Mariana Huidobro nunca imaginó la dimensión de lo que iba a vivir tras el 4 de febrero de 2006.
Mariana Huidobro siempre recordará dos fechas. La primera, el 28 de diciembre de 2012, cuando su hijo, Rodrigo Lanza, salió de prisión tras cumplir una condena de cinco años por un delito que él nunca ha reconocido haber cometido. La segunda, cuando se produjeron los hechos que ocasionaron esa condena, el 4 de febrero de 2006.
Diez años después, ¿cómo dirías que el 4F cambió tu vida?
Totalmente. He tenido que cambiar de país; he tenido que dejar mi casa, a mi pareja y mi trabajo, y no he podido rehacerme porque me he dedicado con todas mis fuerzas, primero a tratar de sacar a los chicos de la cárcel, y luego a dar a conocer el caso con el objetivo de que la impunidad que hemos vivido no se siga repitiendo o, al menos, se conozca.
¿Eres una Mariana muy distinta a la de 2006?
Si ya durante la instrucción de la jueza Carmen García Martínez me parecía todo manipulado, el presenciar el juicio fue darme cuenta de la magnitud que tiene la corrupción
Sí, antes no es que creyese en la "Justicia", pero jamás imaginé la dimensión de lo que íbamos a vivir. Si ya durante la instrucción de la jueza Carmen García Martínez me parecía todo manipulado, el presenciar el juicio fue darme cuenta de la magnitud que tiene la corrupción. Ahora, cuando leo una noticia, busco detrás los intereses que pueda haber para permitir que esa noticia salga a la luz. Me doy cuenta de que los intereses políticos y económicos manipulan todo sin importar para nada la vida de una o muchas personas. Esto lo podemos ver con claridad en lo que sucede con los inmigrantes y en los CIE.
¿Cuál ha sido el mejor aprendizaje que has tenido en este tiempo?
He aprendido muchas cosas. Lo primero es que hay que trabajar desde el corazón, pero con la cabeza serena; eso cuesta mucho y me equivoqué muchas veces por no hacerlo, pero es algo muy necesario. Las situaciones en que hay que lograr algo concreto, como sacar a un hijo de la cárcel, hay que pensarlas desde todos los puntos de vista posibles, debatir, fijar los objetivos a corto y largo plazo, trazar algunas estrategias, aunque luego vayan cambiando. Yo no logré sacar a Rodrigo, pero en eso también influyó el que él nos pidiera que lucháramos para que la verdad se supiera. También aprendimos que las cosas que te dicen desde las instituciones carcelarias son mentira, te manipulan: se supone que a Rodrigo le habrían soltado antes si hubiera reconocido el delito, pero yo tengo muchísimas dudas de que aun reconociéndolo hubiera sido así.
¿Qué ha sido lo más duro para ti de todo esto?
Tres cosas. Saber que a Rodrigo y a los otros chicos los habían torturado; la eterna cárcel que sufrimos todas con Rodrigo encerrado, en que cada minuto sin él era vivir sin oxígeno; y el suicidio de Patri y darnos cuenta de la inmensidad de su pérdida y, con ello, de la magnitud del daño que nos estaban haciendo.
¿Ha habido algo satisfactorio?
Conocer a la gente, a personas concretas. Unas que han estado siempre con nosotras, desde el inicio; otras que, sin saber, nos creyeron al ver nuestra desesperación; otras que se fueron sumando a lo largo de estos años. Es muy hermoso que desconocidas en la calle te paren y te deseen fuerza o te agradezcan. Si yo tuviese que dar las gracias a todas las personas, no terminaría nunca, y eso es hermoso.
¿Cómo está ahora el caso?
El caso ya está cerrado, el 4 de febrero ya se cumplen diez años y ya las posibilidades de revisión de sentencia son nulas, aunque siempre lo fueron. Este caso es muy complicado por eso, porque a nadie –y me refiero a los poderes, claro– le interesa esclarecer los hechos.
¿Crees que el 4F es propio de un momento determinado y una ciudad concreta, o es algo que podría haber sucedido en otro lugar y en otro tiempo?
Como particularidad, es un caso de Barcelona y de una época concreta, de especulación inmobiliaria donde se estaba gestando la Ley del Civismo y estábamos en plena tolerancia cero. Pero estos casos, con sus variaciones siempre, han sucedido en todas las épocas y en todos los lugares donde haya intereses o situaciones de poder.
¿Puede haber, o ha habido, otros 4F?
Si la Policía te pega, cuídate, porque te acusará de algo. Por eso otros 4F están por todos lados. Después de la proyección del documental Ciutat morta en TV3 se nos acercaron muchas personas con la esperanza de que las pudiéramos ayudar, contándonos sus particulares casos 4F.
¿Este caso es el ejemplo de que la connivencia de intereses político-empresariales-judiciales arrasa con todo, caiga quien caiga?
Este caso es un ejemplo de cómo se protegen los poderes económicos, policiales, políticos y judiciales, y también la prensa, claro
Es un ejemplo de cómo se protegen los poderes económicos, policiales, políticos y judiciales, y también la prensa, claro. Está todo unido. Pero, más que "caiga quien caiga", diría que "caiga el que no interesa". Ellos estaban convencidos de que los detenidos eran unos inmigrantes sin ningún apoyo, por eso cambiaron la versión para acusar a los tres "sudakas" detenidos en la calle. Los políticos, los empresarios, los policías y los jueces son intocables, sobre todo si no hay otros intereses más importantes que los que ellos manejen.
¿Crees que el desarrollo del caso 4F obedeció a un patrón establecido, a unas órdenes, o que todo fue algo más casual, tratando de tapar la responsabilidad del Ayuntamiento?
Creo que, al inicio, se hizo un primer informe que obedeció, de alguna manera, a lo que había sucedido, pero luego se cambió y se hizo un montaje. Realizar un montaje significa decidir borrar pruebas, eliminar documentos, mentir en testimonios, organizarse para mentir. He aprendido que todo esto que suena tan fuerte para nosotras es una práctica habitual en la Policía y también para muchos políticos.
Para mí, la Policía recibió una orden desde el Ayuntamiento de que esa primera versión no era conveniente, que hicieran algo. Y la Policía cumplió con lo solicitado, pero no creo que el Ayuntamiento diera orden de torturar, eso sí que fue un aporte gratuito de la Guardia Urbana y de los Mossos d’Esquadra, y por ello sólo dos policías están pagando cárcel, y no por el 4F, sino por torturar a otro chico, a Yuri.
En todo caso, el Ayuntamiento de Barcelona tuvo que responder en febrero de 2015 a una solicitud de investigación del caso por parte del Parlamento de Cataluña, y lo hizo de una manera vergonzosa. Confío en que el actual Ayuntamiento actúe de otra forma y realice las investigaciones que en su momento le solicitaron.
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