El 21 de diciembre de 2012, en Chiapas, México, reapareció el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) en los medios de comunicación nacionales e internacionales. Ésta es una de las cosas que sucedieron. Hay otras que pasaron y que no fueron tan atendidas.
Texto de Heriberto Paredes Coronel, Licenciado en Estudios Latinoamericanos, participa en la Agencia Autónoma de Comunicación SubVersiones, México

inforelacionada
Trataré de sumergirme en los detalles invisibles y en las consecuencias de que un ejército de indígenas ‘reaparezca’ –y no– el mismo día en que terminaba la cuenta calendárica maya.
Los zapatistas no reaparecieron, ellos y ellas siempre estuvieron ahí, luchando y resistiendo los embates de una vida cotidiana que implica la construcción de un mundo distinto, estuvieron denunciando las agresiones de las que fueron objeto por parte de las instancias –legales e ilegales– del Gobierno mexicano. También estuvieron desarrollando y fortaleciendo los proyectos que componen los cimientos de la organización social y política de los cinco Caracoles. Estuvieron ahí siempre, listos para solidarizarse si lo requería la causa. Nadie se fue y el movimiento zapatista continuó sin atraer reflectores, firme, silencioso, observador. Los medios de comunicación alineados con la clase política mexicana nunca voltearon a verlos, nunca consideraron noticia el hostigamiento, por parte de grupos de choque y paramilitares, de varias comunidades en distintas zonas del estado de Chiapas. Para el periodismo canónico no había interés en un montón de indios insurrectos jugando a la política.
Ésta es la primera consecuencia de la ‘reaparición’ del zapatismo: sus pasos llenos de silencio desnudaron la fraudulenta realidad de los consorcios informativos, no sólo en México, también a nivel internacional. Aquel lluvioso día de diciembre, la ciudad de San Cristóbal de las Casas presenció un caminar y un actuar que marcaba una manera de ejercer la política que distaba mucho de la disyuntiva en la que se enfrasca este país: o lucha electoral, o vía armada. Televisoras, radio, prensa escrita y electrónica se enfrentaron a la cobertura de algo que no entendían. ¿Dónde estaban los comandantes? ¿Habría algún acto de demostración de fuerza? Sin que la prensa oficialista se diera cuenta siquiera, quienes componen y dirigen al EZLN pasaron frente a sus cámaras, se presentaron sin armas y en silencio. A la prensa le hace falta mucho para quitarse las dinámicas que le permiten decidir quién reaparece y quién no.
Conforme avanzaron estos meses aparecieron varios comunicados, algunos explicativos de la dinámica en la que va a entrar la organización, y otros análisis de la situación política nacional. También existe una serie de textos, llamada “Ellos y nosotros”, que expone la necesidad de continuar la lucha política en base a todo un sistema ético, y en el cual se define la propuesta del zapatismo para el país. Textos en los cuales es posible dialogar con el propio zapatismo y enfrentar análisis que llevan a desenmascarar los tabús políticos que en los últimos años han hecho de México un verdadero fracaso: la lucha electoral y mañosa de López Obrador, candidato de una supuesta izquierda oficial; el movimiento #YoSoy132 y las falacias en las que cayó desde su nacimiento; las ambiciones del priísmo que se reacomoda en el poder, sus mecanismos de acción y las formas de desprecio y de despojo que comienzan a reestructurarse.
El zapatismo vuelve a interpelarnos, siempre respetuoso, claro y firme en su lucha, y en sus principios
Otros temas también se abordan, por ejemplo, la apelación a la conformación de un movimiento nacional llamado la Sexta, que parta del respeto a la diversidad en las formas de pensamiento y acción, que elimine los vanguardismos y los liderazgos inútiles. Al terminar este conjunto de comunicados, los zapatistas, a través del vocerío del subcomandante insurgente Marcos, dan dos pasos fundamentales: nombran públicamente a un nuevo subcomandante, quien fuera el teniente coronel Moisés. Y lanzan una iniciativa que revierte los largos siglos de colonialismo en el pensamiento: una escuela en la que sean los invitados quienes aprendan de las experiencias del zapatismo y no al revés –como suele suceder–, que los de fuera siempre van a enseñar.
¿Cuáles pueden ser algunas de las consecuencias de que el EZLN vuelva a establecer este tipo de comunicación directa con las y los mexicanos? Porque no le habla a los líderes políticos, a quienes buscan reflectores o piensan que los merecen. Esta organización político-militar le habla a la gente sencilla que sobrevive todos los días y que además tiene la disposición de luchar para construir un país distinto sin que se genere más violencia.
La segunda consecuencia de esta ‘reaparición’ queda ubicada en la propuesta política que plantea, entre líneas muchas veces, el zapatismo a través de sus comunicados y sus acciones. El contexto mexicano ha cambiado mucho, no sólo en ámbitos específicos como el político o el social, ha habido una profundización de la conciencia en tanto que se ve como evidente la necesidad de cambiar el rumbo, de transformar este país desde la raíz. Hace varios años no era tan generalizado el coraje con el que se afrontaban los altibajos de la vida y no se veía con tanta claridad la línea que separa a la clase gobernante del resto de la población. La guerra desatada por Felipe Calderón, con sus decenas de miles de muertos y desaparecidos, y el descarado fraude electoral de Peña Nieto, han sido golpes muy duros, casi decisivos.
En este diálogo abierto por el EZLN en sus comunicados, también se apela a las distintas formas de lucha y resistencia que conforman en gran medida lo que puede llamarse sociedad mexicana. Cada vez en más zonas del país se hace visible la urgencia de tomar las riendas de la vida, se lucha contra los proyectos mineros o de un aparente desarrollo económico sostenible, y se multiplican las luchas y resistencias sustentadas en la autonomía, rechazando la violencia como modo de resistencia. Experiencias que día a día se levantan gracias a la apertura de espacios de participación antes vedados. A pesar de que la realidad del despojo y la violencia no se ha ido, a pesar del dolor y el vacío. El zapatismo vuelve a interpelarnos, siempre respetuoso, claro, y firme en su lucha y en sus principios. Ahora nos corresponde aprender a escuchar esta interpelación y reflexionar nuestra respuesta, y llevarla a la práctica en las formas más variadas.
La tercera consecuencia que ubico, es la del ejercicio de la honestidad. O de cómo se establece un diálogo desde la confianza. El EZLN nos invita a conocer sus logros en estos últimos diez años de trabajos en el desarrollo de la autonomía. Los comunicados nos comparten con delicadeza una pequeña parte de lo que, a su modo, significa otra forma de hacer política. Cada fragmento de la palabra de promotores y promotoras de salud, de educación, de las autoridades de las Juntas de Buen Gobierno, de personas que han puesto su esfuerzo, es un fragmento-carnada. Nos están conquistando para que no olvidemos y no seamos arrogantes al pensar que lo sabemos todo, que somos los mejores en organización y resolución de problemas. Lo mejor, nos invitan a aprender con ellos, en su territorio, con sus palabras.
Tal vez lo mejor de esta presunta ‘reaparición’ es que se trata de un recordatorio de la presencia y vigencia de este movimiento. Es posible pensar que podemos tomar las riendas de este país y reconstruirlo desde abajo.
comentarios
0