Tensión política en torno al derecho de los presos a estudiar fuera de las prisiones
Grecia: crónica de una huelga de hambre

Un mes después de declararse en huelga de hambre, el preso anarquista Nikos Romanós, de 21 años, consigue que le otorguen el permiso educativo para cursar económicas en la Universidad Técnica de Atenas.

, Iraklio, Creta
11/12/14 · 13:18
Solidaridad con Nikos Romanós en Berlin. / Montecruz Foto

El Parlamento griego aprobó en el mediodía del 10 de diciembre y por unanimidad la propuesta del ministro de Justicia, Jaralambós Athanasíu, quien, tras una semana de fuertes tensiones callejeras, ha propuesto que a todos los presos se les permita obtener derechos penitenciarios para asistir a la universidad, siempre y cuando lleven un brazalete electrónico. Tras conocer la noticia, Romanós ha declarado el fin de su huelga de hambre, al igual que los otros tres de sus compañeros anarquistas que estaban en huelga desde hace más de dos semanas.

Si nos remontamos seis años atrás, a estas alturas de diciembre, las calles de todas las grandes ciudades griegas estaban abarrotadas de gente y fuego. Durante tres semanas los disturbios no tuvieron descanso, la rabia se contagiaba y avanzaba como la pólvora. La mecha, que ya venía anunciando el estallido, la encendieron dos policías la noche del 6 de diciembre de 2008. En vez de acudir a retirar un coche mal aparcado, como les habían ordenado en comisaría, decidieron ir a provocar a unos cuantos jóvenes que estaban sentados en una plaza del barrio Exarjia, y les tiraron una bomba de humo. Subieron a su coche patrulla y desaparecieron. Sin embargo, unos minutos después, volvieron caminando y, sin decir una palabra --cuentan los testigos-- uno de ellos sacó la pistola y disparó contra uno de los chicos, que cayó al suelo. Los policías se fueron caminando tranquilamente por la misma calle por la que habían venido mientras unos gritos desesperados pedían una ambulancia. El que había caído, Alexis Grigorópulos, de 15 años, ya no se levantaría más, pero se convirtió en la semilla de una revuelta sin precedentes.

Algunos años después, en el verano de 2012, fueron detenidos en Kozani, al norte de Grecia, cuatro jóvenes que se disponían a atracar un banco armados con kalashnikov. Se hacían llamar Πύρηνες φοτιάς (Núcleos de fuego) y no eran sino "los de la generación de los 15", los amigos del mismo Grigorópulos que habían crecido en las violentas protestas del 2008 y se habían convertido en los anarquistas más radicales del país. Entre ellos estaba Nikos Romanós, que tras presenciar la muerte a sangre fía de su amigo Alexis había emprendido una lucha que no terminaría a pesar de su encarcelación.

Las fotos del momento de la detención en Kozani, que la policía intentó ocultar, salieron a la luz poco después, mostrando los rostros ensangrentados de los jóvenes, lo que desató de nuevo la rabia y desencadenó protestas contra la brutalidad policial. Una vez en prisión, Romanós decidió continuar sus estudios. Terminó la secundaria y aprobó el examen que equivale a la Selectividad para poder entrar en la Universidad. Sin embargo, el permiso educativo le fue denegado. Por ello el 10 de noviembre inició una huelga de hambre a la que se sumaron poco después otros tres compañeros.
 

 

Para entender la denegación de este permiso tenemos que rebobinar hasta la pasada primavera del 2014, cuando el preso Christódulos Xirós, miembro de la organización "17 de Noviembre", se fugó de una cárcel de Atenas durante un permiso penitenciario. Desde entonces, el gobierno puso en marcha un plan para cambiar la ley de los reclusos condenados por terrorismo. La reforma de esta ley incluye la construcción de nuevas cárceles de alta seguridad en las que los detenidos no podrán prácticamente recibir visitas del exterior. Asimismo, la nueva ley no contempla las salidas de los presos bajo ninguna circunstancia. A esta premisa se ha anclado el gobierno de Antonis Samarás, quien dijo no poder interferir en la decisión judicial del caso de Romanós y que hasta ahora, ciñéndose a la nueva ley, sólo le daba la opción de cursar sus estudios a distancia, sin salir de la cárcel. El joven anarquista se negó desde el principio a aceptar esta normativa, alegando que la salida a la universidad era la única bocanada de realidad y conexión con el mundo que les quedaba a los presidiarios antes de convertirse en "animales encerrados".

Cuatro días antes del aniversario de la muerte de Alexis, se convocaron manifestaciones en diferentes ciudades apoyando la huelga de hambre de Romanós, que acababa de ser trasladado al hospital en estado crítico. La mayoría de manifestaciones transcurrieron sin incidentes violentos --a excepción de la de Atenas, donde el fuego parece inevitable-- y prácticamente todas culminaron con la okupación de diferentes espacios. En Iraklio, por ejemplo, se okupó el Ayuntamiento, donde se colgaron pancartas con símbolos anarquistas en solidaridad con los huelguistas.

El día 6 las calles se llenaron de manifestantes tanto como de policías. En Atenas, por ejemplo, la marcha contaba con unas 20.000 personas, y el despliegue policial ascendía a más de 9.000 efectivos, casi un policía para cada dos manifestantes. La frase que más escuchaba era el grito "el deseo de libertad es más grande que vuestros calabozos". Los agentes intentaron dispersar el mar de gente con gases lacrimógenos, bombas de humo y sonido, granadas de dispersión y chorros de agua. Un auténtico espectáculo de guerra que fue contestado por algunos de los manifestantes con piedras, botellas o bombas molotov. La manifestación en la capital se extendió por varias zonas lo que complicó el control por parte de las autoridades. Una de las zonas más conflictivas fue la del barrio de Exarjia, barrio con gran afluencia de anarquistas y lugar donde mataron a Alexis Grigorópulos. Ahí, algunos grupos de encapuchados consiguieron hacer frente a la policía lanzando piedras y molotov desde las terrazas de varios edificios. La noche terminó con 295 detenciones --de las cuales 43 pasarán a disposición judicial-- y una decena de policías heridos. También en otras ciudades como Patras, Volos, Iraklio, Jania o Tessaloniki se produjeron largos enfrentamientos.

Mientras tanto, el gobierno conservador mantiene su agenda inundada de problemas. En los últimos días el partido Nueva Democracia, que dirige Samarás, ha conseguido aprobar con dificultades los Presupuestos para el 2015. Asimismo, ha llegado a un acuerdo con la Troika para prorrogar su rescate económico y, además, ha decidido adelantar la elección del presidente de la República, que se celebrará el 17 de diciembre. De no salir adelante esto acarreará la convocatoria de elecciones generales. Resulta inevitable pensar que al Gobierno le interesan los disturbios para cocinar el clima preelectoral, cuyos sondeos dan la victoria al izquierdista Tsipras, quien ha mostrado su apoyo a la huelga de Romanós así como a las movilizaciones de esta semana. En la red hemos podido ver, además, varios vídeos del pasado sábado que muestran a más de cien policías vestidos de civil y encapuchados infiltrándose en la marcha.

Quizás el gobierno esperaba que, al igual que había ocurrido ya en otras ocasiones, los presos en huelga de hambre se rindieran después de unos días y sus peticiones quedaran relegadas y sancionadas. Mientras tanto, las revueltas callejeras podían volverse en su favor. Pero la posible muerte de Romanós habría provocado el caos. Nikos no sólo no pensaba dar un paso atrás, sino que la mañana del 10, a pesar de que su salud estaba ya en estado crítico, había decidido también parar de beber agua. En la calle seguían sucediéndose algunos disturbios esporádicos. Finalmente, el Parlamento griego ha reculado decidiendo devolver a los presos su derecho al estudio universitario fuera de la valla penitenciaria.

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comentarios

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    Paco
    |
    06/07/2016 - 10:51pm
    Estudia economia?
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    Juan Carlos
    |
    11/12/2014 - 10:54pm
    Sorprende la juventud del muchacho.Para algunos es un héroe y para otros un radical, pero lo que nadie le puede negar es que tiene las ideas y los testículos bien puestos. Es capaz de defender sus ideales aunque éstos le lleven a la muerte.Su valentía está fuera de toda duda y si se leen sus palabras, dan miedo en cuanto a lo convencido que está. Vió morir a su amigo;vio a las élites económicas destrozar su pais (cuna de la democracia); vie gente empobrecerse y morir de hambre en su barrio; vio como los políticos que debían defender a la gente malvendían sus derechos a cambio de proteger sus privilegios. Pues bien, de aquellas tierras éstos lodos. Los políticos griegos sembraron hace 8 años y ahora recogen su cosecha......y de camino la UE y los especuladores ven lo que pasa cuando se aplican medidas dictatoriales. Que España se vaya preparando con todas las leyes mordaza que quieran, que el ejemplo solo es el primero de muchos. O Siryza reconduce ésto o europa se caerá y volveremos a los paises independientes.
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