Hay un tema en el que personas que se
dicen socialistas o comunistas adquieren
la ideología pequeño-burguesa: es la
posible regularización de la prostitución.
La prostitución es un viejo oficio en el
cual una persona decide por medio de un
salario realizar un trabajo especializado
con su propio cuerpo. La violencia de
género es una falacia. Cada vez hay un
mayor número de hombres que se dedican
a la prostitución, en especial en el
Caribe y en las zonas litorales del Mediterráneo.
Hay un tema en el que personas que se
dicen socialistas o comunistas adquieren
la ideología pequeño-burguesa: es la
posible regularización de la prostitución.
La prostitución es un viejo oficio en el
cual una persona decide por medio de un
salario realizar un trabajo especializado
con su propio cuerpo. La violencia de
género es una falacia. Cada vez hay un
mayor número de hombres que se dedican
a la prostitución, en especial en el
Caribe y en las zonas litorales del Mediterráneo.
Segundo, ¿qué ocurre cuando un
gay contrata el servicio de un compañero?
Y no es violencia. Ello implicaría que
se hiciera contra la voluntad de la otra
persona o que se produjera daño físico.
Una relación con un prostituto o una prostituta
no tiene por qué implicar violencia
del mismo modo que no tiene por qué
implicarla una relación sentimental estable.
Aunque haya desalmados que
peguen a su pareja, no se nos ocurriría
decir que la pareja o el matrimonio son
violencia de género. Si éstos pequeñoburgueses
entienden por “vender el cuerpo”
el hecho de ganarse la vida mediante
el mismo; toda la clase trabajadora lo
hace también. Sería decisivo el paso
democrático que significaría la normalización
legal, para después dar el salto a su
normalización en la sociedad socialista
mediante la nacionalización de los centros
donde desarrollen su trabajo estos y
estas profesionales, ahora llamados burdeles,
clubs, puticlubs, etc.
En una fase superior, en la sociedad
socialista, estos trabajadores y trabajadoras
serían funcionarios del Estado
con un tiempo máximo de trabajo al día
de seis horas. Sólo dos o tres estarían
dedicadas al trabajo sexual activo propiamente
dicho y el resto estaría asignado
a la formación técnica, física y
humanista de estos trabajadores y trabajadoras.
Tendrían habilitadas en su
centro de trabajo, bibliotecas, gimnasio,
centro de salud primario y sala de
estética. Además el servicio sería público
y de libre adscripción laboral. Si
como dicen los voceros de la burguesía
reaccionaria disfrazada, la prostitución
fuese un trabajo para personas sin
escapatoria ni otras oportunidades,
éste iría desapareciendo a medida que
los ciudadanos no eligieran esta profesión
para ganarse la vida.
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