Pavel Loparev y Askold Kurov
Realizadores del documental ‘children 404’
“El día del estreno gritaban: ‘Moscú no es Sodoma’”

Un documental recoge voces de 40 adolescentes rusos un año después de la aprobación de la ley ‘antigay’.

, Moscú
02/07/14 · 8:00
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Hace un año, Rusia aprobó la ley que prohíbe la “promoción de sexualidad no tradicional”. El recién estrenado documental Children 404 escucha la voz de los adolescentes LGTBQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer) de Rusia. El documental toma su nombre de la plataforma virtual que creó la periodista Elena Klimova para conectar entre sí a todos estos jóvenes, y a la que los directores Pavel Loparev y Askold Kurov acudieron para recopilar los testimonios. Children 404 se presentó en el festival internacional Hot­docs en Toronto y como herramienta de visibilización ya está colgada en Youtube-Rusia.

Pocos meses antes de que Rusia aprobase la ley, en marzo, la periodista Elena Klimova creó ‘Children 404’, una comunidad en Facebook en la que adolescentes LGTBQ rusos contaban los problemas que afrontaban por su identidad sexual, que cuenta con más de 4.500 seguidores. La comunidad ‘Children 404’ tomó su nombre del mensaje de error en internet que aparece cuando no se encuentra una página, un manera de hacer referencia a la invisibilidad en la que viven las personas LGTBQ. Su creadora, Elena Klimova, fue acusada en enero de 2014 de hacer propaganda de relaciones sexuales no tradicionales, pero la Justicia desestimó el caso en febrero al considerar que no había “cuerpo delictivo”.

El día antes del estreno internacional presentasteis el documental en Rusia. ¿Podéis explicar cómo fue esta primera proyección?

Askold Kurov: ¡Fue la proyección mas increíble de mi vida! En el cine donde lo presentábamos, en Moscú, aparecieron unas 15 personas con carteles y gritando: “¡Moscú no es Sodoma! ¡Fuera de nuestros niños! ¡Esto es propaganda gay!”. Vino la policía, decían que había menores en la sala y empezaron a revisar la documentación del público. Pero la gente se cansó, se levantaron y empezaron a gritar: “¡Que­re­mos ver la película! ¡Queremos ver la película!”. Fue un momento muy poderoso.

Pavel Loparev: Sí, fue muy emocionante. La policía vio entonces que no había menores y se marchó. Des­pués del documental tuvimos un debate muy intenso con el público.

¿Qué decía la gente?

P.L.: En Rusia, la gente ve este film como algo más amplio que ser gay, lesbiana, trans o bisexual. Se trata de minorías frente a mayorías. Para no­sotros habla del fascismo en Rusia y por eso la gente heterosexual rusa se siente identificada también.

A.K.: El público estuvo muy atento con Elena Klimova, que vino al pase.

D.: ¿Cómo contactasteis con Elena?

A.K.: La encontramos a través de la plataforma Children 404, que ella misma creó.

P.L.: Es una mujer increíblemente fuerte. Vive en un pueblo muy pequeño con su pareja. Ahí no hay ningún movimiento gay ni nada. ¡Y menos de lesbianas viviendo fuera del armario! A raíz de la plataforma, Elena está recibiendo amenazas e insultos cada día. Mensajes del tipo “te mataremos”, “mátate!”, “puta”...

Viendo la película da bastante terror ser LGTBQ en Rusia. Por ejemplo, cuando una madre no quiere que su hijo salga de casa a ver a sus amigos gays.

A.K.: Sí, son momentos muy duros. La situación en Rusia es mejor que en otros países, pero hay mucha homofobia. Yo no me siento libre. No quiero que mis vecinos sepan que soy gay porque no sé qué problemas me podría traer.

Pero este film es también vuestra salida del armario...

A.K.: Sí. Este film ha cambiado nuestra vida. Le dije a mi madre que era gay dos semanas antes de estrenar la película. Al hacer esta película nos hemos dado cuenta de mucha homofobia interiorizada que teníamos nosotros mismos.

¿No tenéis miedo de lo que os pueda pasar ahora?

A.K.: En Rusia, todo es siempre un interrogante... [se ríen]. Tampoco queremos promocionarnos como realizadores gays... y de momento en Rusia no hemos concedido entrevistas. Ya veremos qué pasa.

¿Qué diferencia creéis que hay en crecer como gay o lesbiana en la Unión Soviética antes o ahora?

A.K.: A nosotros nadie nos dijo qué era exactamente “ser gay”. Estaba prohibido y podías ir a la cárcel, pero tampoco había una propaganda en contra. Ahora, en cambio, hay mucha homofobia en la televisión. La gente piensa que ser gay implica ser un maníaco o un pedófilo.

P.L.: La generación de adolescentes es muy diferente a sus padres, que están viendo todo el día la televisión. En internet, los adolescentes tienen toda la información que necesitan, mientras los padres perciben que ser gay es estar enfermo.

¿Cómo organizasteis la grabación y la recopilación de los testimonios?

A.K.: No sabíamos bien cómo íbamos a hacerlo. Queríamos dar voz a estos jóvenes, entrevistarlos, pero era peligroso para ellos y nosotros.

P.L.: Por ejemplo, una madre leyó los mails que nos mandábamos con un chico de 16 años y se enfadó muchísimo. Tuvimos miedo de que pensara que éramos pedófilos o algo así.

¿Y así salió la idea de recopilar audios e imágenes?

A.K.: No, no teníamos nada claro. Conseguimos hacer 40 entrevistas por Skype. Nos dimos cuenta de que eran entrevistas muy íntimas. Están en su casa, en su habitación, y no tienen barreras. Hablan con toda libertad de cómo se sienten.

P.L.: Nos dimos cuenta de que no hacía falta ir a sus ciudades para entrevistarles. No hacía falta correr ese riesgo. Pedimos a los que quisieron y podían que filmaran fragmentos de su día a día como menores gays o lesbianas: en casa, en la escuela... En total recibimos como cinco horas de momentos de “vida cotidiana”, momentos increíblemente fuertes.

¿Qué esperáis que cambie vuestro documental?

A.K.: Creo que si eres abierto y escuchas los mensajes de todos estos jóvenes tu mente también se abre. Creo que la película da esperanza.

P.L.: El problema es que la sociedad no sabe nada de ellos, ni conoce a personas gays o lesbianas. Es un problema abstracto.

¿Cómo vive Rusia la fuga de personas LGTBQ?

A.K.: En Rusia hay mucho patriotismo y nadie quiere que los rusos se vayan. Quizá con este film la sociedad se repensará la estupidez que representa esta ley y la homofobia.

P.L.: La sociedad rusa es muy agresiva frente a cualquier influencia del exterior. Quizás así dejen de entenderlo como una agresión... y vean que no es EE UU quien intenta promover lo “gay” entre los jóvenes.

¿Qué habéis aprendido con esta película?

A.K.: Las historias de estos jóvenes nos han inspirado. Son mucho más libres, fuertes e informados que nosotros. Es una nueva generación. ¡Rusia tendría que estar orgullosa de tener jóvenes así!

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