CARABANCHEL: ¿DERRIBAR, OLVIDAR?

El derribo de la prisión de Carabanchel
supone una agresión política e
histórica. Tirar un símbolo tan claro de
la resistencia a 40 años de dictadura
franquista forma parte de la estrategia
de absolución de un régimen
ferozmente represivo y corrupto, un
régimen que mancha la historia.
Ocultar un pasado que les compromete,
ha sido el empeño de las élites
económicas procedentes de las familias
que se beneficiaron de un proceso
de bárbara acumulación de capital,
sin contrapesos sociales. Mancha,

Acacio Puig (preso durante tres años en Carabanchel. Militante de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), fue condenado a seis por el Tribunal de Orden Público, hasta 1976).
30/10/08 · 0:00
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El derribo de la prisión de Carabanchel
supone una agresión política e
histórica. Tirar un símbolo tan claro de
la resistencia a 40 años de dictadura
franquista forma parte de la estrategia
de absolución de un régimen
ferozmente represivo y corrupto, un
régimen que mancha la historia.
Ocultar un pasado que les compromete,
ha sido el empeño de las élites
económicas procedentes de las familias
que se beneficiaron de un proceso
de bárbara acumulación de capital,
sin contrapesos sociales. Mancha,
porque ofende, a la resistencia al
franquismo, a las víctimas de fusilamientos,
ejecuciones extrajudiciales,
detenciones, torturas y condenas de
cárcel, durante cuarenta años de
iniquidad. Hoy sigue pendiente depurar
responsabilidades. Derribar Carabanchel
es también una agresión cultural
y social, por los motivos
expuestos por el Colegio de Arquitectos
y porque a Carabanchel y Madrid,
se les deben zonas verdes que equilibren
asfalto, ladrillo y especulación.
Por todo ello, mi apoyo a quienes se
oponen al derribo es incondicional.

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