EGIPTO / EN 2005 LA POLICÍA MATÓ AL MENOS A 28 INMIGRANTES SUDANESES
La masacre de refugiados en El Cairo, sin responsables

En diciembre de 2005 las calles de El Cairo fueron testigo de la muerte de 28 inmigrantes sudaneses a manos de la policía egipcia, mientras exigían ser reconocidos como refugiados frente a unas oficinas de la ONU. 15 meses después, ni se han depurado responsabilidades ni ha cambiado la situación de los inmigrantes sudaneses.

26/04/07 · 0:00
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REFUGIADOS SUDANESES. Campos como El Geneina, Mornay, Zalingei y Niertiti, en Darfur, acogen a dos millones de personas
que han huido de sus hogares acosados por la violencia. En Egipto, en la actualidad, hay cerca de cuatro millones de sudaneses./Médicos sin Fronteras

Durante los últimos tres meses de
2005, un grupo de 2.000 inmigrantes
sudaneses mantuvo un campamento
frente a las oficinas del Alto
Comisionado para los Refugiados
de la ONU (ACNUR) en El Cairo,
para exigir su reconocimiento como
refugiados políticos y poder ser
enviados posteriormente a algún
país europeo. El 30 de diciembre, la
policía acabó con la protesta de manera
expeditiva, con una rápida intervención
nocturna, pero delante
de cámaras de televisión y viandantes,
que dejó como resultado 28 personas
muertas, según fuentes gubernamentales.
Organizaciones no
gubernamentales hablaron de casi
cien muertos. 2.174 personas fueron
detenidas y, según relataron algunas
de ellas, torturadas. La masacre,
uno de los episodios más
negros en la historia reciente de Egipto,
puso frente a los ojos de la opinión
pública internacional, por primera
vez, la situación de extrema
precariedad y de falta de perspectiva
que sufren los casi cuatro millones
de sudaneses residentes en
Egipto. Tras la matanza, asociaciones
de derechos humanos denunciaron
la pasividad de ACNUR.

Desde el inicio del campamento,
la dirección del organismo de Naciones
Unidas en Egipto acusó a los
acampados de “comportarse de
manera infantil, pensando que podían
hacer lo que quisieran”, en palabras
de la portavoz de ACNUR en
El Cairo, Astrid van Genderen
Stort. Un mes después, en noviembre
de 2005, el organismo decidía
cerrar sus oficinas, alegando que
los acampados estaban presionando
para suspender su trabajo con
otros refugiados. Las presiones policiales
aumentaron sobre los
acampados, al tiempo que lo hacían
las criticas sobre ACNUR, ya
que el cierre de sus oficinas fue considerado
una invitación indirecta
para la intervención policial, en un
país donde se prohíbe la reunión de
más de cinco personas en la calle.

15 meses después de la masacre,
ni las autoridades egipcias ni los organismos
internacionales han depurado
ninguna responsabilidad.
El Ministerio del Interior egipcio ha
declarado que los culpables eran
únicamente los acampados, ya que
la policía intervino para reprimir
una concentración ilegal. Por su
parte ACNUR ha seguido achacando
a los propios migrantes un comportamiento
irresponsable.

Un informe de la ONU de 2004
indicaba que hay 89.000 refugiados
reconocidos por ACNUR en Egipto.
Si bien el Comité de Refugiados de
EE UU cifraba en unos cuatro millones
los sudaneses que han llegado
a Egipto huyendo de conflictos
en su país, a lo que hay que unir refugiados
de otras 36 nacionalidades.
Aunque a comienzos de 2005
se firmaba la paz que ponía fin a
dos años de guerra en el sur del país,
el número de refugiados sudaneses
no para de aumentar, especialmente
procedentes de la región de
Darfur. Gracias a un acuerdo firmado
en 2004 entre las autoridades
de ambos países, los ciudadanos
sudaneses pueden entrar y circular
libremente por Egipto.

Pero en el país norteafricano hay
además refugiados de numerosas
nacionalidades. Un informe del Comité
de Refugiados de EE UU estimaba
que eran unos 50.000 los palestinos
con estatus de refugiados


Buscando
alternativas

Pese a la dureza de sus condiciones
de vida, en los últimos
años los propios refugiados
han puesto en pie varias
iniciativas para mejorar su
situación en el país norteafricano.
A finales de 2005,
nació la Asociación de Refugiados
Sudaneses Unidos
(USSRA), un colectivo de
migrantes sudaneses que
tiene por objeto “ofrecer a los
refugiados la oportunidad de
recibir una educación que en
Egipto resulta casi imposible
para ellos”, afirma Yoko Buri,
el coordinados de la escuela.
En un pequeño local situado
en una populosa barriada de
El Cairo, un reducido grupo
de personas de diversas
nacionalidades imparten diariamente
clases para niños y
adultos refugiados.
en Egipto, la mayor parte de los
cuales llegaron tras su expulsión de
los territorios ocupados en 1948. Si
bien en un principio contaron con
plenos derechos, debido a su condición
de refugiados, desde 1980
son tratados como cualquier extranjero.
Asimismo, la Universidad
Americana en El Cairo calcula que
el número de iraquíes llegados desde
el comienzo de la invasión en
2003 se sitúa entre 120.000 y
150.000 personas, de las cuales
apenas 4.700 son reconocidas como
refugiados por ACNUR. La mayor
parte de ellas se encuentran en
situación de ilegalidad.

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