MAURITANIA // EXTERNALIZACIÓN DE FRONTERAS
El Gobierno recurre a las repatriaciones

Para frenar la llegada de inmigrantes desde Mauritania, el Gobierno español echa mano de las mismas políticas utilizadas antes en la frontera marroquí.

29/04/06 · 13:37
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Tras los incidentes en las vallas de
Ceuta y Melilla este verano, la posterior
cumbre intergubernamental
hispano-marroquí y las importantes
ayudas económicas de Europa
para el control de los flujos migratorios,
Marruecos se ha convertido
en un obstáculo difícil de transitar
para los inmigrantes venidos del
sur. La prueba es que la Cruz Roja
y la Media Luna Roja denuncian
que las autoridades marroquíes
continúan abandonando en el desierto
a inmigrantes subsaharianos.
Así, el 20 de marzo 80 subsaharianos
fueron adejados sin agua ni alimentos
al otro lado del muro minado
de la frontera sur del Sáhara
Occidental con Mauritania.

El incremento del control marroquí
ha provocado el desvío y alejamiento
de los movimientos migratorios
a Mauritania. Y un aumento
de los riesgos del viaje. Una nota
de la Guardia Civil difundida por
distintos medios cifraba entre
1.200 y 1.700 los inmigrantes fallecidos
desde finales de diciembre
en aguas del Atlántico.

Pese a ello, desde febrero han llegado
a Canarias 2.600 inmigrantes,
entre ellos 300 menores, procedentes
de Mauritania. Para frenar este
flujo, el Gobierno español ha apostado
por las expulsiones y el control.
No sólo ha reactivado el acuerdo
hispano-mauritano de repatriación
firmado en julio de 2003, sino que lo
ha ampiado a las repatriaciones de
inmigrantes de otras nacionalidades
que han salido de ese territorio.
Por su parte, las autoridades mauritanas
afirman que el país necesita
ayuda porque el flujo de candidatos
a la inmigración desborda su capacidad
de respuesta. Miles de kilómetros
sin vigilancia, en un país
semidesértico de un millón de kilómetros
cuadrados y de apenas tres
millones de habitantes.
Tras el “viaje de urgencia” realizado
por los secretarios de Estado de
Asuntos Exteriores y de Interior a
Mauritania, la vicepresidenta del
Gobierno, María Teresa Fernández
de la Vega, ha destacado que los
compromisos específicos alcanzados
con el Gobierno mauritano giran
en torno a cinco ejes: Mauritania
abrirá centros de acogida para
inmigrantes; la financiación y la
gestión de estos centros es codependiente
del Gobierno español;
éste dotará a Mauritania de medios
militares para la vigilancia de sus
aguas y fronteras; ambos gobiernos
controlarán las fronteras mediante
patrullas conjuntas, y se
crea un comité hispano-mauritano
sobre flujos migratorios.

Implicar a la UE

El Gobierno español ya ha donado
a las autoridades de Mauritania
cuatro patrulleras y varios vehículos
para el control de fronteras.
También ha puesto en marcha mecanismos
de formación para las
fuerzas de seguridad locales y patrullas
conjuntas. Así militares españoles
junto a una delegación de
expertos de la Guardia Civil se han
trasladado a Mauritania, a costa
de los fondos cooperación internacional,
para poner en marcha los
distintos proyectos y medidas
adoptadas por el Gobierno español,
entre las que se encuentra la
cesión de más patrulleras y la
construcción de un gran centro de
retención de inmigrantes.

Además, oficiales españoles serán
destacados a Senegal y Cabo
Verde. Y está previsto invitar a representantes
policiales de estados
de la UE y africanos, así como de
los organismos internacionales
Frontex, Europol y la Comisión
Europea; o cursos de formación para
oficiales africanos y de servicio
marítimo. También está prevista la
creación inmediata de los Centros
Regionales de Vigilancia Marítima,
además de programas de intercambio
de información entre estados.

Si en la cumbre de jefes de Estado
de la UE de junio de 2002 Aznar
no consiguió un acuerdo comunitario
para supeditar la cooperación y
la inversión europea en los países
del sur al control de flujo migratorios,
ahora el Gobierno del PSOE
parece haberlo conseguido. La cooperación
europea está siendo supeditada
a los acuerdos de repatriación
bilaterales y a la aceptación de
políticas de control.

Mauritania ha ocupado el lugar
de Marruecos en la demanda de
ayuda. Con una diferencia: este
país no sufre la huida de sus propios
habitantes. Las políticas de
Mauritania y de la UE han arruinado
la pesca artesanal que realizaban
los cayucos o piraguas (embarcaciones
de entre 10 y 12 metros
de eslora) en el banco pesquero
africano, potenciando la pesca industrial
que responde a intereses
de grandes grupos internacionales
y gigantescos buques de pesca.
Más de 3.000 barcas están hacinadas
desde hace un año en el puerto
de Nuadhibu. “Hemos abierto esta
ruta de nuevo y hemos de hacer las
cosas rápido porque sabemos que
Europa, España, vendrán a dar de
nuevo dinero para cerrar el paso.
También sabemos que el Gobierno
de Mauritania estará encantado
con estas ayudas lo mismo que lo
está el Gobierno marroquí”, afirma
un migrante en unas declaraciones
recogidas por Helena Maleno, de
SOS Racismo. Y prosigue “luego
dicen que las mafias ganan, pero
vamos, ni mucho menos como los
gobiernos corruptos y las organizaciones
que piden humanidad para
los pobrecitos negros”.

Cada día, decenas de clandestinos,
en su mayoría venidos de Mali
y Senegal, son detenidos por la policía
y la gendarmería mauritana.
Según el padre Jerôme Otitoyomi
Dukiya, un sacerdote nigeriano, “si
cierran Nouadhibou, será el turno
de Senegal o de las islas de Cabo
Verde de atraer los clandestinos.
Las distancias se alargarán, y un
mayor número de candidatos a la
emigración fallecerá en el mar”.

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