Tras el desalojo del
centro social de la capital
danesa, la policía desencadenó
una dura represión.
Pero se mantienen
las protestas y la solidaridad
con los detenidos.
- REPRESIÓN. Días después del desalojo la policía realizó centenares de detenciones. / Jens Dresling
El 1 de marzo a las 7 de la mañana
la policía asaltaba el edificio del
Centro Social Ungdomshuset (Casa
de la Juventud), gestionado desde
1982 por grupos autónomos y libertarios
de la ciudad de Copenhague.
Tras el desalojo y posterior derribo
(ver DIAGONAL nº 50 y anteriores)
y las acciones de protesta,
la policía se empleó a fondo contra
las protestas. Hasta el 13 de marzo,
fueron detenidas 765 personas, de
las cuales 222 pasaron a disposición
judicial y 197 enviadas a prisión
preventiva. Amnistía Internacional
denunció irregularidades en
las detenciones y ruedas de reconocimiento.
El 16 de marzo, 68 personas permanecían
aún en prisión a la espera
de juicio, acusadas de asociación
ilegal, alteración del orden público
y atentado contra la propiedad.
Según la Cruz Negra Anarquista,
organización de apoyo a personas
presas, los detenidos pueden permanecer
en prisión preventiva un
máximo de dos meses y hacer frente
a penas de hasta seis meses de
privación de libertad.
En el momento del desalojo fueron
detenidas las 36 personas que
se encontraban en el interior, que
fueron trasladadas a dependencias
policiales, donde permanecieron
ocho horas mojadas (a causa de
los cañones de agua empleados
en el desalojo), 20 horas sin comida
y tres días incomunicados. En
los días posteriores al desalojo y derribo,
varios locales fueron asaltados
por la policía, incluyendo el de
la propia Cruz Negra Anarquista,
mientras se sucedían las manifestaciones
de protesta y solidaridad con
Ungdomshuset, donde se produjeron
el resto de detenciones.
Según una reciente encuesta, el
57% de los residentes en Norrebro
(el barrio donde se situaba el Centro)
apoya el derecho de los jóvenes
de la ciudad a tener un local y
gestionarlo directamente. Se han
creado varios grupos locales de
apoyo, como Iniciativa por una
nueva Casa de la Juventud, Padres
contra la Brutalidad Policial o el
Grupo de Ciudadanos por la Casa
de la Juventud, formado por más
de 120 vecinos. El Ayuntamiento
socialdemócrata de la ciudad se
niega a negociar a pesar de estos
apoyos, escudándose en la violencia
de algunas de las protestas ante
el desalojo. Un miembro del
centro declaró a DIAGONAL:
“todavía hay acciones aquí en Copenhague
todos los días. También
sabemos que hay acciones de apoyo
en toda Europa y estamos muy
agradecidos. Significa mucho para
nosotros. Estamos recogiendo
toda la información para nuestros
amigos cuando salgan de la cárcel”.
Y añade: “los políticos en el
poder no quieren hablar con nosotros
ahora, y están usando las
manifestaciones en la calle como
una razón para no hacer lo que no
hicieron antes. Seguiremos hasta
que tengamos una casa nueva, y
al ritmo que crece el movimiento,
una casa no será suficiente para
obligarnos a parar”.
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