Organizaciones en defensa de los derechos de migrantes denuncian las trabas al asilo de las personas transgénero.
“Me metieron otra vez en un cuarto oscuro sola, me metieron en una caja”, relata Norma, migrante trans que abandonó México para comenzar su vida en EE UU. Norma fue trasladada de Nueva York, donde tenía su comunidad de apoyo, hasta Luisiana, a más de 2.400 km. Es una más de las miles de personas trans que, además de las violencias relacionadas por su situación de migrante, tiene que sufrir las añadidas por su identidad de género.
Las trans migrantes en Estados Unidos son ubicadas, en muchos casos, en centros de detención de inmigrantes destinados a hombres en base a su designación de género al nacer. En estos centros, son recluidas en aislamiento por “su protección”. Una “segregación administrativa” que hace que estén encerradas en sus celdas 23 horas al día y por la que se les niega el acceso a actividades de grupo, acceso a la biblioteca, visitas de familiares o amigos y llamadas de teléfono.
Deportación, retorno, detención
“La patrulla fronteriza me arrestó y me detuvieron en régimen de aislamiento para ‘mi protección’ en una cárcel de hombres. Sola 23 horas al día porque soy trans. Después de siete meses de soledad, me deportaron de nuevo. Esa vez ni siquiera llegué a salir del aeropuerto de El Salvador. Diez hombres armados en un coche me secuestraron, me violaron y me amenazaron de muerte. Por tercera y última vez, huí de El Salvador. Otra vez fui arrestada por funcionarios de inmigración y me enviaron a una prisión federal”, narra Johanna, migrante trans salvadoreña.
Clemente Lee, abogado de la organización Immigration Equality y representante legal de varias mujeres migrantes trans que han acudido a esta organización en busca de apoyo, explica cómo muchas de estas personas llegan a Estados Unidos desde sus países de origen tras haber sufrido “abusos horribles, violaciones e intentos de asesinato”. Una experiencia a la que, ya en EE UU, le sigue la persecución por parte de las autoridades migratorias, la detención y la deportación a sus países de origen, donde vuelven a ser víctimas de agresiones por su identidad de género, una situación que las empuja a volver a intentar cruzar la frontera. “Muchas de estas mujeres huyen de nuevo a Estados Unidos, donde, si vuelven a ser arrestadas, son encerradas durante un periodo de seis meses en prisiones federales de hombres antes de ser transferidas a centros de detención de inmigrantes. Es un ciclo que pone en peligro la seguridad de las mujeres trans una y otra vez”.
“Tal vez el peor tipo de injusticias sea aquel en el que la ley actúa, tal vez sin querer, de manera gratuitamente cruel, dañando a las personas sin ningún propósito”, afirmó el congresista demócrata Jerry Nadler sobre la situación que afrontan los migrantes LGTB (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales) en Estados Unidos. La situación para el colectivo de migrantes, sin embargo, ha empeorado desde que el demócrata Barack Obama llegó a la presidencia de Estados Unidos. En los primeros cuatro años de su Administración, han sido deportados cerca de dos millones de migrantes, un número mayor que el alcanzado durante los ocho años que el republicano George W. Bush ocupó la Casa Blanca.
Derecho a asilo
En los 90, los migrantes LGBT en los EE UU consiguieron que se les reconociera la posibilidad de solicitar asilo en base a la persecución que sufrían en sus países de origen, pero en 1996 se añadió a la normativa un nuevo requisito para acceder al asilo: solicitarlo durante el primer año transcurrido tras la llegada al país. El objetivo, desaminar a la gente que fuera a presentar reclamaciones de asilo fraudulentas.
A los obstáculos puestos por las autoridades migratorias se añade la crudeza de la represión policial y la desigualdad económica. Según un reciente estudio del National Center on Transgender Equality y la National Gay and Lesbian Task Force, las mujeres trans de color son “uno de los miembros mas vulnerables de la sociedad”, con altos índices de pobreza y trato diferencial de la policía. Este estudio muestra cómo el 43% de los extranjeros latinos trans en Estados Unidos viven en la pobreza extrema –ingresos inferiores a 10.000 dólares al año–, comparado con el 4% de la población en general y el 12% de la población latina. El 42% de este colectivo ha perdido su empleo debido a la discriminación y el 47% ha sufrido ataques físicos.
El estudio señala también que, mientras sólo el 2,7% de la población general y el 16% de las personas trans ha estado en prisión, el porcentaje se eleva hasta el 25% en el caso de las mujeres transexuales latinas y, de ellas, la cuarta parte es víctima de asaltos sexuales en la cárcel.
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