La construcción de la casa nueva

El autor valora la incidencia de IULV-CA en el Gobierno de la Junta de Andalucía, a pesar de las limitaciones de la alianza con el PSOE.

, Militante de IULV-CA y afiliado a Izquierda Abierta
05/02/13 · 17:34
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"Es el viejo edificio el que nos impide ver que ya hay cimientos para regenerar la casa. Pero lo más importante está hecho: la opinión pública quiere una casa nueva, más limpia, más cercana, más responsable, distinta" (Javier Gallego, en eldiario.es). En Andalucía asistimos a una experiencia de gobierno llena de sombras y luces que no deja indiferente a nadie. Por primera vez, las bases de IULV-CA han podido decir, legítimamente, lo que pensaban ante una posibilidad de gobierno.

Tras ocho meses de gobierno hay muchas razones para que, en cumplimiento de lo acordado en su momento, se haga una información exhaustiva de cómo se está desarrollando el pacto y, a continuación, se debata y se tomen las decisiones que se consideren oportunas. Por ello es preciso analizar el estado de la cuestión.

Hay varios perfiles en este análisis; por un lado, la percepción que tiene la ciudadanía sobre el pacto: el 50% lo desaprueba, a lo que se añade la petición de un cambio de gobierno hacia la izquierda, ya que el electorado da la espalda a la derecha y entiende claramente que IULV-CA es imprescindible en ese espacio de gobierno, como demuestra su incremento de intención de voto, según datos del BOPA 2012/IESA. Otro aspecto es la aprobación del presupuesto del año 2013 por IULV-CA, que ha marcado un punto de no retorno en las políticas que se lleven a cabo a partir de ahora. Ya no hay ninguna justificación, hasta aquí se ha llegado y a partir de este instante el crédito está agotado.
Hay cambios en las actitudes de gobierno, en la receptividad ante las reivindicaciones populares

Y un último perfil lo muestran algunos ejemplos de la acción de gobierno. Las oficinas de asesoramiento para los afectados por las hipotecas, que ya empiezan a dar resultados, un plan de movilidad sostenible diametralmente contrario a lo que se venía promoviendo; se ha puesto coto a un turismo basado en el deterioro del litoral; se actúa frente a los objetivos de las grandes empresas apostando por el pequeño y mediano comercio; se ha acabado con privilegios de contratos blindados que existían en empresas públicas y, además, se empieza a actuar transversalmente; a instancias de IULV-CA se ha frenado el incremento de unidades concertadas en educación. Hay cambios en las actitudes de gobierno, en la receptividad ante las reivindicaciones populares, como ha ocurrido con las corralas y las propuestas de participación en la elaboración de las leyes.

Todo ello en un contexto como el andaluz, donde ha gobernado durante 30 años el PSOE creando una cultura política monolítica que resulta una fortaleza casi inexpugnable con la que ahora hay que convivir tratando de socavarla. Con esa experiencia por delante es necesario aportar para la construcción de la casa nueva. No valen justificaciones más o menos partidarias. No podemos permitirnos el lujo de buscar fantasmas internos ni termitas arrasadoras. Dentro de la pluralidad de miradas se nos exige una unidad de propuesta política donde tengan cabida todas las posiciones que están dentro del espectro de la izquierda transformadora. El ejemplo de Galicia y la aportación de la izquierda plural deben ser tenidos en cuenta de cara a las próximas propuestas electorales. Pero no es suficiente: hay mucha gente que se queda fuera de esas propuestas, estén en partidos o no. Gente de buena voluntad, pero que quiere respuestas diferentes, con modelos de trabajo participativos, gente que cree en la democracia de verdad, más allá de apellidos.

Es más, ese esfuerzo unitario es preciso plasmarlo en un programa concreto consensuado y con compromisos de cumplimiento inmediato. Podrá tener un horizonte utópico, pero requiere de compromisos realizables y comprensibles. Éste es el reto. Ésta es la base de la construcción de la casa nueva.

En esa casa es imprescindible IU, pero también las personas, colectivos, sindicatos, partidos que piensen que lo importante es mostrar a la sociedad que es posible otra política y otros modos de gobernar. La sociedad nos exige confluencia, unidad, cohesión, generosidad, empatía, amplitud de miras y una gran dosis de humildad política. Y después será el momento de ponerle nombre.

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