- MARCHA, el 31 de diciembre, de un centenar de personas ante el antiguo centro
penitenciario de Carabanchel, que ahora alberga un CIE y un reformatorio de menores./Colectivo La Plataforma /la-plataforma.net
En estas fechas “que todo el mundo
- MARCHA, el 31 de diciembre, de un centenar de personas ante el antiguo centro
penitenciario de Carabanchel, que ahora alberga un CIE y un reformatorio de menores./Colectivo La Plataforma /la-plataforma.net
En estas fechas “que todo el mundo
pasa en familia o con los amigos pensamos
que es importante llevar la solidaridad
directamente a aquellas
personas más machacadas de toda la
sociedad”. Las palabras de Gonzalo,
uno de los organizadores de la marcha
a la madrileña cárcel de Carabanchel,
bien pueden reflejar el espíritu
de otras movilizaciones realizadas
en diversas ciudades del Estado.
En Barcelona, el 31 de diciembre
se celebró por décimo año consecutivo
la “Marxa contra les Presons”, jornada
dedicada a las personas presas.
Por la mañana, ante la cárcel de mujeres
de Wad Ras (barrio de Poble
Nou), medio centenar de personas
llevó a cabo una concentración y un
posterior recorrido alrededor de la
cárcel. Las presas, asomadas a las rejas
de las ventanas, agradecieron a
gritos la solidaridad. Por la tarde, la
concentración se repitió ante el Centro
de Internamiento para Inmigrantes
(CIE) de la Zona Franca. Ya de
noche, 200 personas con antorchas
rodearon la cárcel de hombres de la
Modelo (L’Eixample). Gemma, de la
Asamblea contra las Cárceles y en
Solidaridad con las Personas Presas
de Barcelona, que reconoce que “en
la mayoría de las movilizaciones relacionadas
con el tema de presos no
suele haber mucha gente”, destaca
que es “importante mantener la referencia
de este día de solidaridad, que
sí reúne un poco más de gente”.
Pero es en Euskal Herria donde las
movilizaciones han sido más masivas.
Respondiendo a la convocatoria
de Askatasuna, organización antirrepresiva
vasca, en la mañana del 30
de diciembre, cientos de personas
participaron en las marchas a las cárceles
de Iruñea -manifestación por la
ciudad hasta la prisión-, Basauri-
122 coches formaron una caravana
que rodeó los muros de la cárcel-,
Langraitz (Gasteiz) -primero caravana
de coches desde la ciudad y posterior
marcha por los montes que rodean
el centro-, y Martutene (Donostia)-
marcha hasta las inmediaciones
de la cárcel. Además de llevar
la solidaridad a los presos políticos
vascos, las protestas se centraron en
la reivindicación de la amnistía.
En Madrid, en la mañana del 31 de
diciembre, más de un centenar de
personas se manifestó tras el lema
“Ni cárceles, ni CIE ni centros de menores,
abajo los muros de las prisiones.
Los terrenos de la cárcel para
usos sociales y no represivos” hasta
el antiguo centro penitenciario de
Carabanchel. Ante las puertas del actual
CIE y del centro de reforma para
menores recientemente construidos,
lanzaron cohetes y corearon consignas
como “los ricos nunca entran, los
pobres nunca salen”. Para Gonzalo,
de uno de los seis colectivos organizadores
de la protesta, “se recupera
un espacio de lucha que a finales de
los ‘90 fue potente y que en los últimos
años se había perdido. Esperamos
que sea un primer paso”.
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