Protestas contra el régimen de aislamiento
Huelga de hambre masiva en Grecia contra las cárceles de máxima seguridad

Cerca de 4.000 presos protestan por el régimen de aislamiento derivado de la reforma del Código Penitenciario.

, Atenas
04/07/14 · 8:00
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El 23 de junio, unos 3.860 reclusos distribuidos en 13 centros penitenciarios comenzaban una huelga de hambre a la que se sumaban dos días después las presas de Koridalos y Tebas. La protesta pretende evitar la creación de un régimen especial de confinamiento solitario para “presos peligrosos”, una medida derivada de la reforma del Código Penitenciario que pasará previsiblemente por el Parlamento el 30 de junio, con los votos a favor del principal socio del Gobierno, Nueva Democracia, y del partido nacionalista Griegos Independientes.

La Corte Europea ha condenado a Grecia por las condiciones “inhumanas” de sus cárceles

El resto de fuerzas políticas, así como autoridades judiciales y las organizaciones profesionales y de derechos humanos, han expresado un rechazo mayoritario ante una ley que “cambiará sustancialmente las disposiciones básicas y la filosofía del Código Penal y Penitenciario” según la Iniciativa por los Derechos de los Presos. Según la visión de este grupo de apoyo, el proyecto de ley “no tiene como objetivo sólo el aislamiento de los presos ‘peligrosos’ (…). También apunta a la protesta social ‘peligrosa’ para el poder. A quien se atreva a oponerse le espera un infierno en el que dejará fuera cualquier esperanza”.

El proyecto del Ministerio de Justicia pasa por la transformación de la cárcel de Domokos en una prisión de máxima seguridad, así como por la creación de alas especiales en el resto de centros. A ellas serían transferidos automáticamente los condenados o detenidos preventivamente por cargos de terrorismo o pertenencia a organización criminal, independientemente de que hayan cometido o no delitos de sangre. Por lo demás, otros presos que sean considerados peligrosos (por faltas disciplinarias o planes de fuga) podrán ser aislados en este régimen a discreción de la Fiscalía. Los confinados así no tendrán acceso a permisos, libertad condicional o beneficios penitenciarios y sufrirán una restricción severa en su comunicación con el exterior.

Menos reintegración

Según afirma el Comité de Lucha que coordina la huelga de hambre, el Ministerio ha rechazado de momento escuchar sus reivindicaciones. La propia Federación de Empleados Penitenciarios de Grecia se ha expresado en términos duros contra el proyecto y su carácter “punitivo”.“Hace desaparecer los principios que, al menos teóricamente, gobiernan la legislación penitenciaria y la orientan hacia un trato justo e igual de los presos, con oportunidades de reintegración social”, comentaba un representante.

Con la huelga de hambre, los presos también reivindican la implantación de criterios objetivos para la concesión de permisos, infrecuentes y a discreción de las autoridades de la prisión. Exigen asimismo la instauración del vis a vis, inexistente en la práctica en Grecia, y la libertad para los extranjeros que han cumplido condena y que siguen encerrados a la espera de la deportación.

El Gobierno busca aumentar la seguridad en las prisiones desde
la fuga, a principios de año, de un miembro del grupo armado 17 de Noviembre. Jristódulos Xirós, condenado a seis cadenas perpetuas por su participación en varios asesinatos, desapareció en el curso de un permiso penitenciario.

Hacinamiento e insalubridad

Desde que comenzara la crisis, la población carcelaria de Grecia se ha incrementado hasta situarse en unos 12.000 reclusos, de los cuales un tercio están en prisión preventiva a la espera de juicio, debido al colapso del sistema judicial. De éstos, un número desconocido se hacina durante meses en celdas de comisaría, sin ningún tipo de acceso al exterior, ya que los centros penitenciarios están al doble o al triple de su capacidad. No en vano, Grecia está a la cabeza de la Unión Europea en hacinamiento carcelario.

A las recriminaciones del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura se han sumado en los últimos años varias sentencias de la Corte Europea de Derechos Humanos, que han condenado al Estado griego a indemnizar a exreclusos al considerar que las condiciones de las celdas constituían “trato inhumano y degradante”. En los últimos meses se han generalizado las protestas de presos por la insalubridad de las instalaciones y la falta de atención médica, que ha llevado incluso a la proliferación de enfermedades infecciosas.

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