Las protestas por la impunidad policial y la violencia contra ciudadanos negros reabre el debate sobre el encarcelamiento masivo en Estados Unidos.
Cada 28 horas, un hombre, mujer o niño negro es asesinado por la policía o personal de seguridad en EE UU. Las cifras las aporta el movimiento Black Lives Matter (las vidas negras importan), nacido en 2012 tras la muerte de Trayvon Martin y la exculpación judicial del policía que lo mató, George Zimmerman. El pasado verano los asesinatos de Michael Brown en Ferguson, Misuri, y Eric Garner en Staten Island hicieron renacer las protestas por la violencia policial contra la población negra, un problema que se expande a las minorías étnicas en Estados Unidos.
El pasado 10 de febrero Antonio Zambrano-Montes, de 35 años y procedente de Michoacán (México), murió tras recibir los disparos de la policía de Pasco, un pequeño municipio de Washington de menos de 70.000 habitantes en donde cerca de la mitad de la población es de origen latino. La policía afirma que disparó después de que Antonio tirara piedras contra algunos coches. La escena de la muerte de Antonio fue grabada en vídeo y subida a la plataforma Youtube, en la que en poco tiempo superó el millón y medio de visitas. Un día después del asesinato, alrededor de 700 latinos se manifestaron en Pasco para protestar por la violencia policial. Según publica Associated Press, la muerte de Zambrano es la cuarta a manos de la policía en esta ciudad desde el pasado verano.
En 2007, la policía paró en la calle a medio millón de personas, casi todos eran negros o de minorías étnicas
Black Lives Matter en la mira
Desde que la justicia decidió a finales de 2014 no condenar a los policías responsables de las muertes de Brown y Garner, las manifestaciones convocadas por el movimiento #BlackLivesMatter se han repetido por todo el país, especialmente en Nueva York, donde miles de personas han salido a las calles y han cortado el tráfico en repetidas ocasiones. La semana pasada, el jefe del Departamento de Policía de Nueva York, William Bratton, pidió a los legisladores del Estado que la resistencia a la autoridad pasara de ser un delito menor a un delito grave, según informa Peter Rugh en un artículo publicado en wagingnonviolence.org. A principios de año, Bratton ya había anunciado la creación de una unidad de policía que, con el nombre de Grupo de Respuesta Estratégica y armados con ametralladoras, “ayuden a hacer frente a las manifestaciones”. El jefe de policía señaló que la unidad estaría diseñada para “hacer frente a eventos como las recientes protestas [en referencia a las manifestaciones contra la violencia policial contra ciudadanos negros] o incidentes como el de Mumbai, o lo que acaba de suceder en París [en relación al ataque yihadista a la redacción del semanario Charlie Hebdo]”.
Encarcelamiento masivo
Con las movilizaciones por los asesinatos de ciudadanos negros a manos de la policía en Estados Unidos ha surgido también el debate en torno al encarcelamiento masivo causado por el sistema de justicia estadounidense, que afecta principalmente a personas negras o de minorías étnicas.
Juristas civiles han denunciado al Gobierno local de Ferguson por encarcelar a gente por no pagar multas
En 2007, la policía paró en la calle a más de medio millón de personas. Más de la mitad de ellos eran ciudadanos afroamericanos y prácticamente todos eran personas no blancas. En general, toda persona no blanca, especialmente en el caso de los hombres, tiene una mayor probabilidad de pasar un tiempo entre rejas, según explica el libro El color de la justicia, escrito por Michelle Alexandre. La jurista explica cómo las altas condenas por delitos de determinadas drogas, como el crack, y la ‘Ley de los tres strikes’, por las que personas con tercera reincidencia se enfrentan a condenas de 25 años a cadena perpétua, son aplicadas mayoritariamente a ciudadanos negros aun cuando los estudios señalan que cometen delitos relacionados con drogas en una proporción similar a los blancos.
En Ferguson, juristas de derechos civiles demandaron el pasado 8 de febrero al Ayuntamiento por llevar a la cárcel a gente por no poder hacer frente a multas de tráfico u otro tipo de sanciones por infracciones menores. Según los abogados, que señalan que el caso de Ferguson no es aislado, el Gobierno de este municipio consigue una cuarta parte de sus ingresos a través de multas y tasas judiciales.
De las leyes de Jim Crow al sistema judicial
“El esclavo se hizo libre, se mantuvo de pie al sol un breve instante y luego volvió de nuevo hacia la esclavitud”. Esta frase de William Edward Burghardt Du Bois abre el primer capítulo de la obra El color de la justicia, publicado por la abogada de derechos civiles Michelle Alexander. En este libro, Alexander explica cómo las leyes segregacionistas (Jim Crow) que se aplicaron hasta los años 70 en EE UU han sido sustituidas ahora por un sistema judicial que, bajo la excusa de la guerra contra las drogas, llena las cárceles de ciudadanos negros. La jurista señala cómo la segregación empieza con la decisión de penalizar el consumo de determinadas drogas por encima de otras y se acentúa a nivel policial, con controles masivos en zonas de población negra. Ya en los juzgados, varios estudios muestran cómo personas negras son condenadas a mayores condenas que las blancas por la comisión de los mismos delitos.
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