Oposición al Gobierno de Putin
El activista y refugiado político Piotr Siláev, arrestado en Granada y en espera de conocer su futuro

Petr Silaev es un refugiado político finlandés de origen ruso a quien España podría extraditar a Rusia, donde le espera una más que probable condena por participar en las movilizaciones en defensa del bosque de Jimki.

19/10/12 · 0:00
Peter Siláev en Granada / chaosstore

El 21 agosto pasado, cuando Occidente se escandalizaba por la condena a Pussy Riot,
en Granada la Policía Nacional española detuvo Petr Siláev, activista,
escritor y periodista ruso, para su posible extradición a Rusia donde se
le acusa de haber participado en el multitudinario “asalto” a la sede del ayuntamiento de Jimki (Moscú) en julio de 2010 .

La manifestación fue organizada por una plataforma ciudadana posicionada contra el proyecto de construcción de la nueva autovía Moscú-San Petersburgo,
proyecto que preveía una importante deforestación del bosque de Jimki,
parte del llamado Cinturón Verde de Moscú. La manifestación, como la
mayoría en Rusia, concluyó entre cargas policiales, aunque se registró
el lanzamiento de “bombas de humo” y piedras por parte de algunos
manifestantes, con el resultado de que, desde entonces, la fiscalía rusa da “caza” a aquellos que considera responsables de un delito de “organización de insurgencia” punible, según un recién cambio en el articulo de ley, con una pena de hasta 13 años.

La pagina de la Policía Nacional, al día siguiente del
arresto llevado a cabo en un hotel granadino, comentaba la detención de
Siláev, glosando que “Lo buscan por actividades relacionadas con la
posesión de armas y explosivos en Rusia”, sin añadir un detalle
importante, Silaev goza del estatus de refugiado político otorgado por Finlandia.
Su estatus es protegido legalmente, entre otros, a nivel mundial, por
la Convención relacionada con el estatus de refugiados ratificado por
Naciones Unidas y en España por los artículos 5 y 36 de Ley Reguladora
del derecho de asilo y por el articulo 4 de la ley 4/1985 de extradición
pasiva. Según estos textos Silaev no puede ser extraditado y tampoco
debería haber sido detenido, pero ahora está en España esperando la
decisión de la Audiencia Nacional para poder volver a cruzar la frontera
y es dispuesto a contestar a mis preguntas.

DIAGONAL: A que punto está tu tramite en la Audiencia Nacional?

PETR SILÁEV: No tengo idea
de lo que está pasando allí, nadie de la policía me puede explicar cuál
es mi estatus legal aquí en España, sé solo que ya no soy considerado
un turista.

D.: Tu caso, a pesar de la
clara violación de los tratados internacionales, no ha tenido espacio
en los medios españoles. Cómo periodista, ¿a qué crees que se debe esta
situación?

P.S.: La respuesta es
simple. No pude contactar con nadie hasta el tercer día de mi
encarcelamiento. Tienen normas muy estrictas allí - usted puede hacer su
primera llamada sólo a un número local - y yo no tenía nadie a quien
llamar. La noticia de mi arresto apareció en todos los canales de
televisión en Finlandia y Rusia, pero aquí todo es muy lento, por lo que
cuando los periodistas españoles se pusieron en contacto conmigo yo
estaba ya fuera de la cárcel. De todos modos, estamos esperando la
decisión de la Corte y la respuesta de las autoridades rusas. si la
historia de violaciones jurídicas continúa, creo que se va a armar un
gran escándalo.

D.: ¿Qué piensas que pasará con tu caso?

P.S.: Todo eso pasó,
supongo, sólo por la falta de conocimiento de las normas de asilo entre
países europeos - las autoridades están tan acostumbradas a deportar a
cientos de personas, que automáticamente iniciaron el proceso equivocado
y automáticamente me llevaron a la cárcel. Bueno, supongo que, de la
misma manera, automáticamente me pagarán una indemnización por esta
violación de mis derechos.

D.: ¿Visto lo que ha pasado con otros opositores del gobierno ruso, no tienes miedo que vengan a por ti?

P.S.: No, no me preocupan
mucho porque suelen estar ocupados en recibir sobornos y controlar sus
empresas. De lo que cuentan, los Servicios suelen afirmar que no
necesitan ningún hacker porque pueden usar un palo de hierro con los
sospechosos.

D.: ¿Qué futuro ves para la Federación Rusa?

P.S.: Se está convirtiendo
en una segunda Bielorrusia, una dictadura aburrida, que avergüenza
internacionalmente, ineficaz, con una burocracia tan monstruosa que no
consigue controlar tampoco sus propias funciones. Policías matan a
policías en las guerras por controlar el narcotráfico y los negocios. Un
amigo de Putin de la juventud posee Gunvor, una empresa holandesa, que
es el principal distribuidor de petróleo y gas rusos en el mundo -que es
una empresa privada, ya sabes—. Todos los altos cargos tienen segundos
pasaportes y permisos de residencia en el extranjero y sus hijos no
hablan ruso. Esas personas sólo están explotando los recursos del País
para descansar en algún lugar de Suiza cuando tengan la edad; cómo todos
los ex presidentes de otras dictaduras asiáticas. El objetivo del
movimiento social ahora es de hacerlos descansar un poco antes.

Pegar es un acto simbólico de humillación.

DIAGONAL:
¿Qué idea tiene un activista ruso de los movimientos sociales españoles y
de la respuesta policial a las manifestaciones de final de septiembre?

PETR SILÁEV:
Nunca he vivido durante mucho tiempo en España (a pesar de que, una vez
hice un reportaje sobre la Huelga General en Barcelona para la versión
rusa de Newsweek, antes de su cierre). Lo que parece
obvio es que se trata de un País donde los sindicatos obreros siguen
siendo populares y activos, y eso me impresiona.. Respeto a las
manifestaciones de la Neptuno, un amigo ha tenido un “percance” la
semana pasada en Madrid, pero esto no es muy insólito para un activista.
Cada vez que alguna autoridad envía las fuerzas de seguridad a dar
palos en una manifestación podemos afirmar que lo hacen para demostrar
que no están interesados en las consecuencias. Pegar es un acto
simbólico de humillación. Diez policías pueden prevenir la actitud
violenta de una multitud, usando gases o cerrando las calles de manera
de dispersar el flujo de manifestantes, pero actúan de esta manera
porque no es humillante y simbólico como el uso de las porras.

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