Análisis
Empoderamiento y espejismo de igualdad

La sensación de libertad de practicar nudismo, limitada por los mirones y ligones de playa.

, directora de 'Pikara Magazine'
09/08/15 · 8:00
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Playa de Azkorri (Bizkaia). Camino con mi pareja por la orilla, miro hacia atrás y veo que nos sigue un hombre; su bañador, por debajo de la rodilla, contrasta con nuestra desnudez. Camina mirándonos fijamente y agita una mano dentro del bañador.

Playa de Sonabia (Cantabria). Me meto despacito al agua para darme el primer chapuzón del año. “¿Estás sola? ¿A qué te dedicas?”, me pregunta un hombre, con tono de ligón de discoteca. Mi desnudez, hasta ese momento placentera, se torna vulnerable; me siento expuesta. Le digo que estoy esperando a unos amigos (era verdad, por otra parte) y me sumerjo en el agua. Cortar una situación que no he elegido me provoca una incomodidad bipolar que rompe mi momento de comunión con el sol y el mar: ¿me he pasado de borde o, al contrario, debería haberle expresado mi malestar de una forma más clara y contundente?

He empezado por lo feo, pero estar en pelotas en la playa es pura gozadera. Creo que el argumento nudista de que esta práctica no tiene nada de sexual busca justificarse ante una sociedad sexofóbica. Sentir cómo el sol acaricia y penetra cada centímetro de piel, especialmente aquellas zonas que debiéramos (nos dicen) cubrir siempre con pudor, es un acto de autoerotismo puro, especialmente vetado para las mujeres (sólo las ‘malas mujeres’, las putas, se desnudan sin reparos).

A las mujeres se nos sigue educando en una desconexión total con nuestro cuerpo. La publicidad y el cine representan nuestros cuerpos fragmentados. Los cánones de belleza normativos nos animan a percibirnos y juzgarnos también a cachitos: tengo las tetas pequeñas pero el culo grande, cuando engordo me rozan los muslos, y cuando adelgazo se me marcan demasiado las clavículas y no relleno el sujetador. Autoras como Naomi Wolf, Pierre Bordieu o Fatema Mernissi nos hablan de la sensación de inseguridad crónica que provoca ser ‘el sexo bello’, impelido a estar siempre deseable para la mirada ajena, a la vez que a sentirse siempre imperfecto.

Cuando te desprendes del bañador te desprendes de muchos mandatos: no te tienes que depilar las ingles porque quede feo tener pelos fuera de la línea del bañador y puedes jugar con las olas sin preocuparte por que te dejen con el culo al aire. En pelotas no hay bikini que te marque lorzas, que imponga que tu cuerpo tiene que ser delgado y proporcionado (eso de que con la M no te cabe el culo y con la L te sobra de tetas, o al revés) o que confirme que tienes una teta más grande que la otra y que eso queda antiestético.

Naturalidad frente al morbo

Y luego están los otros cuerpos. En el nudismo, dicen sus militantes, prima la naturalidad sobre el morbo y la lascivia. Es cierto, porque el desnudo deja de ser sinónimo de pecado. Pero una sí que se deleita contemplando cuerpos de todos los tamaños y de todas las edades. Frente al exceso de silicona y las pollas descomunales que monopolizan el porno mainstream, en el que los labios vaginales menores y los pelos están en peligro de extinción, en la playa vemos tetas turgentes, colgantes, andróginas, aumentadas y mastectomizadas; pubis frondosos, completamente rasurados y de estilismos variados; podemos vislumbrar vulvas de todas las formas y tonalidades; otro tanto con los penes y los testículos. Y sí, hay canas por todo el cuerpo, y arrugas, y celulitis y estrías. Se diluye (un poco) el estándar de normalidad corporal, porque comprobamos que no hay dos cuerpos iguales y que todos lucen bellos cuando están más dedicados a disfrutar que a disimular tripitas, erecciones y transparencias.

También se diluye (un poco) el binarismo de género. No tienes que elegir entre un tipo de bañador que marca una identidad con la que no te reconoces u otro que despertará miradas transfóbicas. El nudismo suele ser atractivo para las maricas y bolleras, porque nos sentimos como peces en el agua con esa práctica que invita a promover la diversidad familiar y la libertad sexoafectiva.

El nudismo suele ser sinónimo de libertad, de placer y de autoaceptación, de resistencia a la dominación masculina, la LGTBfobia y la gordofobia.

De vuelta al objeto sexual

Pero ese oasis se convierte en espejismo cuando el mirón, el pajillero o el ligón de playa nos devuelven al papel de objetos sexuales que nos ha reservado el patriarcado a las mujeres. Cuesta caminar solas de noche pero también ir solas a la playa nudista. La autodefensa feminista se ha centrado a menudo en empoderarnos ante el acoso machista callejero. En Pikara hemos apuntado que, lamentablemente, también hay que desenmascarar el machismo en contextos supuestamente profeministas como los libertarios o los poliamorosos. La playa nudista es otro de esos escenarios cotidianos en los que nos relajamos hasta que comprobamos con impotencia que siguen siendo permeables a actitudes machistas.

Algo que, si sobrellevamos con resignación, implicará quitarse la ropa pero no la mochila de la dominación machista.

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comentarios

3

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    david
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    27/08/2015 - 9:53pm
    Me uno un poco al comentario de Arturo. Sin querer ofender a nadie, pero el echo de que una mujer (especialmete si se autodefine como homo-trans.... ) pueda mirar y describir libremente los cuerpos de otras mujeres y un hombre no pueda mirar, por un lado no me parece muy igualitario y por otro lado me produce una sensacion de no saber donde meterte o si mirar de continuo al suelo. El echo de mirar no tiene por que ser sexual. Entiendo que situaciones como las que describes en los dos primeros parrafos sean intolerables y para la mas de la mitad de la poblacion mundial demasiado habituales. Pero cuando te metes a tratar de entender a toda esa gente y a tratar de respetar, siendo hombre no sabes donde meterte. Al final no estas comodo en ninguna de las situaciones (vestido o desnudo) y terminas por huir del lugar. De todas formas entiendo que porque haya algunos lugares de incomodida para nosotros pues no pasa nada, pero aun en ese caso siguiendo tu razonamiento tu voyerismo tampoco seria muy aceptable. Bueno no quiero dar mucho la charla. Pd: lo de (homo-trans....) lo he supuesto, no tiene porque ser asi y no queria ofender ni clasificar a nadie
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    10/08/2015 - 12:07pm
    <p style="margin: 0px 0px 6px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">Hasta el coño de la sexualidad correcta y del discurso feminista que dice no ser sexofóbico y reproduce una y otra vez la misma estructura que tipifica el sexo y las prácticas sexuales o gustos sexuales no hegemónicos como perversos, desviados y estrictamente machistas.</p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">Y no, esto no tiene tanto que ver con la religión judeocristiana como sí, en cambio, con la administración política de la sexualidad desde que somos modernxs, muy modernxs... Ya sabéis, yo me chuto Foucault y a la Rubin en vena toda las mañanas. Estamos en la época victoriana del sexo, pero con Ipad.</p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);"><span style="line-height: 19.3199996948242px;">Dicho esto...</span></p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">&nbsp;</p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">Aunque bien disfrazado bajo el temita de la denuncia social y que los tíos son muy pesados y muy machirulos y tal, que ya ves tú, vaya notición, el mensaje del artículo es claro: &quot;el voyeur, es malo&quot;. &nbsp;</p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">Centrémonos, añadamos lucidez a esta píkara bazofia: EXISTE UN ABISMO ENTRE SER VOYEUR Y SER MALEDUCADO. ENTRE SER VOYEUR Y SER MACHISTA. ENTRE SER VOYEUR Y UN VIOLADOR. &nbsp;</p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">En el artículo no solamente se define el voyeurismo como exclusivamente masculino sino que además presenta éste como una práctica sexual o preferencia sexual perversa. Al parecer, las mujeres nos podemos ser voyeur, no podemos disfrutar siendo mironas. El patinazo es todavía mayor. &iquest;Acaso el voyeur solamente disfruta viendo a mujeres desnudas? No, para nada, la sexualidad y el deseo del voyeur es una cuestión más compleja. Muy cutre denunciar el machismo en los espacios &quot;del cuerpo&quot; sin cuestionar la estructura que produce la sexofobia. Y otra cosita, a otras personas les gusta ser miradas. Desnudas o vestidas. Eso no las convierte en víctimas del &quot;patriarcado&quot;. Así que eso, HASTA EL COÑO, HASTA EL MISMÍSIMO COÑO, de que desde el -ismo se proyecte sobre las mujeres ya no solamente una sexualidad correcta, sino que se reprima y se presente como negativa toda expresión sexual que no sea la de mujer heterosexual monógama o bollera polígama o todo al revés, pero sin dejar espacio para la DESIDENCIA SEXUAL FEMINISTA CRÍTICA Y LIBERTARIA. &nbsp;</p> <p style="margin: 6px 0px; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">Ay. QUE MIENTRAS REIVINDICAMOS EL PAPEL DE LAS MUJERES EN LA HISTORIA, ESAS QUE HAN SIDO ELIMINADAS DE LOS LIBROS DE TEXTO, ESTAMOS BORRANDO LA DIVERSIDAD SEXUAL DE NUESTRAS MUJERES, DE NUESTRAS COMPAÑERAS. Ay, ay, ay. &iquest;Una mujer mirona? &iquest;Una mujer que disfruta mirando penes, vaginas y cuerpos vestidos, cuerpos desnudos o simplemente cuerpo que expresan en una playa? Eso sí que habría molado, escribir que existimos, que estamos, que disfrutamos de nuestro placer, que no nos avergonzamos aunque discursos como este disfrazado de pseudo femi-progre intenten sembrar la duda sobre si es correcto o no es correcto lo que ocurre o forma parte de nuestro imaginario erótico. &nbsp;</p> <p style="margin: 6px 0px 0px; display: inline; color: rgb(20, 24, 35); font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 19.3199996948242px; background-color: rgb(255, 255, 255);">De verdad, &iquest;la idiotez no podía cerrarse la boca? &iquest;O cortarse los dedos? En este momento a Gayle Rubin le está saliendo una almorrana gigante en el culo.</p>
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    Árturo
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    09/08/2015 - 8:33pm
    También soy nudista. Me ha gustado como describes las sensaciones que produce, las he experimentado. Creo que te contradices cuando dices que te gusta mirar los cuerpos y a la vez criticas al mirón. La perversión y la incomodidad al fin y al cabo están en la mente, cada cual verá. Respecto al ligón...están en todos los sitios, incluidas las playas, nudistas y no nudistas. El acoso sexual no necesita del nudismo para producirse. Sentirte incómoda por ser el objeto de deseo de alguien que te desagrada si es cosa tuya. Saludos.
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