REUNIÓN EUROPEA EN BARCELONA A PRIMEROS DE DICIEMBRE
La solidaridad con el zapatismo se reactiva ante las amenazas

La Caravana Internacional de Observación y Solidaridad
que este verano visitó las comunidades
zapatistas está dando sus primeros frutos. Ante
la alarmante situación que pudieron observar en
Chiapas, el movimiento de solidaridad con la lucha
zapatista está reorganizándose para hacer
frente a la ofensiva militar y paramilitar que
amenaza a las comunidades en resistencia.

, Redacción Aragón (Chiapas)
18/09/08 · 0:00
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El pasado 1 de agosto, el subcomandante
Marcos volvió a repetir
en el Caracol de la Garrucha, en
referencia al movimiento zapatista,
que “ha pasado de moda”.
Cierto es que, desde las montañas
del sureste mexicano, es sencillo
comprobar que el movimiento social
de apoyo al zapatismo puede
no ser tan fecundo como antaño.
Efectivamente, desde los primeros
encuentros intercontinentales (galácticos,
que dirían allá) hasta
nuestros días, los indígenas que
habitan la Selva Lacandona han
podido observar que, de un tiempo
a esta parte, no eran tantos los que
hasta allí acudían para conocer y
apoyar la autonomía zapatista. La
situación es grave, “se huele el olor
de la guerra”. Pero, al mismo tiempo,
también es esperanzadora.

Durante este verano pasado, una
Caravana Nacional e Internacional
de Observación y Solidaridad con las
Comunidades Zapatistas de Chiapas
volvió a estrechar los lazos. Eran 300
personas llegadas desde lugares variopintos
de México, España, Italia,
Grecia, Francia, Canadá, Uruguay o
Estados Unidos. El viaje se había gestado
en el último encuentro de la
Europa Zapatista celebrado en mayo
en Atenas.
Muchas de esas personas viajaban
a las comunidades zapatistas
por primera vez. Algunas de ellas
no participaban activamente en
ningún grupo de apoyo. Todas ellas
pudieron sentir, más allá de las informaciones
leídas, que el zapatismo
es un movimiento vivo del que
hay mucho que aprender.

Durante los 12 días que duró el viaje,
los caravanistas se repartieron en
cuatro de los cinco caracoles (campamentos
zapatistas), La Garrucha,
Morelia, Oventik y La Realidad recibieron
a sus invitados con toda su generosidad.
Con fiesta y conversación.
Con cánticos y pláticas. Con comidas
y emoción.

A los medios de comunicación quizás
ya no les interesa Marcos, ni el
zapatismo, ni la situación de los indígenas
de Chiapas. Pero a muchas
personas del mundo sí les importa lo
que allí esta pasando. Y la situación
es grave, como se pudo constatar. El
territorio chiapaneco está siendo
ofrecido por el Gobierno mexicano y
sus instituciones a la codicia de las
empresas que tienen grandes intereses
en la zona. Recursos hídricos, minerales,
ecoturismo, madera, etc.
Sólo les sobran los zapatistas, esas
personas dignas y rebeldes que han
pasado en apenas 15 años de la esclavitud
a la dignidad colectiva.

Vientos de guerra

Cualquier método les sirve en su
ofensiva: intoxicación de ríos con fertilizantes,
ataques cada vez más duros
y frecuentes contra los legítimos
habitantes de la selva con la utilización
de paramilitares (lo que recuerdan
con desgracia a otros territorios
vilipendiados) o la ocupación armada
de las tierras recuperadas con excusas
tan mentirosas como que allí
plantan marihuana. Esto último es
especialmente torticero cuando cualquiera
que tenga interés sabe que en
las comunidades en resistencia no
permiten ni el consumo ni la venta
de drogas, incluido el alcohol.

Todo ello pudo ser comprobado
en San Alejandro, en Hermenegildo
La Galeana o en Cruztón, por citar
tan sólo algunas de las comunidades
visitadas a las que llevaron las Juntas
de Buen Gobierno a los caravanistas.
Por encima de la rabia que producen
estas brutalidades, los mayores
momentos de emoción y solidaridad
se vivieron al descubrir la cotidianidad
del movimiento zapatista:
la autoestima colectiva recuperada,
la manera de organizarse
para trabajar la milpa, los esfuerzos
y avances en materias de promoción
de la salud, la educación o la
justicia… en definitiva, la organización
que han construido sin exclusiones
y que permite que miles de
indígenas se vayan empoderando.

Con esa gran lección aprendida,
las personas que participaron
en la Caravana han vuelto con ganas
de demostrar al mundo, y en
especial a Felipe Calderón y demás
“malos gobernantes” mexicanos,
que “los zapatistas no están
solos” y que ninguna agresión
contra ellos será impune.

Ante los vientos de guerra, las
personas y colectivos que apoyan
el zapatismo se están reorganizando
y reactivando. Desde los centros
sociales okupados italianos,
las cooperativas griegas o los sindicatos
ibéricos, todo tipo de personas
vuelven a juntarse en torno
al zapatismo. En Suiza se han celebran
conciertos solidarios, en el aeropuerto
de Edimburgo hubo protestas
contra la militarización de
Chiapas, en el Estado español ruedas de prensa y charlas informativas.
En Zaragoza está naciendo un nuevo
colectivo que, de momento, se llama
Caracol Zaragoza y que, con la experiencia
del Colectivo de Apoyo Zapatista,
pretende aglutinar a quienes
quieran participar, desde abajo y a la
izquierda, en esta lucha tan preciosa
que es el zapatismo.

Todas estas gentes se encontrarán
en la próxima reunión europea
que se está organizando para los
días 5, 6 y 7 de diciembre en Barcelona,
tal como se acordó en el encuentro
realizado en Atenas.
Mientras tanto, se puede encontrar
información actualizada en:
www.europazapatista.org

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