¿Qué medios para qué revolución?

La comunicación como herramienta para trazar los mapas del conflicto.

, periodista, Barcelona. @nu_alabao
14/10/16 · 7:57
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Isa

La pregunta de la que parte este texto es: ¿cómo podemos construir hoy una herramienta comunicativa de los movimientos, qué funciones políticas podría tener un medio que se hiciese parte de las luchas? La brevedad no permitirá la profundidad requerida pero, al menos, espero apuntar unos debates pendientes.

Durante los 90 y durante la primera década de los 2000 la función dominante de la comunicación producida en los espacios de movimiento era la contrainformación. Es decir, contrarrestar los monopolios mediáticos que controlaban la información: contar lo que nadie contaba o contarlo como nadie lo hacía. Aunque también establecer redes e intercambiar propuestas políticas entre gente afín y elaborar o reelaborar una cultura propia que permitiese espacios de reconocimiento alternativos a los dominantes.

Incluso con la extensión de internet, y simplificando mucho las oportunidades inmensas que empezaron a vislumbrarse con lo que luego se llamó el “periodismo ciudadano”, la contrainformación siguió siendo central en proyectos pioneros de la época como Indymedia –foro público no moderado que estaba vinculado al movimiento global y que también supuso un experimento organizativo de carácter trasnacional–.

Desde entonces, varios factores han modificado sustancialmente el panorama mediático de nuestro país y del mundo. La red ha cambiado de forma radical nuestra forma de consumir –y producir– información. Y aunque buena parte de los medios tradicionales conservan capacidad de influencia en sus versiones online, el 15M y la crisis de régimen –entre otros factores– han hecho saltar el marco de interpretación dominante: hay más relatos discordantes con él, que fundó el consenso del 78, y en general más contestación y pluralidad de puntos de vista. Cosas que ahora podemos leer o ver en medios de comunicación masivos, hace unos años sólo tenían difusión en los alternativos.

Una comunicación que no marque fronteras, sino que las amplíe, integrando nuevas luchas

Por tanto, la contrainformación como núcleo central de la comunicación alternativa ha dejado de tener sentido. Quizás la tradicional aspiración de llegar a ‘cuantos más mejor’, a ‘las mayorías’, ya no sirve casi ni como opción empresarial –en la jungla de internet hay que buscar nichos propios–.

Sin ánimo de invalidar ninguna propuesta –en un espacio como el mediático la pluralidad es un valor–, apunto tan sólo algunas líneas de debate posible.

En vez de hacer medios para llevar nuestro mensaje a todos, tenemos que darnos cuenta de que el espacio social que representamos es cada vez más grande y que podemos apostar a su crecimiento. Por tanto, y sin complejos, tenemos que tener medios propios que no apelen a difusas mayorías. Eso no quiere decir que tengan que ser ideológicos e identitarios ni que nos cuenten lo que ya sabemos, pero sí que tienen que apostar por funciones nuevas, como puede ser una comunicación que apunte a formas de acción, y que sirva de plataforma a los debates estratégicos –y tácticos– de los movimientos que ahora se encuentran dispersos e inconexos en diversos medios. Veáse el caso de las discusiones sobre cómo debería ser Podemos, donde cada una de las tendencias va publicando en distintos lugares ahí donde le dejan un hueco o donde cree que tendrá más influencia cuando en realidad responden a discusiones internas cuyo verdadero significado escapa a la mayoría.

Una función importante sería, por tanto, la de estructurar estos debates, plantear las preguntas adecuadas, a los agentes adecuados para, en la confrontación de opiniones, ser capaces de trazar mapas que nos guién en la acción y en las formas de organización de las resistencias.

Por otra parte, ya fuese en Indymedia, durante el 15M, o incluso remontándonos a los tiempos de Iskra –el periódico de Lenin–, vemos cómo la comunicación puede devenir una herramienta de organización. Para Lenin, Iskra era como los andamios que se levantan alrededor de un edificio en construcción: marcan sus contornos, facilitan las relaciones entre los distintos sectores, guían y permiten una cierta acción conjunta. Necesitamos una comunicación de movimiento que genere un espacio político propio articulado; que no se dedique a marcar fronteras, sino que las amplíe, identificando e integrando nuevas luchas y formas de resistencia que, todavía hoy, quedan fuera del radar de los medios convencionales.

Tags relacionados: Indymedia número 279 periodismo
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comentarios

3

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    agremon2001
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    19/10/2016 - 9:55pm
    "la contrainformación como núcleo central de la comunicación alternativa ha dejado de tener sentido" Que? "Cosas que ahora podemos leer o ver en medios de comunicación masivos, hace unos años sólo tenían difusión en los alternativos." Debe de ser que los medios que consulto son bichos raros.
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    Felipe
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    16/10/2016 - 1:13pm
    En España -- y no será muy distinto fuera de ella-- la gente ve Tv o similares durante cuatro horas diariamente, y ya sabemos lo que nos cuentan, las mismas escasas mentiras que radios y periódicos, es evidente que desde cualquier entorno que quiera dar a conocer o concienciar sobre lo que sea, no hay otra manera sino llegar a la gente de forma sistemática, sin prisa y con un papel en la mano, para explicar lo que sea menester. Y ahí sí puedes incluir todos los enlaces que te de la gana... porque ellos nunca irán ni a tu periódico ni a ninguna pagweb. Además, y me parece relevante, dada la ignorancia en que nos han sumido, en la que gran parte de la población es analfabeta funcional (saben leer pero no entienden el texto), que se escriba en lenguaje claro y accesible. De otro modo persistirá la incomunicación o no-información, la falta de conciencia. Y la movilización se tornará más que difícil.
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    anselmo rudas fanilla
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    14/10/2016 - 11:46am
    interesante el abordaje y la vision, de un problema actual en el tema de medios. Un aporte interesante y la ve abre un debate necesario de como construir opinion alternativa. Saludos desde Ciudad de Panama.
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