Feminismo-igualdad: un binomio problemático

IGUALDAD, GÉNERO Y GRUPOS DE HOMBRES
Tras la eclosión del feminismo en los ‘60, en las décadas
siguientes surgieron grupos de hombres donde
éstos podían replantearse su rol social. Hay, ante la
violencia de género, instituciones y medios de comunicación
que apoyan iniciativas de hombres contra las
agresiones. Publicamos unas reflexiones sobre ello.
Texto de la Asamblea de Mujeres de Álava / Arabako emakumeen Asanblada

29/12/08 · 17:00
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Que el feminismo como ideología
y como movimiento
político haya sido
denostado no es nada
nuevo. Podríamos retroceder a la llamada
primera ola feminista para
apreciar cómo las sufragistas fueron
objeto de fuertes críticas y persecuciones
en pos de mantener intacto el
status quo de la sociedad patriarcal.
O situarnos en los ‘60 y analizar cuál
era la imagen pública de las mujeres
que se organizaron para luchar por
sus derechos. El feminismo ha sido,
desde sus orígenes, una amenaza
para la estructura de una sociedad
basada en la división sexual binaria,
y en el predominio de un sexo sobre
el otro para garantizar el control.

La imagen negativa del feminismo,
insistimos, no es nada nuevo,
como tampoco es casual. Esto se
comprueba cada vez que una mujer
actual, independiente y autónoma,
replica ese: “Yo no soy feminista, yo
estoy por la igualdad”, que tantas
veces hemos oído. O si constatamos
esa creencia generalizada de que el
feminismo es igual que el machismo
pero al revés. Nos gustaría preguntar
a esas mujeres, supuestamente
tan independientes y autónomas,
dónde estarían ellas, o qué sería de
sus vidas si el feminismo no hubiera
existido. Porque, que el feminismo
siempre haya sido denostado es algo
que a las feministas ya no nos importa
demasiado. Lo realmente preocupante
es la creencia generalizada de
que el feminismo ha quedado ya obsoleto,
que ha sido superado, porque
vivimos en una sociedad igualitaria.
¡Pero si tenemos hasta un Ministerio
de Igualdad! ¿De qué sirve
ser feminista cuando el feminismo
ha sido fagocitado por las instituciones
y sus discursos se han maquillado
para pasar a formar parte de eso
que llaman “Igualdad”? Es mucho
más moderno, y por qué no, políticamente
correcto, hablar de igualdad,
o de género, que de feminismo.
Definirse como feminista hoy no es
nada chic, es más, resulta pedante,
anticuado, e incluso amenazante para
un sistema que ha alzado la falsa
bandera de la igualdad. Precisamente
por constituir una amenaza,
las feministas sabemos que a pesar
de tanta floritura igualitaria, podemos
seguir siendo subversivas.

La estrategia que se utiliza para
acallar aquello que amenaza es la invisibilización.
Aquello que no se
nombra deja obviamente de existir.

Y parece que esto es lo que está
ocurriendo en la actualidad con el
movimiento feminista. En Gasteiz los
grupos feministas y de mujeres llevamos
aproximadamente 30 años saliendo
a la calle para reivindicar el
espacio público y para denunciar la
violencia que cotidianamente se
ejerce contra las mujeres. Violencia
que los medios de comunicación
se empeñan en mostrarnos
cuando ya no hay vuelta atrás, cuando
los hechos son irremediables,
cuando nos revelan la cara más brutal
del patriarcado: los asesinatos.
No entendemos por qué no se hacen
cargo de la existencia otras muchas
violencias. En pleno siglo XXI, y quizás
más que nunca, es cierto que “lo
que no se nombra no existe” y “lo que
no se ve” tampoco. Eso es exactamente
lo que ha sucedido este 25 de
noviembre: los medios de comunicación,
radios, periódicos y televisiones,
en su mayoría, han invisibilizado
el espacio que las mujeres hemos
ocupado en las calles, apenas han
asistido a nuestras ruedas de prensa.
Sobre la manifestación en Gasteiz, ni
una imagen, ni una palabra. Así llevamos
unos dos años. A las mujeres
nos han hecho invisibles y la invisibilización
es la más sutil y efectiva de
las violencias y también una de la
más difíciles de combatir.

No podemos aceptar que las mujeres
seamos noticia solamente cuando
hay sangre, cuando hay dolor, o
cuando se empeñan en convertirnos
en víctimas. Las portadas de la mayoría
de los medios de comunicación
de nuestra ciudad, salvo honrosas
excepciones solamente mostraron,
el 26 de noviembre, la concentración
del Grupo de Hombres por la Igualdad,
que tuvo lugar el día anterior
por la mañana. Ni una sola referencia
a la manifestación de la tarde,
convocada por la Plataforma 25 de
Noviembre, organizada por diferentes
colectivos de mujeres.

No entendemos si ignorar la lucha
de las mujeres es una estrategia más
del sistema patriarcal, que vuelve a
conceder todo el protagonismo y el
poder a los hombres, pasando por
encima de 30 años de luchas y experiencias
feministas. Queremos aclarar
desde aquí, que valoramos muy
positivamente la implicación de los
hombres en la lucha contra la violencia
machista, aunque no podemos
aceptar que se apropien de espacios
que las mujeres hemos construido y
mantenido durante décadas. ¿Por
qué está sucediendo esto? Quizás,
desde el feminismo, deberíamos pararnos
a reflexionar sobre la institucionalización
de la igualdad, sus consecuencias,
y las posibles estrategias
para hacerle frente.

La manifestación de Gasteiz contó
con un número importante de mujeres
y hombres que exigimos y reivindicamos
nuestro derecho a ser tratadas
sin violencia, a repudiarla y a
tomar la calle. El derecho a vivir con
dignidad, a no quedarnos en casa, a
que se nos oiga, a hacernos visibles.

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