INMIGRACIÓN / EL PLAN ÁFRICA NO CUAJA
Los ‘deportaviajes’ de Moratinos

El despliegue diplomático español en África, apoyado
en un generoso uso de la chequera, no está, por ahora,
logrando uno de los resultados más deseados: la repatriación
de subsaharianos indocumentados.

23/11/06 · 0:00
Edición impresa
JPG - 27.5 KB
 
PLAN ÁFRICA. El Gobierno pretende firmar pactos sobre inmigración con países africanos./Edu León

África es una prioridad en la política
de inmigración del Gobierno de Zapatero,
sobre todo desde este verano.
Excluyendo a Marruecos, dicho continente
no es relevante por el número
de inmigrantes que llegan -son
muchos más los de América Latina y
Europa del Este-, sino por las condiciones
en las que llegan. Por el drama
humanitario y el impacto en la
opinión pública española de las llegadas
de cayucos televisadas. “La
sensación de inacción que se podía
trasladar a la gente ha forzado el endurecimiento
del mensaje”, afirmaba
recientemente un miembro de la dirección
del PSOE.

Por ello, desde mayo está en marcha
el Plan África 2006-2008. En este
contexto, del 31 de mayo al 2 de noviembre,
el secretario de Estado de
Exteriores, Bernardino León, ha visitado
dicho continente tres veces; los
ministros de Exteriores y de Justicia,
dos veces cada uno; y Zapatero se ha
reunido con el primer ministro de
Guinea-Bissau y con el jefe de la junta
militar que dirige Mauritania. Y las
ayudas al desarrollo han pasado de
ser casi inexistentes a los 100 millones
de euros anuales. Los objetivos
inmediatos: lograr repatriaciones y la
firma de acuerdos de segunda generación
o nivel.

Pero las expulsiones de indocumentados
no van al ritmo deseado, y
son inconstantes, sometidas a la voluntad
de los dirigentes africanos, lo
que se solventaría con la firma de
acuerdos. Ahora bien, sólo dos países
Gambia y Guinea-Conakry, cuya
relevancia en el tema migratorio es
residual, han firmado, el 9 de octubre,
los acuerdos de segundo nivel.
Firma acompañada de la concesión
por el Gobierno español de ayudas
por cinco millones de euros a cada
uno, y de la condonación de deudas
por valor de ocho millones de euros
para Guinea-Conakry. Hay ya numerosos
acuerdos puntuales y específicos,
con años de antigüedad, llamados
de primer nivel, pero el Gobierno
español busca acuerdos globales o
de segundo nivel, que liguen en un
solo documento escrito cooperación
al desarrollo, intercambios comerciales
y pactos sobre inmigración-
sobre todo los compromisos de repatriación-.
El Gobierno pretende
firmar, desde hace meses, acuerdos
de este tipo con otros ocho países
(Senegal, Malí, Níger, Nigeria,
Guinea-Bissau, Mauritania, Ghana y
Cabo Verde), pero por ahora no lo
está logrando, ya que los gobernantes
africanos se resisten.

Según declaraciones en la prensa
de un funcionario africano, “los europeos
nos habéis saqueado durante
siglos. Y ahora que por primera vez
estamos recibiendo remesas de nuestros
inmigrantes, pretendéis que les
repatriemos. Tendréis que pagar por
ello”. Además, las repatriaciones generan
fuertes tensiones sociales y políticas.
Pese a haberse comprometido
a ello para el 10 de octubre, el Gobierno
senegalés se resiste a la firma de
un acuerdo de segundo nivel hasta
que pasen las elecciones del mes que
viene, por el fuerte rechazo que tales
medidas levantan en la población. Y
por eso los guiños a Senegal desde el
Gobierno de Zapatero: concesión de
35 millones de euros en ayuda al desarrollo
y cooperación, anuncio de un
cupo, reservado sobre todo para los
repatriados, de 4.000 senegaleses para
trabajar legalmente. El total de senegaleses
repatriados durante el año
2006 es de 4.870, en base a un compromiso,
que no acuerdo, de repatriación
que el Gobierno senegalés
ya ha suspendido una vez.

Según explica una experta en migraciones
y desarrollo, “las personas
expulsadas están cabreadas con sus
gobiernos de origen, porque firman
esos acuerdos de retorno después de
que las personas hayan hecho la inversión
en el viaje. En el imaginario
social africano, los expulsados son
mirados como que han fracasado.
Había detrás de ellos todo un entramado
de redes, su entorno y grupo
familiar, que han apostado por esa
persona”.

La misma fuente afirma que “a
golpe de talonario vinculado a un
acuerdo de readmisión, se están desviando
las actuaciones a una política
humanitarista, de parcheo, pero que
no incide directamente en las causas
de la pobreza. Si quiere establecer
realmente mecanismos coherentes
con su discurso (lucha contra la
pobreza, dentro de los Objetivos del
Milenio), el Gobierno tendría que incidir
más en generar condiciones
para la gente que está retornando”.
Además, esta experta considera que
“va en el interés de la Vicepresidencia
y de Exteriores pulir estos
acuerdos e intentar generar en origen
condiciones de vida digna;
plantear algo distinto que deportar
a la gente dándoles 150 euros, que
es lo que hacen ahora”. Y concluye:
“El problema real es la necesidad
de revisar lo que estamos haciendo
con África, que todos somos
responsables de la situación que
sufre. Éstos son parches hasta que
no cambien las políticas que sustentan
la UE: su política económica
genera la desigualdad”.

Para Cándida Leal, de la Federación
de Comités de Solidaridad
con África Negra, es un mercadeo:
“Ante este primer paso dado por el
Gobierno, aunque obligado por las
circunstancias, vamos a intentar
que se lo trabajen más. Que la ayuda
no sea a fondo perdido, que haya
un control de su uso para que realmente
sea una ayuda de cooperación
y desarrollo. Los plazos y duración
y, con ello, la capacidad real de
incidir de los acuerdos, como mucho
son de tres a cinco años. Intentaremos
que se formalice un compromiso
de continuidad”.

Tags relacionados: deportaciones
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto