ALEMANIA: RONALD FRITSCH, EX MIEMBRO DEL MOVIMIENTO 2 DE JUNIO
“La lucha social siempre ha de estar en primera línea”

El Movimiento 2 de Junio fue un grupo atípico, fuertemente vinculado a la escena ‘contracultural’ berlinesa, que no pretendía erigirse como
vanguardia de las distintas tendencias políticas de izquierda radical, “sino ser como una más, pero con una práctica armada”. El grupo logró
gran atención con acciones espectaculares como el reparto de bombones durante sus atracos.

07/06/07 · 11:05
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RONALD FRITSCH. A la izquierda, junto a un miembro del grupo,
durante el juicio por el ‘caso Peter Lorenz’.

La acción más importante del grupo,
y punto de inflexión, fue el secuestro
del líder del partido conservador
CDU, Peter Lorenz en 1975. Con este
secuestro que removió los cimientos
de la sociedad alemana, el Movimiento
2 de Junio consiguió la liberación
de cinco miembros de la RAF
a cambio de la del político. Poco después
los líderes del grupo fueron
arrestados. Durante los posteriores
registros tuvo lugar un tiroteo con la
policía en Colonia en mayo de 1975.

Werner Sauber, miembro del grupo,
y un policía resultaron muertos. A
partir de entonces sólo se supo del
Movimiento 2 de Junio a través de
las declaraciones en los juicios y de
los textos escritos en la cárcel. En junio
de 1980, el grupo se disolvió y
una parte de sus miembros se integró
en la RAF. Ese mismo mes, tres
miembros del Movimiento encarcelados
en la berlinesa prisión de
Moabit, Ralf Reinders, Klaus Viehmann,
y el propio, Ronald Fritsch, hicieron
público un texto expresando
su desacuerdo con esta decisión.

DIAGONAL: ¿Cuál fue el contexto
político y social del que nació el
Movimiento 2 de Junio?

RONALD FRITSCH: A finales de
los ‘60 y comienzos de los ‘70 el movimiento
anticapitalista tenía muchas
facetas. Por un lado, había
cambios culturales que se daban justamente
en la juventud. Fue una explosión,
también en las formas de
vida. Hubo muchos intentos de autogestión:
centros juveniles, grupos
en las empresas, grupos barriales,
jardines de infancia...
Esta escena se radicalizó políticamente,
chocó con los límites que
marca el Estado y fue duramente reprimida.

Surgió entonces la necesidad
de defenderse de la represión.
Se produjo toda una serie de reflexiones
y debates sobre cómo el movimiento
anticapitalista debía responder.
Se crearon infinidad de grupos
que también libraron una resistencia
militante y que enfrentaban
estas limitaciones de una manera cada
vez más ofensiva. En 1972, varios
de estos grupos se agruparon para
organizarse mejor.

D.: Dices que la escena anticapitalista
se radicalizó. ¿Hubo algunos
momentos concretos o hechos que
lo provocaron?

R.F.: La radicalización fue primero
en la línea política, en el rechazo del
capitalismo y del imperialismo.
Vietnam fue un tema importante.
También fue relevante la denuncia
de la pervivencia en el poder de antiguos
dirigentes nazis que son los
que construyeron las estructuras
de la República Federal. Otro momento
importante fue el atentado
contra Rudi Dutschke (líder del
movimiento estudiantil, que recibió
un disparo por un obrero derechista),
pero yo no basaría el proceso
de radicalización en acontecimientos
puntuales.

Lo describiría más bien como un
proceso cotidiano, que se va enfrentando
a unas limitaciones que impiden
su desarrollo. Éste fue el caso
de la gente que se unió a los grupos
autogestionados dentro de las empresas.
Eran estudiantes o trabajadores
y les era difícil intervenir y
transformar el contexto. Rápidamente
volvías a estar fuera.

D.: ¿Qué diferencias existían con respecto
a otros grupos de la extrema
izquierda en Alemania? ¿Cuáles fueron
las discusiones y las posiciones
dentro del Movimiento 2 de Junio?

R.F.: Esto es muy complejo. Hay que
saber que la ‘nueva izquierda’ que se
creó en la RFA después del fascismo,
no tenía una historia. No había izquierda
que pudiera transmitir algo.
Los viejos comunistas o izquierdistas
fueron asesinados bajo el III Reich o
emigraron. Después de la guerra,
muchos comunistas se marcharon a
la República Democrática y otros se
alejaron de la militancia. Apenas había
gente que pudiera transmitir posiciones
de izquierda.

Todo tuvo que ser aprendido de
nuevo. Desde los clásicos anarquistas
hasta Lenin, se leía todo. Principalmente
lo primero que se hacía
era cuestionar todo lo que definía la
sociedad burguesa. Se puede decir
que a principios de los ‘70 existía toda
la franja de posiciones que podían
desarrollar los izquierdistas. Sin
embargo, las diferencias teóricas entre
los grupos eran relativamente insignificantes
cuando se desalojaban
centros juveniles o se abordaba la
oposición a la guerra de Vietnam.
Entonces -principios de los ‘70- las
diferencias tenían una importancia
menor. Se peleaban unos cuantos
teóricos, pero en la base no tenía importancia
quién estaba en qué organización.

Más tarde, esto se volvió
más significante cuando los puntos
de divergencia se agrandaban sobre
todo en lo que a cuestiones prácticas
se refiere y cuando las discusiones
ideológicas y el dogmatismo
destrozaron la base común.
A diferencia de la RAF, el Movimiento
2 de Junio se entendía como
brazo armado del movimiento, quería
hacer agitación como parte del
mismo. La RAF se consideraba una
fuerza motriz que pretendía el liderazgo
en la lucha revolucionaria. De
ello nacieron diversas formas políticas
y prácticas que ya no eran compatibles
unas con otras, aunque hubo
algunos encuentros. Al principio
algunos militantes del 2 de Junio estuvieron
en la RAF, pero luego se
marcharon. El estilo autoritario de liderazgo
y el distanciamiento de los
movimientos de base se contradecía
con nuestros principios. El Movimiento
2 de Junio se creó en relación
a los movimientos de base para desarrollar
una política armada.

D.: Vuestras propuestas respecto a la
cárcel también se diferenciaban...

R.F.: A partir de 1977 los presos de la
RAF pedían ser tratados como prisioneros de guerra de acuerdo con
la convención de Ginebra. Como exigencia
principal plantearon el reagrupamiento
de todos los presos políticos.
Nosotros por el contrario veíamos
la cárcel como otro espacio de
vida en el que nos encontramos involuntariamente.
No distinguíamos
entre presos ‘sociales’ y ‘políticos’.

Decíamos que la lucha seguía en el
interior de las prisiones, unidos a los
otros presos. Queríamos desarrollar
algo junto a ellos. Tal como lo veníamos
haciendo fuera, en el barrio, en
la empresa, en los centros juveniles.

D.: ¿La estrategia de atracar bancos
fue habitual?

R.F.: No sé cuantos fueron, tendría
que mirar en el pliego de acusación,
creo que fueron diez atracos. Con ese
dinero básicamente hemos financiado
actividades y estructuras ilegales.
Pero también se apoyaron varios
proyectos legales.

D.: ¿Qué conclusiones se pueden sacar
hoy de la experiencia de los distintos
grupos armados y de la extrema
izquierda en su conjunto entre
los ‘70 y la caída del Muro?

R.F.: Una izquierda armada sólo puede
existir con un trasfondo de una izquierda
fuerte. La RAF finalmente se
despidió de esto cuando su punto de
anclaje ya no fue la población o la resistencia.
Remitirse a los pueblos del
Tercer Mundo hacía más fácil el
prescindir del respeto político y de la
agitación aquí. Para nosotros era un
error. La relación con las bases y el
desarrollo de la política revolucionaria
aquí era una parte imprescindible
de nuestro concepto. Una tropa ilegal
necesita mucho apoyo. Cualquier
ilegal necesita gente que sea legal,
que consiga viviendas, que consiga
coches, que consiga papeles o que
ceda los suyos. Cuando no hay izquierda
que sostenga esto políticamente
tampoco hay gente que lo sostenga
en la práctica. Entonces tampoco
hay estructuras capaces de actuar.
Como una gran parte de los activistas
fueron detenidos a mediados
de los ‘70 y otra buena parte de los
que se encontraba en la calle se acercó
cada vez más a las posiciones de
la RAF, perdimos mucho apoyo.

D.: Diferentes voces sostienen que la
consecuencia de los años de lucha
armada también ha sido el aumento
de l potencial militar del Estado, que
ahora puede desplegar una represión
mayor contra las protestas.

R.F.: Yo lo veo de otra manera.
Cuando se aprobaron las leyes más
duras aún no se había producido ni
un disparo. Cuando se aprobaron las
leyes de emergencia, no se había lanzado
ni una sola piedra. Cuando observamos
los endurecimientos legislativos
que se han dado en los últimos
15 años, sobre todo en lo que se
refiere a la seguridad interna, nada
ha pasado que justifique esto. Naturalmente,
los errores políticos, como
por ejemplo el secuestro del Landshut
(avión de Lufthansa) en Mogadiscio,
llevaron a un clima en el que
la gente que tú quieres atraer hacia
la causa, ve comprensible las medidas
represivas del Estado, porque estas
mismas personas se sienten amenazadas.

Hubo cantidad de errores
políticos que han fomentado esto,
pero con seguridad estos errores no
fueron la causa.
Hoy, los derechos sociales han sido
vaciados de contenido. La gente
está siendo explotada de una manera
más voraz que hace 30 años. Las
organizaciones obreras han sido integradas
en el sistema de tal forma
que ya no pueden oponerse a esto y
les lleva a traicionar los intereses de
quienes aparentemente representan.
Hoy por hoy hay, como mucho, combates
parciales en retirada.

D.: El debate sobre el indulto a Christian
Klar ha demostrado que aún sigue
la lógica de la confrontación.

R.F.: No me extraña nada que el Estado
no libere a las personas que
quieren cambiar la sociedad y que
aún se aferran a ello. Por ejemplo,
uno de los acusados y juzgados por
los miles de crímenes cometidos en
el campo de exterminio de Auschwitz
fue condenado a seis minutos
de cárcel por cada asesinato, y
éstos ni los cumplió. No se trata de
lo que ha hecho uno, sino del porqué
le encarcelan.

D.: Renato Curcio, uno de los fundadores
de las Brigadas Rojas en Italia,
dijo que parte de su generación no
encontró otra salida a la situación asfixiante
que la lucha armada y la heroína.
Algunos se decidieron por lo
primero, pero él reconoce que ahora
es posible construir una lucha social
de la izquierda sin volver a recurrir a
las armas. ¿Significa que está superada
la lucha armada en Europa?

R.F.: Cuando el recurso a la lucha armada
se encuentra en contradicción
con la lucha social, entonces el error
político ya está en el fundamento.
Siempre ha de encontrarse en primera
línea la lucha social, el desarrollo
de una estrategia política hacia la
liberación, la organización de los explotados.
Bajo ciertas circunstancias,
la lucha armada puede ser una necesidad,
pero ha de estar subordinada
a sus propias bases. Si realmente hay
gente que entendió la lucha armada
como alternativa a la lucha social,
entonces la derrota era predecible
desde el comienzo.

'Bewegung
2. Juni'

_ Llamado así por la fecha en la
que el estudiante Benno Ohnesorg
murió tras las cargas de la
policía contra una manifestación,
el Movimiento 2 de Junio,
surgió en la escena anti autoritaria
de Berlín Oeste en 1971.
Su concepto de guerrilla urbana
se inspiraba en algunos de
los grupos de América Latina,
como los Tupamaros uruguayos,
y combinaba acciones
clandestinas con una vida normal
y aparentemente legal,
rechazando la profesionalización
de la lucha armada y el
tutelaje a las luchas sociales.

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