Los organismos vivos sobreviven a base de mutación. No hay virus más eficiente que la vida misma. Se
copia, se pega, se transforma. Los movimientos previos al 15M tenían entre sus características fundamentales una tendencia a cristalizarse en estructuras, identidades y formas de organización poco abiertas a dicha mutación. Entre otras cosas porque mutar también significa dejar atrás algunas cosas. Es decir, reconocer el carácter provisional de cualquier experimento político o, para el caso, vital. Reconocer, en fin, que todo lo que vive muere.
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Los organismos vivos sobreviven a base de mutación. No hay virus más eficiente que la vida misma. Se
copia, se pega, se transforma. Los movimientos previos al 15M tenían entre sus características fundamentales una tendencia a cristalizarse en estructuras, identidades y formas de organización poco abiertas a dicha mutación. Entre otras cosas porque mutar también significa dejar atrás algunas cosas. Es decir, reconocer el carácter provisional de cualquier experimento político o, para el caso, vital. Reconocer, en fin, que todo lo que vive muere.
Si entendemos lo sucedido el 15 de mayo de 2011 como una actualización de la forma de funcionamiento de dichos movimientos, como una aceleración, y no como una discontinuidad y una ruptura, podemos encontrarnos esa misma tendencia a la cristalización en estructuras e identidades. Los propios medios de comunicación intentaron inmediatamente someter a las plazas al dictador de la identidad: “los indignados” primero y “los del 15M”, después. Si “los del 15M” son unos, ya no podemos ser cualquiera. Esa lógica puede llegar a niveles grotescos cuando la tendencia es no abrir a nada desconocido y establecer que el 15M es uno mismo, su colectivo o su grupo de afinidad.
Cuando se empezaron a organizar las jornadas de Agora99 del pasado noviembre, varios de los que acudimos a los espacios organizativos asistimos a una interesante reunión en la que se nos informó de que las jornadas no podían tener lugar porque “no se le había pedido permiso al grupo que se encargaba de los eventos transversales del 15M”.
¿Quiere eso decir que la estructuras nacidas en el 15M son un problema? Evidentemente, no, sobre todo cuando, como las asambleas de barrio, han generado infraestructuras, proyectos de trabajo concreto, y densificado una red con capacidad para activarse y actuar tanto de forma conjunta como de manera autónoma.
Pero a la vez, no ver en las mareas, en el crecimiento de la PAH por todo el Estado, en los nuevos centros sociales, en los experimentos comunicativos de todos tipo que surgen y seguirán surgiendo, en
el desarrollo de herramientas tecnopolíticas de organización y conflicto –desde oiga.me a 15MpaRato– la mutación más feliz del acontecimiento 15M es un error grave. Error que identifica el acontecimiento con una forma organizativa cerrada y con tendencia a la repetición.
Del acontecimiento al rito hay un paso. Así, de la idea de “diálogo colectivo” de las plazas se pasa muy rápido a la idea de “concienciar a la gente”. Uno de los lemas más importantes del 15M, grabado en la Puerta del Sol, incluso, era “dormíamos, despertamos”. Si dormíamos y despertamos, la conciencia no es un problema. El concienciar termina siendo una trampa por la que, si algo no funciona suficientemente bien, siempre es culpa de un otro no concienciado. El problema es otro. El problema es cómo ganar, ahora que todo el mundo está tremendamente despierto.
Este 15M muestra signos de mutación evidentes y tenemos que celebrarlos. Señalo tres de ellos:
1. Toque A Bankia: ¿Por qué? Por el desafío. Por volver a introducir la dimensión de conflicto y hacerlo, además, respetando y avanzando las claves de mayo de 2011: apertura, organización en red, conflicto con mucha capacidad de producir consenso, imaginación e inteligencia colectiva.
2. Apertura a las mareas y lanzamiento de nuevos frentes: la convocatoria a las jornadas del 10 y 11 de mayo propone encierros y “noches en blanco” en varios ejes que se están organizando en alianza con las Mareas, los espacios que están trabajando la cuestión de la democracia y la dimensión constituyente, las gentes de la cultura y la comunicación, y, por supuesto, la PAH y las asambleas de vivienda. Es una manera de reconocer que “el 15M” se ha concretado de esa forma este año.
3. La consulta por la salud pública en Madrid: ¿Hay mejor manera de actualizar el sentido de las movilizaciones que fueron el pistoletazo de salida del 15M que una consulta organizada desde abajo?
¿Hay mejor forma de construir ese “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”?
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