Un anuncio en 'The New York Times' renueva el debate sobre el "marketing rosa", utilizado por el Israel y el lobby proisraelí para lavar su imagen, dañada por un acumulado de violaciones a los derechos humanos de la población palestina.
"Mi nombre es Rennich Remley. Soy un estadounidense gay. Y apoyo a Israel".
Así comienza el anuncio a página completa que ha aparecido esta semana en The New York Times. "Hamás, el ISIS e Irán matan a gais como yo", proclama el titular de la pieza.
"Si viviera en Gaza o en los Estados vecinos de Israel, me encerrarían en la cárcel, me mutilarían o me matarían", dice Remley en el anuncio. Efectivamente, numerosos colectivos LGTBIQ+ y organizaciones de derechos humanos han denunciado la trágica y preocupante situación de la diversidad afectivo-sexual en Oriente Medio.
El anuncio está patrocinado por el lobby proisraelí Stand With Us y la comunidad del célebre rabino Shmuley Botech This World: The Values Network, que según su página web tiene la "misión de diseminar los valores judíos universales en la política, la cultura y los medios de comunicación, convirtiendo al pueblo judío en una luz para las naciones".
El anuncio está patrocinado por el lobby proisraelí Stand With Us y la comunidad del célebre rabino Shmuley Botech This World: The Values Network
"Aunque no soy judío, Israel es el único país en Oriente Medio donde puedo vivir sin miedo", continúa. "Soy libre de adoptar hijos, servir en el ejército, defender los derechos de mi comunidad y ser aceptado como un ser humano."
"En Israel, soy libre", termina esta publicidad, que ha avivado las llamas de una soterrada polémica dentro y fuera de las fronteras nacionales israelíes.
Shmuley, "el rabino más famoso de América, según la revista Newsweek y el diario The Washington Post, ha colgado asimismo el anuncio en su página de Facebook, donde los usuarios de la popular red social han iniciado un acalorado debate, algunos defendiendo el papel de Israel como defensor de la población LGTB y denunciando las violaciones de derechos que sufre este colectivo en las naciones árabes e islámicas vecinas. Otros, no obstante, han criticando duramente la utilización de los derechos LGTB para promocionar al Estado de Israel, tratando así de restar importancia al tratamiento que la ahora nación-Estado del pueblo judío, recién estrenada definición nacional aprobada por el gobierno de Benjamin Netanyahu, hace de la población árabe en su territorio y del pueblo palestino en Gaza y Cisjordania.
'Pinkwashing'
Sarah Schulman, profesora de humanidades de la City University of New York, define el pinkwashing ("lavado rosa") como "una estrategia deliberada para ocultar las continuadas violaciones de los derechos humanos de los palestinos detrás de una imagen de modernidad, significada por la vida gay israelí". Por supuesto, no se trata de un término exclusivo del caso israelí, y se utiliza con frecuencia para denunciar la hipocresía de los lavados de imagen que llevan a cabo de esta manera actores políticos, sociales y empresariales en todo el mundo, una especia de marketing rosa. En este sentido, la estadounidense cita a Aeyal Gross, profesor de derecho en la Universidad de Tel Aviv, quien argumenta que en el caso israelí "los derechos de gais y lesbianas se han convertido en una herramienta de relaciones públicas".
"Una estrategia deliberada para ocultar las violaciones de los derechos humanos de los palestinos detrás de una imagen de modernidad"
Esta historiadora, novelista, dramaturga y activista lesbiana considera que el pinkwashing "no solo manipula los costosos logros de la comunidad gay israelí, sino que ignora la existencia de organizaciones palestinas que luchan por los derechos LGTB", entre las que cita a Palestinian Queers For Boycott, Divestment & Sanctions ("Queers palestinos por el boicot, la desinversión y las sanciones"). Así, recuerda la despenalización de la homosexualidad en la Franja en la década de los 50 del siglo pasado, cuando se abolieron las leyes antisodomía impuestas por los colonizadores británicos.
Derechos LGTB en Israel
En Israel, las relaciones homosexuales son legales desde 1988. Además, aunque no se celebran matrimonios entre personas del mismo sexo en el país, Israel reconoce las uniones celebradas en el extranjero. La discriminación laboral por razones de orientación sexual fue prohibida en 1992 y gays y lesbianas pueden servir en el ejército sin tener que ocultar su homosexualidad, así como las personas transgénero, ya que las Fuerzas de Defensa Israelíes han dejado de considerar la disforia de género como una condición inhabilitante para el servicio militar. Una decisión judicial abrió en 2008 a las parejas del mismo sexo la posibilidad de adoptar de manera conjunta.
Tel Aviv, la segunda ciudad más poblada del país, ha sido considerada en numerosas ocasiones como una de las ciudades más gay-friendly del mundo, y es además famosa por su desfile anual del Orgullo y por su playa gay. A principios de 2014, la ciudad inauguraba un triángulo rosa en honor a los homosexuales perseguidos y asesinados por el régimen nazi.
El matrimonio entre personas del mismo sexo cuenta en Israel con un apoyo mayoritario. Sin embargo, todavía persisten actitudes y posturas fuertemente homófobas entre algunos sectores políticos y religiosos con bastante poder e influencia.
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