DE LOS TRES ENCARCELADOS POR EL 'CASO 4F'
“No nos vamos a conformar hasta que dicten la absolución”

María José Pintos es la
hermana de Juan, uno
de los tres encarcelados
hace casi dos años por el
‘caso 4-F’. Desde entonces
no ha parado: “la
premisa estaba clara:
libertad y absolución”.

, Redacción
21/02/08 · 0:00
Edición impresa

María José Pintos aclara: “Toda
nuestra familia es de Galicia y se
fueron a Argentina en los ‘50. Yo
me vine a vivir y trabajar aquí en
2002 y Juan vino en 2004. Escogimos
Barcelona porque nuestra familia
española vive ahora aquí”. El
4 de febrero de 2006, en un confuso
incidente ante un edificio donde se
realizaba una fiesta sin permisos,
un policía municipal de Barcelona
resultó gravemente herido, quedando
en coma profundo. La búsqueda
de responsables llevó a detener
en el momento a nueve personas,
tres de las cuales –Álex, Juan y
Rodrigo– fueron posteriormente
encarceladas. El pasado enero, tras
dos años de espera y cinco sesiones
maratonianas de juicio, la Sección
Octava de la Audiencia Provincial
de Barcelona emitió un veredicto.

DIAGONAL: Tanto las acusaciones
como las defensas habéis anunciado
que vais a recurrir. ¿Cómo valoráis
la sentencia?

MARÍA JOSÉ PINTOS: La sentencia
permitió que los chicos salieran
en libertad (que por supuesto después
de dos años injustamente encarcelados
no es poca cosa), pero
repite de principio a fin la versión
del atentado y que la Juez Carmen
García Martínez [que realizó la instrucción]
se ocupó de alimentar
negando pruebas que la desmienten.
Han recurrido las 13 partes
porque, por el lado de las acusaciones
está claro que si los chicos
fueran los verdaderos culpables
las penas serán leves teniendo
en cuenta el estado del policía herido.

Dos años dando por hecho
que ya tenían a los culpables, así
que la libertad de los chicos es una
gran derrota que, por sus razones
políticas, no pueden permitirse. Y
por el lado de las defensas estamos
negando todo lo que ellos dicen
desde el ese 4 de febrero. No nos
vamos a conformar hasta que dicten
la absolución. Después de estos
dos años tan duros y tan terribles
para todos nosotros no se
aceptarán culpables sólo porque la
Sala los haya dejado libres.
En este momento, los tres han
entregado su pasaporte y se tienen
que presentar a firmar en los juzgados
cada 15 días, así que no pueden
salir del país. Pero Álex y Juan
[condenados a tres años y medio
de prisión] tienen más de la mitad
de la condena cumplida y Rodrigo
[cuatro años y medio de prisión] casi
la mitad y la sentencia no es firme;
esperamos que les permitan salir
del país y hacer vida normal.

Si bien los otros seis chicos no
han estado en prisión, todas las
acusaciones en su contra y la sentencia
siguen la misma línea de
guión ya totalmente derrocado por
varias pruebas. Aún así, han recibido
penas y dos de ellos se juegan el
entrar en prisión si la sentencia es
firme. Estos dos chicos son los que
dos policías de paisano detuvieron
en el Hospital del Mar porque un
compañero del guardia urbano
herido dijo reconocerlos como los
que lo habían agredido. Ellos habían
tenido un accidente en bicicleta
a unas cuantas calles de la fiesta y
está el parte de la ambulancia, las
horas del parte y los testigos que
muestran que es imposible que hayan
estado en los dos lugares casi
al mismo tiempo. A un chico portugués
lo han condenado a tres años
y tres meses y a su amiga, a tres
años. Al resto de los chicos los condenan
a un año.

D.: Habéis logrado en cierta forma
revertir el rodillo de la versión oficial.
¿Cómo os habéis organizado?

M.J.P.: De forma caótica al principio.
Había amigos y familiares de
los tres y nadie se conocía mucho
entre sí porque los chicos antes de
esto no eran amigos, se conocían
de vista, pero poco. Fuimos juntándonos
entre la desesperación y la
convicción de que esto era una injusticia
y después todo fue más organizado.

El grupo de amigos y
apoyo (mucha gente que ha colaborado
tantísimo sin conocerlos) y
familiares era muy heterogéneo.
No siempre opinábamos igual, pero
siempre la premisa estaba clara:
libertad y absolución para los chicos,
que se caiga este montaje. En
un momento así no hay fuerzas
que desperdiciar más que en pensar
como sumar y sumar para seguir
consiguiendo cosas, por más
pequeñas que parezcan. Y el apoyo
de gente de todo el mundo, la
solidaridad, desde un e-mail hasta
contactos con organizaciones, las
muchísimas cartas que recibían los
chicos en la prisión de gente que
no conocían, el no dejar ni un día
que sepan que todos seguíamos
ahí... Todo, todo, fue un trabajo de
miles de hormiguitas. Cada uno
aportó lo que podía.

Sintiendo tanta impotencia, tristeza
y rabia no sé si es posible definir
una estrategia a seguir, sino que
se va haciendo en el camino. Sí había
cosas claras, como no dejar de
difundir la información nunca. Se
hicieron varias web en Barcelona,
en Chile y Argentina; acciones de
todo tipo, desde ‘escraches’ con
pancartas en algunos actos preelectorales
del ahora alcalde Hereu,
concentraciones en las delegaciones
españolas... Creo que no quedó
nada por hacer. Y de esto participaban
desde amigos de los chicos u
organizaciones que nos apoyaron,
hasta las madres de ellos tres.


Presencia de observadores internacionales

“En cuanto cualquier persona
se informaba bien ya
opinaba, en mayor o menor
grado, que esto era un
montaje y que estos chicos
eran los tres que cogieron
al voleo y que seguramente
creyeron los más débiles y
los más susceptibles de no
tener unas buenas defensas
y mucho menos tanto
apoyo detrás. Creo que fue
un tema de nacionalidad,
hasta el mismo día del juicio
siguen hablando de
Juan, diciendo el número
de su DNI español pero
que es argentino. Y los tres
tenían su nacionalidad española
absolutamente en
regla [Alex y Rodrigo han
nacido en Chile]. En todo
caso, son españoles nacidos
en el extranjero, como
el rey que nació en Italia.

Había tanta inconsistencia
en la acusación y sin embargo
los chicos llevaban
casi dos años en prisión,
que realmente teníamos
miedo del juicio, de que
fuese una farsa más. Pensamos
en solicitar observadores
y fue surgiendo
la idea de pedir apoyo en
organismos internacionales,
personajes emblemáticos
de la lucha por los derechos
humanos, etc. Mucha
gente salió en los
medios a decir que era algo
nunca visto traer observadores
a un juicio, que aquí
la justicia funciona perfectamente.
Si hubiéramos sabido
que el juicio iba a ser
justo no hubiera hecho
falta nada ni nadie”.

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