Siete agentes de la Policía Nacional de este distrito madrileño han sido imputados
por golpear a dos jóvenes el año pasado. Recientemente otros dos vecinos han denunciado
públicamente golpes y vejaciones en las mismas dependencias policiales.
- POLICÍA NACIONAL EN MADRID. Acumulan multitud de denuncias por torturas. / Edu León
En la comisaría de la Policía Nacional
del distrito de Hortaleza, en el
noreste de Madrid, hay un cuarto de
torturas, una sala sin videovigilancia
donde los detenidos son golpeados.
Es lo que se deduce de los testimonios
de Germán Peña, Eduardo Gómez,
Hugo López y Óscar Díaz, que
denunciaron públicamente en los
micrófonos de Radio Enlace, radio
comunitaria del barrio, haber sido
maltratados física y psicológicamente
por agentes del Cuerpo Nacional
de Policía. Estos casos, que coinciden
en numerosos detalles y que han
sido denunciados judicialmente, se
produjeron tras una detención violenta
y arbitraria.
Germán y Eduardo fueron detenidos
la noche del 27 de enero de 2007
cuando dos agentes sorprendieron a
este último orinando en la calle. “Nos
llevaron al coche esposados y cogidos
por los testículos a pesar de que
no opusimos resistencia. La gente
que estaba por allí también fue amenazada
por la policía, una amiga intentó
hacer fotos con el móvil y un
agente le obligó a guardarlo porque
de lo contrario le aseguró que se lo
estamparía”. Así recuerda Germán
los momentos previos al traslado a
comisaría acusados de agresión y resistencia
a la autoridad. Allí serían
golpeados en una sala que define como
“el Guantánamo de Hortaleza,
donde no hay cámaras y te zurran
todos. Después de que nos pegasen,
cuando abrimos los ojos vimos que
la sala estaba llena de sangre. Un policía
avisó que llegaba el Samur y
otro se puso a fregar. La sala la tienen
completamente alicatada para
limpiarla cuanto antes y no dejar rastro”.
Los dos jóvenes permanecieron
retenidos e incomunicados durante
varias horas. Ambos presentaban diversas
lesiones. Germán necesitó
asistencia médica urgente al sufrir fisura
de tibia y daños en los ligamentos
cruzados de la rodilla.
Ante la repercusión de este caso
de torturas, el pasado 27 de febrero,
el comisario jefe de Hortaleza dio a
conocer en la Junta de Distrito la versión
policial de los hechos. Aseguró
que durante la detención de ambos
jóvenes en comisaría se “cumplió rigurosamente
la normativa establecida”.
Sin embargo, el juez que investiga
el caso ha considerado veraces los
testimonios de los agredidos y solicitó
el testimonio en el juzgado de
siete policías a los que imputó un
delito de torturas.
Pese a ello los métodos de los
agentes de esa comisaría no parecen
haber variado. En las últimas semanas
se han producido dos nuevos casos
de maltratos. Óscar Díaz, que paradójicamente
es policía municipal,
ha denunciado que en la noche del
24 de abril, tras exigirle la documentación,
fue agredido por dos agentes
de la Policía Nacional vestidos de
paisano cuando regresaba de cenar
con unos amigos. Luego fue trasladado
a comisaría donde permaneció
detenido varias horas y fue nuevamente
golpeado. “Moralmente te
destruyen, te anulan como persona,
es lo más duro aparte de la agresión.
Te traumatiza de tal manera que dejas
de ser una persona libre para sentirte
constantemente acorralado”,
declaró Óscar, que está en tratamiento
psiquiátrico. Ha sido denunciado
por resistencia a la autoridad.
Unas semanas después, el 1 de junio,
Hugo López regresaba conduciendo
a su domicilio, muy próximo
a la comisaría de Hortaleza, cuando
atravesó un paso de cebra sin percatarse
de la presencia de dos individuos
dispuestos a cruzar que se lo
reprocharon. Hugo contestó con vehemencia.
Eran dos policías ‘secretas’
que, ofendidos, le persiguieron y
le sacaron violentamente del vehículo.
“Como te vuelvas a pasar un paso
de cebra te vamos a pegar dos tiros”,
espetó uno de los agentes antes de
trasladarle a la comisaría. Hugo también
sufrió golpes y amenazas en la
sala alicatada, y tras pasar algunas
horas en el calabozo quedó en libertad
con contusiones, cervicalgia y
una denuncia por conducción temeraria.
Por si fuera poco no ha recuperado
unas gafas valoradas en más de
100 euros que desaparecieron de su
vehículo tras el registro policial.
Desalojo de parque a golpes
Sin embargo en Hortaleza, no sólo
policías nacionales recurren a la violencia
indiscriminada. Según denuncian
los vecinos, el 9 de junio de 2007
decenas de agentes de la policía municipal
adelantaron el fin de las fiestas
de Hortaleza desalojando a la
fuerza a los cientos de vecinos que
se encontraban en el parque Pinar
del Rey, provocando además varios
heridos. La policía había acudido para
resolver una pequeña reyerta en el
auditorio del distrito, pero acabó vaciando
el concurrido parque en apenas
unos minutos. Antonio Perales,
máximo responsable de la policía
municipal de Hortaleza, justificó la
desproporcionada intervención afirmando
que en la reyerta “había 5.000
personas organizadas y armadas con
puños americanos, bates de béisbol,
katanas, navajas y estiletes”. Añadió
que la policía “no llegó a cargar, sino
que contuvo la agresión”, y que si no
“hubiera ardido el auditorio”.
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