Preguntas sobre la organización

Desafíos organizativos y apertura de nuevas posibilidades de avanzar en la construcción de un proceso de democratización radical, tras el empujón que supuso el 15M para las organizaciones anteriores a este movimiento.

, madrilonia.org
26/12/12 · 15:45
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La primera pregunta que creemos importante a la hora de abordar la cuestión organizativa es “¿Por qué ahora?” Desde el pasado 15 de mayo hemos asistido a una explosión de formas innovadoras y expansivas de experimentación organizativa que ha generado una onda larga de fuerte movilización social. Esta onda demanda, debido a sus propios límites y sobre todo a su potencia, preguntarse por los dispositivos organizativos más adecuados para avanzar en los objetivos actuales: destituir el régimen de expolio existente y avanzar en la construcción de un proceso de democratización radical. Recono­ciendo, además, que no hay posibilidad de organización realmente existente y eficaz, sin tener en cuenta los principios de funcionamiento de dicha experimentación: la cuestión democrática, la participación individual y colectiva, la doble presencia analógica y digital, la identidad abierta, la construcción de frentes de participación que no están atravesados por discursos ideológicos cerrados, la ausencia de liderazgos personalistas...

Necesitamos mantener abierta la coyuntura y para eso necesitamos abordar la pregunta de cómo intervenir en los espacios institucionales

Pero la pregunta de “¿por qué ahora?” remite también a un cierto ‘tocar techo’ de los dispositivos concretos, de la formas probadas de dicha organización. Decimos tocar techo para hacer explícitas dos cuestiones. Una es que el ciclo abierto no sólo no está cerrado, sino que sigue en expansión. La otra es que, al contrario que en las lógicas organizativas previas al 15M, no se trata tanto de organizar la apertura de una escasez –de gente, de medios, de poder– sino al contrario, una lógica organizativa que evite la dispersión propia de un momento de máxima amplitud, participación y capacidad expresiva. Hablamos de un contexto en el que la necesidad de cambio constitucional, entendido como redefinición radical de los cimientos de nuestra vida en común y no como una mera sustitución de élites políticas, está en el marco de lo posible. 

Hablamos ahora de organización –o volvemos a hablar– porque se abren desafíos de nuevo tipo: la situación política institucional es de un bloqueo absoluto. El gobierno del PP esconde su enorme debilidad en mutismo y aumento intenso de la represión y el control en la calle. Ese bloqueo impide cualquier posibilidad de negociación en los mil frentes que se le abren: educación hace un año, desahucios hace un mes, sanidad ahora, dinámica territorial con las elecciones catalanas, jueces en rebeldía, reforma laboral... Abrir la puerta a una sola negociación abriría la caja de Pandora de los otros conflictos latentes que, muy probablemente, se activarían. Y, claro, porque el margen de actuación de las políticas públicas en todas las áreas de importancia está absolutamente controlado por las lógicas derivadas del rescate, la modificación de la Constitución, etc.

Esta situación es susceptible de extenderse en el tiempo sin un horizonte electoral cercano, con un Gobierno que sabe que probablemente nunca va a volver a tener tanta capacidad de control sobre el parlamento, jugando al desgaste. Desgaste de sí mismo y desgaste de la potencia de actuación de los movimientos.

¿Qué desafío organizativo marca entonces la coyuntura actual? El más importante: asumir una lógica organizativa en clave de proceso y reestructuración. De complejización y densificación de las dinámicas organizativas ya presentes. No hacerlo es confundir los principios –democracia, participación, inclusividad– con los dispositivos –comisiones, herramientas telemáticas, espacios creados para un evento concreto que 
luego desaparecen–. O de asumir dinámicas organizativas pre 15M que han demostrado ser poco eficaces, como la forma-coordinadora o la forma-plataforma.

Necesitamos mantener abierta la coyuntura y para eso necesitamos abordar la pregunta institucional y del poder, de cómo bloquearlo, de cómo intervenir en los espacios institucionales. También la pregunta de cómo mantener los niveles de conflicto en el medio-largo plazo. Y, con ello, la pregunta de la propia sostenibilidad del movimiento, de su capacidad de generar infraestructuras, incorporación constante de nuevas gentes, crecimiento más allá de los eventos. Profundizando en el contenido político de la coyuntura actual.

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