38 bangladesíes sin papeles siguen escondidos en los
bosques de Ceuta. El delegado de Gobierno ha
declarado que “tarde o temprano serán deportados”.
- SOLIDARIDAD. Manifestación en Madrid contra la deportación de los 38 bangladesíes./David Fernández / FotoCinco
El 23 de septiembre, unas 200 personas
se concentraban en Madrid
exigiendo el traslado de los bangladesíes
a la península y su regularización.
Al día siguiente los convocantes
del acto entregaban al ministerio
de Interior más de 4.000 firmas respaldando
sus peticiones. Son jalones
en una campaña de ayuda impulsada
por vecinos, autóctonos y
bangladesíes, del madrileño barrio
de Lavapies, donde se concentra la
población de este país, redes cristianas,
la red Ferrocarril Clandestino y
la Asociación Española de Bangladesíes.
Días antes, activistas de la
campaña se habían entrevistado con
el embajador de Bangladesh sin lograr
ningún avance, según Teresa
Sánchez, una de las presentes en la
reunión. “Nuestro único objetivo era
pedirle tiempo, comentarle los actos
que íbamos a hacer e informarle de
la situación de los refugiados.
Aunque ésta ya la conocía, nos dijo
que no podía esperar. Era la prueba
de lo que ya pensábamos: la embajada
va a acelerar su deportación,
pienso que por las presiones de
Interior”. La comunidad bangladesí
está reaccionando de distintas formas:
son solidarios sobre todo los
que ya han pasado por un Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes
(CETI), el resto no parece sentirse
muy aludido.
Desde agosto
El 17 de agosto, tras una visita del
personal de la embajada de Bangladesh
en España al CETI de Ceuta,
las 38 personas de esa nacionalidad
allí internadas se daban a la fuga,
refugiándose en los bosque aledaños.
“Estaban escondidos, sin apenas
alimentos, sobreviviendo en la
intemperie, entre perros y jabalíes”,
según varios testigos. La fuga se originó
al recordar los bangladesíes
una anterior visita del personal de la
embajada, en marzo, que supuso la
deportación de 32 de ellos. En agosto,
el único bangladesí que no se había
escondido fue trasladado, días
más tarde, a Algeciras, el primer paso
para su deportación.
Desde el primer momento, mediante
comunicados, los sin papeles
afirmaron preferir “la muerte a la deportación”.
Al cierre de esta edición,
los 38 siguen en el monte y según declara
Sánchez a DIAGONAL, “dicen
que con más fuerza, que no se van a
ir de allí. La situación se está complicando:
ha habido varios días de lluvia,
una tormenta, y se está acercando
el frío, lo que la hace aún más
dura”. Mamun, uno de los refugiados,
afirma a DIAGONAL: “seguimos
viviendo en los bosques, es muy
duro. No es para el ser humano, pero
es el lugar que nos dejan.
Queremos una solución, no vamos a
dejar el bosque si nos quieren deportar.
No queremos volver a nuestro
país, queremos ir a la península para
hacer cualquier trabajo, para poder
salvar nuestras vidas y la de nuestras
familias. Antes la muerte que la
deportación”.
Para Sánchez, “la razón primordial
de la crisis es el acuerdo que
se está a punto de cerrar entre el
Gobierno español y el de Bangladesh,
que conlleva la apertura de
una embajada española allá. Con
todo lo que eso supone para la comunidad
bangladesí en España,
como por ejemplo, facilitar los reagrupamientos
familiares”. Y añade:
“a cambio, el Gobierno español
pide la expulsión de los de Ceuta:
la gran mayoría lleva dos años allí
y empieza a tener derechos. Quizás
el Gobierno español intenta cerrar
esta vía de migraciones por el
norte de África”.Y concluye: “la
idea del Gobierno español y de la
embajada bangladesí es deportarlos;
ahora bien, la presión social
está siendo un elemento que logra
modificar sus planes. Pero no tenemos
claro cómo acabará la cosa.
Sigue abierta la campaña, por
ejemplo con la recogida de firmas,
en transfronterizo.net”.
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