La mirada glauca del buitre carroñero

A partir de enero, entramos en el 75º aniversario de la II
República española, y el 70º aniversario de la resistencia
popular al golpe de Estado y de la revolución española. Las
fricciones en torno a la apertura de fosas comunes fruto de
la represión contra los derrotados, en torno al Archivo Histórico
de Salamanca, o la aparición de textos revisionistas
avalados por la ‘derechona’, nos indican que la memoria es
también un espacio de confrontación política. Con el fin de
fomentar la reflexión colectiva, iniciamos este debate.

07/06/06 · 19:26
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Desde hace algunos años
los familiares de las víctimas
del genocidio
franquista tratan desesperadamente
de rescatar los restos
de sus seres queridos, enterrados
en cualquier fosa común, a fin
de depositarlos en un lugar conocido
para que definitivamente
todos descansemos en paz. Pero
alrededor de este comprensible
acto de humanidad se han dispuesto
una serie de elementos que
tratan de extraer del mismo rentabilidad
política o mediática. Esto
no es nada extraño; hemos asistido
a espectáculos similares en
otros momentos, pero en esta ocasión
se añade un punto de cinismo
que desborda los límites de la
dignidad humana.

¿De qué se habla?

Aprovechando los comprensibles
sentimientos de los familiares de
las víctimas se ha puesto en marcha
todo un mecanismo espectacular
con el sospechoso pretexto
de rescatar nuestra memoria histórica;
sin embargo, me da la impresión
que nadie sabe a ciencia
cierta qué significa esta expresión.
Y ante este bochornoso espectáculo
cabría preguntarse qué se quiere
significar con ello.

¿Se trata, acaso, de encausar por
fin al régimen franquista y a sus
partidarios por crímenes contra la
humanidad? ¿O quizás se quiere
cuestionar la actuación represiva de
socialistas y republicanos contra
aquellos que querían una transformación
social profunda? ¿O son más
bien los asesinatos del Partido Comunista
contra los revolucionarios
anarquistas y militantes del POUM
lo que se quiere sacar a la luz?
Este es un país de profundas amnesias
logradas a base de resolver
los problemas históricos por el expeditivo
expediente de la liquidación
del oponente. La rebelión militar y la
instauración de la dictadura, que
acabó con la posibilidad de experimentar
otras formas de relación social,
fue tolerada, cuando no apoyada
abiertamente, por los gobiernos
de los países democráticos occidentales.
En aquellos momentos jugaba
un papel necesario y volvieron la mirada
hacia otra parte ignorando el
genocidio que se perpetraba en toda
la geografía española.

Operaciones

En este mismo contexto se produjo
el inevitable recambio de la dictadura
a la democracia y tanto los herederos
del franquismo como los partidos
de ‘izquierda’ tenían motivos
fundados para mantener la amnesia.
Destapar la caja de Pandora en aquellos
momentos hubiera derivado con
toda probabilidad en una situación
difícilmente controlable; por ello era
imprescindible hacer callar, de la forma
que fuera, a aquellos que reclamaban
el juicio al franquismo.

En estos momentos nos encontramos
en una de esas situaciones históricas
en las que la recuperación de
la memoria histórica, después de la
liquidación de sus protagonistas o
de quienes se proclaman sus herederos,
es una tarea de marketing que
puede reportar copiosos beneficios.
Uno de ellos -quizá el más importante-
maquillar la democracia
y devolverle su prístina pureza, ya
que empezaba a mostrar síntomas
de envejecimiento prematuro debido
a las perversiones que confluyeron
en su génesis. Por tanto, ha llegado
el momento de realizar unas
cuantas tareas de desescombro y
limpiar un poco la trastienda, pero
sin emplearse excesivamente a
fondo porque de otro modo se
corre el peligro de que la gente comience
a hacerse preguntas.

Recuperaciones

Por ejemplo, que empiece a pensar
que la recuperación de la memoria
histórica -luego explicaré con más
detalle que entiendo yo al utilizar
este concepto- no significa en absoluto
pedirle a los gobernantes de
turno que nos autoricen a exhumar
cadáveres para proceder a su identificación,
entre otras cosas porque
en ningún momento hemos olvidado
que esas personas murieron violentamente
a manos de unos o de
otros. Como tampoco significa que
los gobernantes de turno nos reconozcan
nuestro protagonismo histórico
y nos lo devuelvan. La gente
puede incluso llegar a pensar que
de nuevo se le intenta burlar dándole
gato por liebre, por ello muchos
de los protagonistas de esta
supuesta recuperación de la memoria
histórica se han sumido de
lleno en un debate estéril, lleno de
banalidades y de lugares comunes,
de rituales y de pompas, que tratan
de nuevo de enmascarar, bajo una
gruesa capa de discursos inútiles,
nuestro doloroso pasado.

La recuperación de nuestro pasado -al menos para quienes pensamos
que los problemas sociales
sólo pueden ser resueltos por la
vía revolucionaria- únicamente es
posible llevando a la práctica, en
la medida de nuestras posibilidades,
los proyectos de transformación
social que dieron origen a los
conflictos; es decir, recuperar
aquellas propuestas que fueron
formuladas en su día para avanzar
en el camino de la igualdad
económica y social y proyectarlas
en nuestra realidad social para extraer
de ella las enseñanzas necesarias
que puedan indicarnos el
camino debemos seguir.

Soy consciente de que en los
tiempos que nos ha tocado vivir y
después de los continuos fracasos
experimentados hasta ahora en la
vía que antes apuntaba, no es tarea
fácil pensar en una propuesta que
incluya la lucha frontal contra
Capital y Estado y mucho menos
pensar en su posible desaparición;
pero, en mi opinión, es la única vía
que se nos abre si queremos rescatar
nuestro pasado sin manipulaciones
ni tergiversaciones interesadas.
De otro modo, seguiremos asistiendo
a este triste espectáculo titulado
Recuperación de la Memoria Histórica,
cuyos principales personajes
son el olvido y el cinismo.

Tags relacionados: Genocidio Franquismo Militarismo
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