Solidarizarse con las personas atrapadas en el sistema penitenciario durante unas fechas relacionadas con el disfrute se está convirtiendo en una tradición. Aunque pequeños, los actos contra las cárceles se multiplican.
Las manifestaciones durante las fiestas
navideñas para mostrar la solidaridad
con los presos y denunciar el
sistema penitenciario se multiplican.
El País Vasco ha sido de nuevo el
escenario de las protestas más multitudinarias,
centradas sobre todo en
denunciar la situación de los 700 presos
políticos vascos. La muerte, el 25
de diciembre tras un accidente de
coche, de Natividad Junko cuando
iba a visitar a su yerno en la cárcel de
Teruel ha marcado las movilizaciones
que cada viernes convoca en numerosas
localidades vascas Etxerat,
la organización que agrupa a familiares
y amigos de los presos políticos
vascos. Es el decimoséptimo fallecimiento
ocurrido en los largos
desplazamientos a los que, desde
1982 y debido a la dispersión de los
presos en cárceles lejanas, se ven
obligados los familiares para visitarles.
El 28 de diciembre unas 10.000
personas participaron en manifestaciones
y actos en numerosas localidades
vascas para exigir el reagrupamiento
de los presos en Euskal Herria.
Asimismo, entre las numerosas
movilizaciones de esos días –encarteladas,
ayunos, concentraciones,
encierros– el movimiento proamnistía
organizó marchas a las cárceles
de Basauri (Bilbao), Martutene (Donostia)
e Iruña Langraitz (Gazteiz) en
días previos al fin de año.
Por otro lado, y por sexto año consecutivo,
a iniciativa del colectivo catalán
de apoyo a los presos políticos
Rescat, el fin de semana anterior a
las Navidades una veintena de municipios
catalanes y del País Valencià
fueron escenario de marchas con antorchas.
La más numerosa –unas 150
personas– se desarrolló en Barcelona.
Bajo el lema “Por Navidades los
queremos en casa” los actos de solidaridad
con los cinco presos catalanes
encarcelados por su vinculación
con la lucha independentista vasca
se centraron en reivindicar la amnistía
para los presos políticos.
También en Barcelona, pero el 31
de diciembre, se celebraron por undécimo
año consecutivo varias marchas
contra las cárceles bajo el lema
común “Menos prisiones, más justicia
social, amnistía total”. Por la mañana,
ante la cárcel de mujeres de
Wad Ras (barrio de Poble Nou), unas
150 personas se concentraron y luego
realizaron un posterior recorrido
alrededor de la cárcel. Las encarceladas,
asomadas a las rejas de las ventanas,
agradecieron a gritos la solidaridad.
Por la tarde la concentración
–unas 50 personas– se repitió
ante la cárcel de jóvenes de La Trinitat.
Ya de noche, unas 500 personas
con antorchas y cohetes se manifestaron
ante la cárcel de hombres de La
Modelo (L’Eixample). Este año, la jornada
de movilizaciones, fruto del trabajo
de una asamblea de colectivos y
grupos sensibles a la problemática
carcelaria que se reúne unos meses
antes para prepararla, puso el acento
en la denuncia del aumento del número
de cárceles –de 77 a 121– previsto
para 2012.
Resultado también del trabajo de
una asamblea de colectivos y centros
sociales en Madrid, las jornadas
“Despide el año apoyando a lxs presxs”
se iniciaron el 24 de diciembre
con una marcha –cerca de un centenar
de asistentes– a la cárcel de Navalcarnero
(Móstoles). En días sucesivos
hubo diversos actos y la presentación
del periódico sobre la realidad
carcelaria, Punto de Fuga. Como
colofón, en la tarde del 31 de
diciembre, unas 250 personas se manifestaron
tras una pancarta con el
lema “Su justicia no es justicia. Abajo
los muros de las prisiones” por el barrio
de Carabanchel hasta el antiguo
centro penitenciario del mismo nombre,
en el que hay un reformatorio de
menores y un centro de internamiento
para extranjeros. Durante estos
días hubo una especial mención al
tercer aniversario de la muerte del
emblemático preso Xose Tarrío.
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