Por la regeneración de un partido estatal de izquierdas con representación parlamentaria
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Foto: J. C. Rojas

Ensayo sobre la lucidez, el libro
de Saramago, articula
dicha lucidez sobre una
abstención masiva que
deslegitima el simulacro de democracia
en el que vivimos, un escenario

20/02/08 · 23:06
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Foto: J. C. Rojas

Ensayo sobre la lucidez, el libro
de Saramago, articula
dicha lucidez sobre una
abstención masiva que
deslegitima el simulacro de democracia
en el que vivimos, un escenario
al que he contribuido siendo abstencionista
en la gran mayoría de las
llamadas a las urnas que se me han
hecho. Desgraciadamente el horno
social no está (todavía) para esos bollos
de abstención masiva, de forma
que discutir la relación de IU, como
partido de izquierdas de implantación
estatal, y los movimientos sociales
que trabajamos para la transformación
estructural del modelo,
se hace necesaria.

A la hora de ver la relación de
partidos y movimientos sociales es
importante diferenciar las estrategias
básicas de ambos. IU buscaría
alcanzar mayores cuotas de poder
político como elemento para la
transformación social. Los movimientos
sociales trabajaríamos más
desde la perspectiva de crear autoorganización
social transformadora.
En IU la transformación vendría
“desde arriba”, mientras que en los
movimientos sociales sería “desde
abajo”. Aunque esto no es, ni mucho
menos, un absoluto.

Pero estas estrategias básicas hacia
el cambio social se desdibujan en
muchos casos. De esta forma, IU no
debería ser un fin en sí misma, es decir,
que debería entenderse como
una posible herramienta de una
transformación más colectiva. Así el
objetivo de IU no tendría que ser tomar
el poder (o cotas del mismo), sino
abrir la puerta a transformaciones
sociales emancipadoras. Del
mismo modo que el objetivo de un
colectivo social no debería ser crecer,
sino facilitar la creación de redes
sociales. Desgraciadamente esto no
es la norma ni desde el lado de IU ni
del de muchos colectivos sociales.

Otros mimbres

IU no debería ser un partido más. No
debería ser vista como una organización
que busca los votos en periodo
electoral y si te he visto no me acuerdo.
Los planteamientos estratégicos
que supeditan casi todo a aumentar
el número de votos se parecen demasiado
a los del PSOE o el PP. Creo
que IU no debería trabajar para gobernar,
ya que la fuerza social que
aglutinamos las gentes de la izquierda
no da para esos mimbres. Debería
aspirar a poder presionar al máximo
al poder hacia la izquierda desde el
planteamiento de que vivimos en un
desastre social y ambiental. Y esa
presión no es únicamente a través de
su fuerza parlamentaria a nivel legislativo,
también lo es abriendo puertas
al trabajo de los movimientos sociales,
por ejemplo.

Hoy por hoy, ya que no tenemos
fuerza para gestionar más que pequeñas
cotas de poder, creo que deberíamos
aprovechar esa limitación
y desplegar toda la utopía de nuestro
discurso sin caer en el juego de gestionar
lo que planteamos que es ingestionable
bajo parámetros de solidaridad,
libertad, equidad y armonía
con el entorno. Por poner un ejemplo,
no está ayudando mucho la gestión
ambiental del Ayuntamiento de
Córdoba, la perla gobernada por IU
desde hace años, a que entendamos
la coalición como aliada cuando toma
el poder, aunque esa gestión fuera
debida al limitado margen de maniobra
con que el consistorio cuenta.

Por el lado de los movimientos sociales
también es verdad que muchas
veces nos regodeamos demasiado
estando dos palmos por encima del
suelo sin mojarnos nada en esa gestión
de la realidad.
Indudablemente para los movimientos
sociales una debacle de IU
en las próximas elecciones generales
significaría la pérdida de una herramienta
para nuestras luchas que, en
muchos casos, ha resultado muy útil.

¿Qué pasaría si no existiese IU? Pasaría
que, por ejemplo, no tendríamos
una vía directa de información y
de posible influencia en las iniciativas
legislativas parlamentarias; que
no habría un interlocutor institucional
para presionar ante las, cada día
más habituales, ilegalizaciones de
actos; que no habría presión parlamentaria
para influir en un (tímido)
giro de izquierdas a las políticas del
Gobierno; o que, al no poder ser asumidas
por una fuerza con representación
parlamentaria, varias de nuestras
iniciativas se quedarían en el
ámbito de lo percibido como marginal
por la mayoría de la sociedad.

En todo caso, esa posible debacle,
desde mi punto de vista, debería ser
interpretada en parte como que IU
ya no empujaría claramente en la
misma dirección que los movimientos
sociales y, por lo tanto, las gentes
que los integran no votarían a la coalición.
Si no se perciben las dos orillas
estatales de antaño (el PP y el
PSOE por un lado e IU por otro) la
necesidad de IU se desdibuja.
Desde IU se podría plantear que
los movimientos sociales, en “pago”
a los servicios prestados o, en el mejor
de los casos, para maximizar estas
herramientas que antes nombraba,
deberían promover el voto para
IU. Desde mi punto de vista, si sectores
de los movimientos sociales consideran
que efectivamente el fortalecimiento
de IU es importante, serán
ellos mismos los que tomen la decisión
de votar a la coalición. Es como
si en Ecologistas en Acción, en cada
plataforma a la que invitamos a participar
a otros colectivos y personas,
les sugiriésemos que tienen que hacerse
soci@s nuestr@s. Lo que cada
cual quiera dar (los votos, el dinero o
el tiempo) a otras organizaciones no
se puede pedir.

Reticencias

Finalmente, lo que se hace hacia
dentro es tan importante como lo
que se hace hacia afuera. ¿Cómo
puede proponer con credibilidad IU
una sociedad distinta basada en el
consenso o, por lo menos, la democracia
de las mayorías, cuando las
puñaladas internas están a la orden
del día? De este modo no sorprende
que cuando nos relacionamos desde
los movimientos sociales con IU lo
hagamos desde una posición reticente
en muchos casos ya que sus actitudes
en casa se han repetido demasiadas
veces fuera de ella. Pero es
más, este tipo de actitudes le resta
mucha credibilidad a la coalición de
cara a entender que estamos empujando
hacia lo mismo. Desde los movimientos
sociales se ha producido
un importante esfuerzo durante estos
últimos años por democratizar
nuestras relaciones y nuestro funcionamiento.
Un esfuerzo que todavía
es insuficiente pero que contrasta
con cómo se comporta IU internamente
y cuando entra en relación
con los movimientos sociales.

Para concluir, creo imprescindible
una regeneración de un proyecto
partidista estatal de la izquierda radical
con representación parlamentaria,
sea IU u otro. Una regeneración
hacia adentro, en su relación con los
movimientos sociales y en su relación
con el resto de la sociedad. Una
regeneración de este tipo incluso podría
conseguir que quienes no votamos
pensásemos en hacerlo, ya que
lo que pudiese conseguir este partido
compensaría la legitimación del
sistema con nuestro voto.

TEMA DEL DEBATE: REFLEXIONES ANTE LOS COMICIOS DEL 9 DE MARZO. Tras una larguísima precampaña, en estos momentos
de vorágine electoral en que todo parece reducirse a
un duelo bipartidista, sería pertinente reflexionar sobre
las sendas y posibilidades de la representación política
y electoral del espacio sociológico de 'las izquierdas'. Y
en cómo afecta a los movimientos sociales de base.

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