El pasado febrero, Brigitte
Mohnhaupt salía de la cárcel
tras 24 años en prisión. La
medida provocó un debate en
la sociedad alemana sobre la
situación de los presos encarcelados
por participar en
acciones armadas entre los
‘70 y 1998, año en el que oficialmente
la Fracción del Ejército
Rojo (RAF) se autodisolvió.
El pasado febrero, Brigitte
Mohnhaupt salía de la cárcel
tras 24 años en prisión. La
medida provocó un debate en
la sociedad alemana sobre la
situación de los presos encarcelados
por participar en
acciones armadas entre los
‘70 y 1998, año en el que oficialmente
la Fracción del Ejército
Rojo (RAF) se autodisolvió.
Permanecen en prisión
Birgit Hogofeld, Eva Haule y
Chistian Klar. Este último,
junto a Brigitte Mohnhaupt,
había sido condenado a cadena
perpetua acusado de participar
en los atentados mortales
contra el fiscal federal de
Alemania Siegfried Buback, así
como en los asesinatos del
presidente del Dresdner Bank,
Jürgen Ponto, y del presidente
de la patronal alemana, Hans-
Martin Schleyerm, todos ellos
ocurridos en el ‘77, en lo que
se llamó el ‘otoño alemán’.
Varios medios de comunicación
y políticos de derecha protestaron
por la salida de Mohnhaupt
y por la posible
concesión del indulto a Chistian
Klar. El periódico sensacionalista
Bild y víctimas de grupos
armados han puesto el
grito en el cielo ante su posible
excarcelación. La intervención
de Klar, desde la cárcel, en
enero pasado en un congreso
organizado por el periódico de
izquierdas Junge Welt, donde
exponía su fidelidad a las
ideas de transformación social,
parece que le han cerrado las
puertas a una medida que
podría beneficiar a otros presos
y cicatrizar heridas. Para
amplios sectores de la izquierda
alemana, mientras que muchos
antiguos nazis fueron
integrados rápidamente en la
sociedad de la postguerra -como el propio Hans-Martin
Schleyer que llegó a ser el presidente
de la patronal pese a
haber sido oficial de las SS-
mejorar la situación penitenciaria
de los presos vinculados
a la RAF no es aceptable. La
reacción ante la petición de
indulto a Christian Klar, que
lleva más de 24 años en prisión
y que, para facilitar su
excarcelación, ha recibido una
oferta de trabajo del teatro Berliner
Ensemble, es el ejemplo
de una política revanchista.
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