La unidad que necesita la izquierda

En enero se celebró en Madrid la décima edición del Foro Social Mundial. Entre otros, se organizó un taller sobre las relaciones entre los partidos (de izquierda) y los movimientos sociales. Desde los dos ámbitos se insistió en lo débil de la línea que los separa, y coincidieron en la voluntad de suavizar esta división, convirtiendo a los partidos en transmisores de la actividad de los movimientos. También hubo acuerdo sobre la necesidad de articular una propuesta política unitaria que condensara la diversidad de la izquierda alternativa. Hasta aquí las buenas palabras.

Pablo Castaño Tierno
09/02/10 · 13:57
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En enero se celebró en Madrid la décima edición del Foro Social Mundial. Entre otros, se organizó un taller sobre las relaciones entre los partidos (de izquierda) y los movimientos sociales. Desde los dos ámbitos se insistió en lo débil de la línea que los separa, y coincidieron en la voluntad de suavizar esta división, convirtiendo a los partidos en transmisores de la actividad de los movimientos. También hubo acuerdo sobre la necesidad de articular una propuesta política unitaria que condensara la diversidad de la izquierda alternativa. Hasta aquí las buenas palabras.

Pero tampoco faltaron pullas de un partido a otro de los presentes, ni excesivamente apasionadas reafirmaciones de la propia identidad por parte de algunos movimientos sociales. Creo que no soy el único que salió del encuentro con la sensación agridulce de que, si bien todos estos sectores están de acuerdo en avanzar hacia una armónica unidad de la izquierda alternativa, algunos no están dispuestos a ceder ni un ápice en sus pretensiones, ya sean programáticas u organizativas.

No hay que perder de vista la minúscula representación, tanto parlamentaria como social, que la izquierda crítica tiene en nuestro país. Si queremos que nuestras ideas influyan de verdad en la vida política, no podemos presentarnos como una nebulosa de partidos de izquierda enfrentados entre sí. Es imprescindible ofrecer a los ciudadanos una propuesta política unitaria y coherente. Y para conseguirlo esta refundación de la izquierda, tanto movimientos como partidos tienen que estar dispuestos a hacer algún sacrificio.

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