PALESTINA // DESIGUALDADES EN MEDIO DEL CONFLICTO
Mujeres de Negro: sembrando paz en tiempos de ocupación y guerra

Del 13 al 16 de agosto, mujeres de 40 países asistieron
el 13º encuentro de la red internacional
Mujeres de Negro contra la Guerra en el Monte de
los Olivos de Jerusalén. Creada en 1989 por palestinas
e israelíes para lograr una paz justa y duradera
en un conflicto que atenaza a ambas sociedades,
la red practica una ética feminista alternativa, basada
en la empatía, la justicia y la no violencia. Pese
a los obstáculos, más de 750 mujeres participaron
en ponencias, 38 talleres sobre el conflicto palestino
israelí y retos globales del feminismo y tres acciones
contra la ocupación.

12/06/06 · 20:27
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ACTIVISMO Y DISCUSIÓN. Durante los cuatro días del Encuentro, además de numerosos talleres y debates, se realizaron diferentes actos de protesta. // Sofía Segura Herrera (Mujeres de Negro de Sevilla)

En 1985, 16 israelíes vestidas de
negro marcharon por Jerusalén
para rechazar la ocupación. En
1987, a 20 años de la ocupación de
Cisjordania y Gaza, comenzó la
primera Intifada y mujeres israelíes
se concentraron en los cruces
de carreteras en contra de su gobierno.
Pronto se les unieron palestinas
israelíes. En 1989, mujeres
de ambos bandos se reunieron
en Bruselas y en 1994 nació el Jerusalem
Link (Enlace de Jerusalén,
JL), formado por las asociaciones
Jerusalem Center for Women
(Centro de Jerusalén para
Mujeres, JCW) de Palestina y Bat
Shalom de Israel. La semilla brotó
en otros conflictos: mujeres serbias
se declararon desleales a Milosevic
y en agosto del 94 se celebró
el primer Encuentro de
Mujeres de Negro cerca de Belgrado,
desafiando el embargo y el
aislamiento internacional. 13 años
después, la red se extiende por todo
el globo.

Amneh Badran, directora del
JCW, abrió el encuentro recordando
a las compañeras de Gaza, que
no pudieron ir “por estar prisioneras
por decisión israelí durante un
mes junto con un millón y medio
de palestinos”, así como a las de
Cisjordania, sin permiso para desplazarse
a Jerusalén, que se considera
terreno israelí. “Si la paz llega
a esta ciudad, el mundo estará
más tranquilo. Instamos a los gobiernos
a hacer cumplir la legalidad
y las resoluciones de la ONU”,
dijo Badran.

Ética feminista alternativa

Gila Svarsky de Bat Shalom y
Salwa Hdeib del JCW moderaron
la mesa sobre visión de paz.
Svarsky rechazó “los esfuerzos
[de Israel] por convertirnos en
enemigas” y Hdeib definió el encuentro
como un espacio donde
resolver conflictos “articulando
activismo feminista, una acción
política alternativa que deje de un
lado el poder y la dominación, y
defienda los derechos humanos individuales
y grupales, con lo que
todas las partes vencen”. María
Teresa Arizabaleta, arquitecta
ecofeminista de la Ruta Pacífica
de Colombia, explicó que nació y
morirá en una guerra “masculina,
donde hombres de derechas e izquierdas
se matan por el poder
porque lo quieren para ellos.
Guerrilla y paramilitares se llevan
a los niños, y las mujeres nos desplazamos
para que no los usen como
marionetas. Nuestro cuerpo se
usa como botín y arma de humillación
del contrario. Hemos decidido
defendernos con el derecho humanitario
internacional e impulsar
la resolución 13-25 de la ONU
que implica a las mujeres en la resolución
de conflictos. Vamos a
parar la guerra y a parir la paz”.

En la mesa de perspectiva feminista
sobre el conflicto palestino
israelí, Zahira Kamal, Ministra de
Asuntos de la mujer de la Autoridad
Nacional Palestina, recordó
que “la retirada de los colonos de
Gaza y el norte de Jenín no acaba
con la ocupación. El muro engulle
la fuente de alimentación, las zonas
agrícolas; desgarra la vida familiar
y el acceso a servicios sanitarios
y educativos”. Para Kamal,
la resolución 13-25 da a las mujeres
ocasión de actuar en las negociaciones
y cooperar para lograr la
paz. Según Tamar Gozansky, Israel
ha pagado un alto precio por
su expansión. “La pobreza afecta
a un millón y medio de siete millones
de israelíes. La ocupación ha
acelerado las diferencias entre pobres
y ricos, y de los 800.000 adultos
que viven bajo el umbral de la
pobreza la mayoría son mujeres.
Evacuar Gaza ha costado dos mil
millones de dólares y ocuparla
diez mil. ¡Si hubieran invertido el
10% en su desarrollo! La sociedad
israelí está enferma y no sanará
con asentamientos, sino con justicia
social”. Nabila Espanioli, palestina
israelí, criticó la jerarquía
de la marginación que separa a las
mujeres. “Como lesbiana y palestina
sufro más que las heterosexuales
palestinas, y más que las israelíes.
Convertimos la competencia
por quién sufre más en el principio
de la lucha. Los grupos feministas
interiorizamos esta jerarquía
de sufrimiento y no vamos a
acabar con el conflicto si no superamos
la victimización”.

Puntos de choque

Los talleres de temas internacionales,
centrados en el efecto de la
globalización y la guerra en la mujer
y sus estrategias de resistencia,
incluían un taller sobre activismo
lesbiano que se suprimió. Las palestinas
adujeron que es un tema
tabú en su sociedad y podía forzar
el rechazo al encuentro. También
hubo divergencias en los talleres
sobre el conflicto, el impacto de la
ocupación en la situación de la
mujer palestina (salud, educación,
violencia de género, presas políticas)
y la lucha entre mujeres de
ambos bandos: el taller sobre la
solución de dos Estados reveló
posturas cercanas al sionismo en
algunas participantes israelíes.

Pero la tónica general fue estrechar
lazos y superar diferencias.
En la mesa de retos globales del
feminismo, Dalit Baum explicaba
que “como lesbianas israelíes antiocupación,
somos consideradas
traidoras y doblemente rechazadas
por la sociedad. Cuando protestamos
con los palestinos no podemos
hablar de sexualidad, pero
les comprendemos muy bien porque
su opresión es muy física.
Hemos aprendido mucho al ir a las
aldeas palestinas. Nos enseñan lo
que es la resistencia, una técnica
de desobediencia que hay que exportar
a Israel. Hay que pasar de
la protesta a la resistencia”.

Acciones de apoyo

El día 12, 300 mujeres asistieron a
la vigilia semanal de Mujeres de
Negro en Jerusalén Oeste, la zona
judía. El 15 de agosto, tras visitar
a la Organización de Mujeres
Palestinas en Ramallah, 700 mujeres
hicieron una acción contra la
anexión de tierras en el cercano
pueblo de B’ilin. Caminaron dos
kilómetros con las palestinas y
consiguieron rodear y hacer retroceder
varios metros a los soldados.
Al día siguiente, internacionales y
palestinas de Ramallah intentaron
juntarse a través del checkpoint
de Qalandia, que separa Jerusalén
y Cisjordania, y lanzaron cometas
negras sobre el muro de separación.
El encuentro se cerró
acordando: difundir la situación
de Palestina en los respectivos países;
posicionarse contra la ocupación
y por una paz justa; mantener
y reforzar la red, que se reunirá en
2007 en Valencia; y establecer estrategias
conjuntas de boicot a
productos israelíes y a las multinacionales
de países que sostienen
la ocupación.

Encuentro internacional

En Jerusalén confluyeron
mujeres de todas las edades
y lugares: Austria, Finlandia,
Alemania, Islandia, Irlanda,
Grecia, Dinamarca, Suecia,
Estados francés y español,
Bélgica, Gran Bretaña, Italia,
Filipinas, Japón, Australia,
India, Chile, Bolivia, Nigeria,
Serbia, Macedonia, Croacia,
Bosnia, Canadá, EE UU, México,
Costa Rica, El Salvador,
Guatemala, Colombia, Sudáfrica,
Congo, Kenia, Ruanda,
Burundi y ex repúblicas soviéticas
como Chechenia. Tres
internacionales fueron deportadas
y 10, largamente interrogadas
en su llegada al
aeropuerto de Tel Aviv.

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