El empleo juvenil y la mendicidad

A mediados de marzo el Ejecutivo presentó públicamente en la Moncloa su Estrate­gia de emprendimiento y empleo joven para 2013-2016. El objetivo de dicho plan, según sus defensores, es combatir las desorbitadas cifras de desempleo juvenil en nuestro país. Para ello, hay previstas alrededor de un centenar de medidas, entre las que destacan reducciones en la cotizaciones a la Seguridad Social para asalariados y autónomos menores de 30 años e incentivos para la contratación a tiempo parcial a jóvenes sin experiencia laboral.

, Profesor de Sociología de la Universidad de Cádiz
19/03/13 · 18:44
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A mediados de marzo el Ejecutivo presentó públicamente en la Moncloa su Estrate­gia de emprendimiento y empleo joven para 2013-2016. El objetivo de dicho plan, según sus defensores, es combatir las desorbitadas cifras de desempleo juvenil en nuestro país. Para ello, hay previstas alrededor de un centenar de medidas, entre las que destacan reducciones en la cotizaciones a la Seguridad Social para asalariados y autónomos menores de 30 años e incentivos para la contratación a tiempo parcial a jóvenes sin experiencia laboral. El acto de presentación del plan estuvo encabezado por el jefe del Gobierno, Mariano Ra­joy, quien apareció apoyado por el presidente de la CEOE y los dirigentes de los sindicatos mayoritarios, CC OO y UGT.

Llama la atención que en un contexto de fuertes agresiones a los derechos laborales y al poder social de los sindicatos –con una reforma laboral en 2012 que mina la negociación colectiva, y dos huelgas generales estatales el año pasado–, las cúpulas de CC OO y UGT aparezcan arropando las medidas del Gobierno. Por ejemplo, Cándi­do Méndez justificaba su asistencia alegando que así contribuía a recaudar fondos europeos para nuestro país. Pero para entender a qué tipo de lógica responde la actuación de los sindicatos debemos tener en cuenta sus fuentes de poder social y su funcionamiento interno.

Lo cierto es que los sindicatos mayoritarios no están equipados para mantener en el tiempo un pulso al Gobierno. Como bien ilustra Fernando Ventura en su libro Democra­cia y sindicalismo de Estado, en España se ha impuesto un sistema sindical que desactiva el conflicto y cercena la democracia interna de las organizaciones obreras. Estudios recientes ponen de manifiesto que el desempleo masivo está haciendo decaer la afiliación sindical de los mayoritarios por primera vez en muchos años. La última reforma laboral, además, ha mermado notablemente el poder de los sindicatos. Y se amenaza con “regular” –limitar– el derecho de huelga. Es este contexto en el que se entiende la estrategia de CC OO y UGT: la concertación. Apoyar al Gobierno tratando de preservar el poder institucional para firmar grandes acuerdos, representar a los trabajadores independientemente de su afiliación, recibir financiación directa e indirecta, etc.

¿Emprendedores?

Así, no es de extrañar que los sindicatos mayoritarios hayan asumido el discurso neoliberal. Por ejemplo, aceptando la moderación salarial, acordando en grandes pactos los márgenes dentro de los que transcurrirá la negociación colectiva en sectores y territorios. O, igualmente grave, reproduciendo el discurso individualista que culpa al parado de su situación –por no tener suficiente “empleabilidad”–. “Con formación puedes mejorar tu empleo”, rezaba un cartel de UGT de hace unos años anunciando cursos de formación. Ahora prostituyen sus siglas una vez más, apoyando documentos que hablan de “emprendimiento” –los empresarios han pasado en unos pocos años de ser “explotadores”, a ser considerados “emprendedores” que “generan empleo”–, y respaldando planes que se basan exclusivamente en incentivar a la patronal –como “tarifas planas” en gastos de seguridad social– y expandir los minijobs –empleos precarios que no permiten tener una vida digna–.

Los trabajadores tendremos que elegir entre el enfrentamiento o la concertación. Si optamos por plantear la batalla, tendremos que tener en cuenta que, por el propio diseño interno de los sindicatos mayoritarios, es extremadamente difícil derrocar a la camarilla en el poder. De nada valen, pues, las luchas de facciones. Es un buen momento para que exploremos otras alternativas.

Tags relacionados: CC OO Mariano Rajoy Número 194 UGT
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comentarios

1

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    Mar, 03/26/2013 - 11:41
    Es triste ver como las bases de los sindicatos de clase mayoritarios están completamente divorciadas de las cúpulas. Es triste ver cómo las federaciones comarcales y provinciales lanzan comunicados periódicos para denunciar la reforma laboral o los minijobs que sus cúpulas han negociado y pactado en un ejercicio de cinismo. Es triste ver cómo el régimen ha fagocitado el sindicalismo hasta desactivarlo. Es triste.
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