Colectivo LGTBI
Uganda: periodismo ciudadano para desafiar la homofobia institucionalizada

Bombastic, el último desafío de la comunidad LGTBI a la homofobia institucionalizada en el país africano.

11/01/15 · 8:00

Nuestras voces, nuestras historias, nuestras vidas. Es la primera portada de Bombastic, el último desafío de la comunidad de lesbianas, gais, transgéneros, bisexuales e intersexuales (LGTBI) de Uganda a la rampante homofobia institucionalizada en el país africano. La revista es el símbolo de la campaña 'Recuperando los medios', cuyo objetivo es erradicar la violencia contra este colectivo en todo el país.

"Demonizando nuestra sexualidad o nuestra identidad de géneros, los líderes religiosos incitan al odio contra los ugandeses LGTBI. Piden abiertamente nuestro asesinato, encarcelamiento y destierro, todo en nombre de Dios", advierten los promotores de la iniciativa a través de un comunicado. Critican así mismo a la clase política y a los medios de comunicación, a quienes acusan de contribuir a esta violencia dando voz a la 'LGTBIfobia'. Una violencia que, dicen, no se ciñe sólo al plano físico: "Estas salidas forzosas del armario ha dejado a muchos ugandeses en paro y sin hogar, abandonados por sus familias, negándoseles sanidad y educación, forzándoles a dejar el país".

Uganda lleva ya tiempo en el foco de atención de los defensores de los derechos humanos por la consolidación de las actitudes homófobas violentas en este país socialmente conservador y donde la religión juega un papel esencial en la vida cotidiana, pero también en la política. Si bien la homosexualidad era ya ilegal en tiempos coloniales, bajo el estricto Código Penal británico, los repetidos intentos del Gobierno del presidente Museveni de introducir duras legislaciones antigay en los dos últimos años han encendido la alerta roja dentro y fuera de las fronteras de este país del este africano. Precedentes no faltan: hace apenas unos años, en 2011, la noticia del asesinato del activista David Kato, considerado el padre del movimiento gay en el país, dio la vuelta al mundo. Su nombre había aparecido en una lista publicada por la revista Rolling Stone, que pedía la ejecución de los homosexuales.

La revista es el símbolo de la campaña 'Recuperando los medios', cuyo objetivo es erradicar la violencia contra este colectivo en todo el país

El anterior proyecto de ley, que pretendía endurecer las penas por prácticas homosexuales e ilegalizar la "promoción de la homosexualidad", fue tumbada por el Tribunal Constitucional ugandés en agosto. Ahora el gabinete de Museveni, en el poder desde hace treinta años, tramita una nueva ley maquillada que los activistas y organizaciones defensoras de los derechos humanos siguen considerando "draconiana" y "abominable".

El primer número de Bombastic, que se publicará previsiblemente cuatro veces al año, contiene veinte historias personales, así como artículos sobre religión y homosexualidad y textos sobre salud. Se han impreso decenas de miles de copias, que serán distribuidas mano a mano e incluso en algunos establecimientos. También está disponible una versión online en la página web de Kuchu Times, un colectivo periodístico en varios soportes centrado en cuestiones LGTBI en África.

"La prensa es una herramienta muy importante, no sólo porque la gente la lea cada día, sino porque es una herramienta educativa", defiende Kasha Jacqueline Nabagesera, activista lesbiana y organizadora de la revista, en la nota de la editora del primer número. Critica que desde 1999 los medios de comunicación ugandeses hayan estado humillando y degradando continuamente a las personas LGTBI, con frecuencia publicando detalles personales como su domicilio o lugar de trabajo. Ello la ha llevado a tener una actitud más que escéptica hacia los mass media: "No somos periodistas y no respeto a los medios de comunicación aquí en Uganda". Razón de más para desafiar a la censura de facto existente en el país, pese a los riesgos que pueda entrañar. La comunidad LGTBI de Uganda lo sabe bien: sus miembros son continuamente acosados y con frecuencia detenidos cada vez que organizan actos culturales, performances y otras acciones de protesta y se exponen al conservadurismo de gran parte de la sociedad.

Doble rasero occidental

La creciente LGTBIfobia en la sociedad y las instituciones ugandesas no ha pasado desapercibida en el extranjero. En junio, Estados Unidos impuso sanciones económicas contra el país africano por una legislación que consideraba "contraria a los derechos humanos". Sanciones, no obstante, que no siempre se demuestran efectivas a la hora de combatir esta virulenta intolerancia, si bien es cierto que sirvieron para marcar una hoja de rota de diplomacia común respecto de la cuestión LGTBI. Países como España, sin embargo, siguen un camino distinto: la llegada del Partido Popular al ejecutivo supuso la eliminación de la orientación sexual de la lista de prioridades de protección de los derechos humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.

La controversia reside, de nuevo, en el doble rasero de la política exterior occidental. La defensa pública de los derechos humanos de las personas LGTBI tanto en Uganda como en el resto del mundo, que ha sido asumida por algunos de los líderes más destacados de la escena mundial, contrasta con el papel neocolonial que juegan algunos actores generalmente alineados con los intereses occidentales en la geopolítica mundial. Así, los activistas LGTBI ugandeses, y de todo el continente africano, han denunciado la innegable influencia que tienen ciertas doctrinas ultrarreligiosas occidentales en el fuerte brote homófobo en el continente. En este sentido, el documental God Loves Uganda denuncia lo que ha sido llamado el "imperialismo cristiano" en contra de los derechos de las minorías sexuales en África.

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Portada del primer número de 'Bombastic'.
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