Galiza: una escena abierta

Tras el éxito electoral de Alternativa Galega de Esquerda, las formaciones políticas gallegas están en proceso de recomposición.

Texto de David Rodríguez Rodríguez

, Colaborador habitual en distintos medios gallegos e impulsor del blog ‘O Funambulisa Coxoía’
02/04/13 · 9:32
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Isa

En la campaña de las autonó­micas 2012, Xosé Ma­nuel Beiras, el histórico dirigente del nacionalismo gallego, citaba al Castelao del Frente Po­pular para justificar la coalición que Anova –la organización nacionalista de izquierdas for­mada por los exBNG Encontro Ir­mandiño y otras fuerzas como la independentista y comunista FPG o Movemento pola Base– venía de sellar con las franquicias gallegas de Izquierda Unida o Equo, así como con el pequeño gru­po Espazo Ecoso­cialista. Aludía Bei­ras, frente a aquellos que consideraban esta apuesta por la transversalidad identitaria una deriva peligrosa, a la situación de excepcionalidad provocada por el nuevo fascismo financiero.

200.000 votos y la posibilidad futura de disputar al PSdG-PSOE el puesto de principal partido de la oposición parecen un buen indicativo de que la apuesta, por más arriesgada que pareciera en los círculos políticos nacionalistas, fue muy bien comprendida y refrendada electoralmente por una ciudadanía agredida, que decidió premiar la unión de fuerzas ante lo que consideraba un enemigo común.

Y sin embargo no está nada claro cuál puede ser la continuidad de esta coalición. Si el sentido común llamaría a reeditarla –si es ampliada, mejor que mejor– a otras escalas territoriales como la municipal, lo cierto es que Anova, que celebrará su 2ª A­samblea Nacio­nal en junio, aún no se ha posicionado claramente, más allá de alguna que otra declaración individual, sobre el futuro de la misma. Dentro de Anova coexisten, de manera más o menos explícita, dos visiones sobre este asunto. La de aquellos que apuestan por seguir explorando la vía de la cooperación con fuerzas de la izquierda estatal siempre que, desde ésta, se reconozca la realidad nacional del pueblo gallego y su carácter de sujeto político. Y los que siguen con un ojo en el BNG, que también celebró su A­samblea Nacional es 17 de marzo, con una renovación importante de su ejecutiva y con la emergencia en la misma de algunas caras que pueden tender puentes de diálogo con Anova.

En el parlamento gallego los nueve diputados de la Alternativa Gale­ga de Esquerdas (AGE) están trabajando como un grupo cohesionado y su presencia en el mismo ha supuesto la entrada de una corriente de viento fresco que ha forzado al BNG a adoptar algunas maneras menos domesticadas de las que venía utilizando en esa institución. Pero mientras esto sucede en O Hórreo, la recomposición de todo el mapa de la izquierda partidaria gallega hace que el futuro de las distintas organizaciones y sus estrategias estén en el aire.
La recomposición del  mapa de la izquierda partidaria gallega hace que el futuro de las organizaciones esté en el aire

Por lo que respecta a Anova, se está viviendo en su interior la pugna no sólo por la política de alianzas, sino también la pugna por el modelo de organización que se quiere para el futuro. Muchos de los militantes más activos apuestan por un modelo de partido-movimiento, con una mayor participación de las bases, menos rigidez jerárquica, liderazgos compar­tidos, voluntad de experi­mentación política y relevo ge­ne­racional. Otra parte de la organización se muestra más cauta a la hora de probar nuevas fórmulas organizativas y más en línea con las viejas formas de la política partidaria institucionalizada. El posicionamiento público de Beiras, por paradójico e incluso incoherente que resulte en una organización que hace bandera del horizontalismo, será decisivo a la hora de aclarar si Anova será ese partido de la izquierda soberanista para los próximos 25 años, que el propio Beiras dijo desear. O si éste no pasará de ser un estadio pasajero para un regreso, como hijo pródigo, a la nave nodriza del BNG.Esquerda Unida, que celebrará la Asamblea Nacional en abril, ya ha hecho pública la voluntad de profundizar la relación con Anova alrededor de la coalición AGE. Algo lógico en un partido que hasta este momento apenas tenía presencia institucional en Galiza. Tiempo pues de impass, el que se respira en la izquierda partidaria gallega en una coyuntura política en la que la excepcionalidad no sólo sigue vigente si no que seguramente se agudizará conforme la putrefacción del régimen de la segunda restauración borbónica siga avanzando. Y las exigencias de la Troika sigan estrangulando a los pueblos de Europa.

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