Respuesta al artículo “Feminismo de gestos” de Montserrat Galcerán.

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Texto de Loreto Arenillas Gómez y Blanca García González, de la secretaría de acción institucional y del área estatal de Igualdad y feminismo de Podemos, respectivamente.
No hemos podido dejar de sorprendernos al leer el artículo de Montserrat Galcerán sobre “Feminismo de gestos”. En él la autora señalaba que las compañeras del proyecto “Adelante Podemos” Rita Maestre, Tania Sánchez y Clara Serra, lejos de ser feministas de pura cepa (¡ojo!) y de querer una transformación realmente feminista, utilizaban esta coyuntura política para dar una pelea interna de poder. Lo que es sorprendente es que cuando tres mujeres dan un paso al frente y ponen encima de la mesa ciertas prioridades políticas se las acusa y cuestiona en lugar de escucharlas.
Nunca dejará de sorprendernos cómo se censura a mujeres que se ponen en primera línea y defienden, con sus palabras y sus acciones, el feminismo; en nombre de (voilà) el feminismo. Pero no hablemos de las palabras, hablemos de acciones. Es bastante conocido el trabajo desarrollado por el Área de Igualdad (cuya responsable es Clara Serra), entre cuyos logros destaca conseguir que la violencia machista fuese un eje fundamental durante la campaña del 20D, pero también hacer de Podemos una organización más igualitaria. El Área de Igualdad hace un feminismo que no se conforma con gestos y lo hace contra las inercias de una organización y de sus lógicas de poder.
Todas sabemos el esfuerzo que supone conseguir que una organización en la que parecía que no se podía hablar del aborto porque no era un tema ganador acabe llevando el feminismo como una de sus banderas, sabemos lo que implica convencer a compañeros reacios a que los órganos sean paritarios de la necesidad de la cremallera, sabemos lo que implica conseguir, además, que esas cremalleras no perjudiquen a las mujeres. Todas estas cosas han hecho que Podemos sea cada vez un poco más feminista, es decir, que dé a las mujeres los espacios que les corresponden. A todas las mujeres, a las que se conoce y a las que no, a las de una región u otra, a las que comparten ideas y a las que no.
Ahora bien, pongamos que nada de esto le vale a Galcerán, que cree que no es suficientemente feminista. Pongamos que la autora cree que otro proyecto va a ser mejor y más feminista que el encabezado por Rita, Tania y Clara. De ser así debería explicar en qué consisten las diferencias. Podría cuestionar las propuestas feministas de Proceso Adelante, por ejemplo que el Área de Igualdad pase a ser una secretaría o que se impulse un proyecto de conciliación para que haya ludotecas en los actos y reuniones.
El artículo de Montserrat Galcerán hubiera podido ser muy constructivo y eficaz si hubiera puesto en tela de juicio algunas de las líneas de trabajo concretas o las ideas políticas presentadas en el proyecto en sus múltiples talleres, ya que en un momento constituyente como el que vive ahora la Comunidad de Madrid el diálogo y la confrontación de ideas resulta muy sano y necesario. ¿Acaso Galcerán tiene dudas con respecto a su opción táctica y por ello baja al barro de la peor manera, se dedica a destruir en vez de construir y a atacar a compañeras en vez de hablar de proyectos?
Hay una manera de sumar y de hacer que Podemos siga siendo más feminista; consiste en aceptar que puede haber diferentes maneras de entender el feminismo y que puede haber diferencias políticas fundamentales y muy legítimas entre feministas. Si se quiere sumar la actitud debería ser la de celebrar que el feminismo sea una noción que se comparte, celebrar que todas los proyectos que se han presentado reivindiquen el feminismo, celebrar que eso haya llegado a ser de consenso.
Y hay una manera de destruir y de hacer la utilización más abyecta posible del feminismo, considerar que sólo puede ser llamado feminismo el feminismo de las tuyas y considerar que tus adversarias son “solo cuerpos”, que son mujeres dóciles y sumisas al servicio de la continuidad y del poder de quienes mandan.
Si Galcerán está de acuerdo con que feminizar Podemos es una tarea ineludible debería ser coherente y celebrar (también con la crítica y el diálogo) un proyecto que tiene en primera fila a tres mujeres, algo que, por desgracia no se había visto hasta ahora. Feminizar la política tiene que significar, entre otras cosas, que en algunas ocasiones los hombres den un paso atrás para que las mujeres demos un paso al frente.
Nosotras sí celebramos que ahora todos los proyectos presentados se digan feministas y esto nos parece el resultado de un buen trabajo feminista desde que Podemos empezó a andar hasta hoy. Trabajaremos para que todas las mujeres, al margen de sus acuerdos o diferencias políticas, tengan cada vez menos obstáculos y ocupen los espacios que les corresponden. Trabajaremos por hacer un Podemos más feminista, esto es, un Podemos en el que ninguna mujer lo tenga más difícil que un hombre. Trabajaremos para poder celebrar cada vez en más ocasiones que haya más mujeres en primera línea y que haya cada vez más propuestas feministas. Mientras tanto, esperamos más debates y menos acusaciones, demos ejemplo y construyamos un Podemos más feminista.
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