ANTIFASCISMO // IMPIDEN UN ACTO EN TOLEDO
La placa de homenaje a Carlos, hallada en el coche de un falangista

Los intentos organizativos de la ultraderecha española
chocan con las limitaciones de tener entre sus
destacados militantes a convictos por trapicheo.

29/05/08 · 0:00
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REUNIÓN. Eduardo Arias, líder de España 2000 en Madrid (primero a la izquierda), y Víctor Velázquez (segundo a la izquierda), con antecedentes por tráfico de droga.

En la descarnada lucha entre las
fragmentadas y divididas familias
de la extrema derecha española,
unos apuestan por ir extendiendo
su organización mientras otros siguen
prodigándose en intentos de
actos con eco mediático.

El 4 de abril, una reunión entre
el líder de España 2000 en Madrid,
Eduardo Arias, y un grupo de ultras
leoneses para, según la formación
xenófoba, “empezar a hacer
funcionar el partido en esta provincia”,
hacía saltar las alarmas en la
extrema derecha. Uno de los interlocutores
de Arias era el abogado
Víctor Velázquez González, que en
1996 había sido detenido en un
parque vendiendo papelinas. En el
posterior registro de su domicilio
los agentes del grupo de estupefacientes
de la comisaría de León encontraron
heroína, cocaína y una
balanza de precisión. Da la casualidad
de que Velázquez, en ese momento
secretario provincial de Falange
Española de las JONS, había
escrito poco antes dos cartas al director
a periódicos locales criticando
un homenaje a las Brigadas Internacionales
y recomendando que
el dinero gastado se utilizase en
campañas “de lucha contra la droga”.

Velázquez fue encarcelado
por un delito de tráfico de drogas.
A raíz de la polémica desatada
entre las filas ultras por esta reunión,
la formación de un núcleo
leonés del partido del empresario
José Luís Roberto Navarro se ha
visto aplazada. Sin embargo, los
otros asistentes a esa reunión tampoco
podían presumir de mucho.
Eduardo Arias Hijas es el hombre
de Roberto en Madrid. Antiguo dirigente
de la Falange Española,
Arias es desde octubre de 2000 administrador
solidario de la empresa
Levantina de Servicios Generales,
la empresa de seguridad de Roberto,
estrechamente vinculada a
la ultraderecha. También es el autor
del registro, en febrero del
2001, en el Ministerio de Trabajo,
de la Asociación Nacional de Empresarios
de Locales de Alterne
(ANELA), la patronal de la prostitución
vinculada íntimamente a los
negocios de Roberto y a la extrema
derecha (ver DIAGONAL nº47).

La placa de Carlos Palomino

Por su parte el secretario general
de FE/La Falange Manuel Andrino
Lobo fue detenido el 9 de mayo por
intento de homicidio contra un policía
local, al que supuestamente
embistió cuando le pedía detener
su vehículo. Andrino, dirigente de
una de las múltiples facciones falangistas
desde 2006, contó como
abogado con Ricardo Sáenz de
Ynestrillas, secretario nacional de
acción política del mismo grupúsculo.

Ynestrillas, vinculado al asesinato
del diputado abertzale Josu
Muguruza y condenado por disparar
en una discoteca madrileña
contra un camello que se negó a
fiarle cocaína, avisaba en su blog:
“No sabéis que estáis jugando...
¡Con fuego!”. La detención de Andrino
se producía cuando su partido
intentaba organizar un mitin en
Toledo. La denuncia y presión de
los grupos antifascistas locales hizo
que varios hoteles de la ciudad
no aceptaran ser la sede del acto.

Los falangistas optaron por concentrarse
en la calle. Su concentración
“por la libertad de expresión”,
que apenas reunía unas decenas
de personas, fue disuelta por la policía
en varias cargas policiales.
Los ultras, poco acostumbrados a
recibir porrazos, gritaban: “la ciudad
de Toledo está en mano de los
amigos de Batasuna” y “policía sí,
mercenarios no”.

Tras la detención de Andrino, en
el registro de su coche, la policía
encontró, rota, la placa de homenaje
a Carlos Palomino que había
sido arrancada pocos días antes de
la madrileña plaza de Legazpi.

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REUNIÓN. Eduardo Arias, líder de España 2000 en Madrid (primero a la izquierda), y Víctor Velázquez (segundo a la izquierda), con antecedentes por tráfico de droga.
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