Elecciones y política

Los multitudinarios actos de desobediencia civil y resistencia no violenta, los procesos masivos de participación y decisión directa y horizontal, las miles de personas discutiendo asambleariamente, la reconstrucción de lazos de sociabilidad... son algunos de los rasgos de este nuestro actual movimiento. Intentemos ayudar a situarlo en la coyuntura, pero también en el largo plazo. Abrimos el debate.

, Activista vecinal
13/06/11 · 10:45
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Ilustración: ISA.

Los resultados de las
elecciones del 22 de mayo
han supuesto una
apabullante victoria de
las opciones conservadoras en la
mayoría de ciudades del Estado
español. La única excepción significativa
la constituye el País
Vasco
, donde la superación de la
situación de violencia y la normalización
política reflejan una
pauta diferenciada en el comportamiento
electoral que abre un
nuevo horizonte de posibilidades.
Sin embargo, sería un error
considerar que estos resultados
avalan un giro conservador en la
opinión pública. No es la derecha
quien ha ganado las elecciones,
sino la izquierda quien las
ha perdido.

Los estudios electorales constatan
que la transferencia de votos
entre izquierdas y derechas
es mínimo
, por lo que el fracaso
de la izquierda política tiene que
achacarse más a la desmovilización
del electorado propio, que a
los aciertos del PP, cuyos votantes
se encuentran permanentemente
movilizados. A menudo se
habla de crisis de representación
y desafección, pero ésta afecta
principalmente a los votantes potenciales
de izquierdas que depositaron
su confianza en el
Partido Socialista en las elecciones
generales de 2004 y 2008 y
que no comparten las medidas
antisociales desarrolladas por el
Gobierno.

El optimismo que hizo
vencedor al PSOE en estos años
se ha vuelto como un bumerán
frente a un ejecutivo incapaz de
ofrecer una salida de izquierdas
a la crisis. Si analizamos la evolución
del barómetro electoral
del CIS, observamos cómo el
desplome del voto socialista tiene
lugar a partir del primer trimestre
de 2010
, durante la presidencia
española de la UE, cuando
tras las advertencias de Obama
y Merkel, el Gobierno Zapatero
decide dar un golpe de
timón que mina la credibilidad
del discurso neosocialdemócrata
que le había llevado al poder.

Este giro se concreta con la aprobación
de la reforma laboral, el
pensionazo y la sumisión a los
intereses del lobby pronuclear

antes que el desastre de Fukushima
obligara a poner en sordina
estas últimas medidas. Por otra
parte, los sindicatos mayoritarios
que, tras la huelga general del 29
de septiembre, tenían la posibilidad
de ejercer de polo de articulación
de una izquierda social,
perderán esta ocasión tras negociar
la reforma de la edad de jubilación
y su disposición a continuar
la negociación colectiva.

Esta posición claudicante comportará
el alejamiento de aquellos
sectores sociales que consideraban
que tras la huelga general
era posible reconstruir una
respuesta alternativa a la crisis.
Es en este contexto de desorientación
y derrotismo cuando
irrumpe el movimiento del 15M.

A pesar que su genealogía responda
a factores distintos de los
expuestos anteriormente, será a
partir de su territorialización en
las acampadas cuando éste pase
a copar la centralidad mediática
sustituyendo los titulares de una
campaña electoral cansina
. El
movimiento de las acampadas
supone así una respuesta ciudadana
a la dejación de responsabilidades
de la izquierda política
y los sindicatos, una politización
en primera persona que rompe
el hiato entre representantes y
representados, abriendo la posibilidad
de un nuevo ciclo de protesta
del cual todavía no podemos
predecir ni su intensidad final,
ni su capacidad de replica y
mutación.

Nos encontramos frente a un
proceso dual. El fracaso de la izquierda
política y su sustitución
por una hegemonía política conservadora
que culminará en el
triunfo del PP en las próximas
elecciones. Por otra parte, la
irrupción de nuevas formas y
vectores de movilización social
que no se sienten representados
por las estructuras clásicas de la
izquierda política ni sindical,
pero con una amplísima capacidad de convocatoria y la instauración de una inteligencia
colectiva que ha desbordado las
estrategias y recursos de los
movimientos sociales
.

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comentarios

1

  • |
    anónima
    |
    Lun, 06/13/2011 - 12:42
    <p class="spip">Cuando se habla de los partidos y de los sindicatos, siempre se mete en el mismo saco a todas las organizaciones. Existe un espacio de organizaciones sindicales y partidos que no sufrieron la desmoralización de la huelga general y siguieron plantando cara, estos sectores no son tenidos en cuenta por los grandes medios de comunicación del sistema y veo que tampoco por los alternativos.</p> <p class="spip">un saludo</p>
  • Ilustración: ISA.
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