Un lustro tan intenso

¿Qué queda del 15M cinco años después? ¿hasta qué punto se ha desandado el camino que marcó?

, participante en el 15M de Carabanchel y en Podemos
01/04/16 · 8:00
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Protesta del 15M en Madrid el 5 de octubre de 2013. / Juan Zarza

Primavera de 2016, cinco años después de la irrupción del 15M es un buen momento para echar la vista atrás. Analizar el movimiento 15M es una tarea compleja. Se trata de algo novedoso, heterogéneo, lleno de matices y de riqueza. De esa riqueza especial que tienen los procesos políticos que son masivos y basados en la participación de amplios sectores, de su inteligencia, sus inquietudes, su enorme creatividad e ilusión.

Se trata de un movimiento entre cuyos elementos constitutivos está ser profundamente antiburocrático, horizontal y basado en la democracia participativa a través de asambleas presenciales. La gente prefirió partir de cero, crear algo nuevo, antes que expresar su voluntad y reivindicaciones a través de las organizaciones ya existentes. No se sentía representada por ellas. No les parecían atractivas ni útiles ni las sentían como algo propio. Igual sucedió después con las mareas, que también demostraron la voluntad de amplios sectores de participar, ser dinámicos y luchar pero sin necesidad de hacerlo en las organizaciones existentes. Las mareas, además, sí lograron hacer síntesis y, manteniendo la dinámica de democracia interna y antiburocratismo, alcanzar niveles importantes de coordinación y eficiencia.

¿Hasta qué punto se ha desandado ese camino? ¿Es cierto que el vaciamiento de las plazas y la contracción del movimiento 15M ha revertido esa cultura, esa nueva forma de hacer política y hemos vuelto a la situación anterior?

Cuando surgió el 15M lo hizo para impugnar el sistema, para transformarlo todo. No quería volver a 2007, a la situación de antes del estallido de la burbuja, quería una sociedad nueva: “No es una crisis, es el sistema”. Sin embargo lo que vimos en ese camino fue una serie de dificultades que no fuimos capaces de superar. A nivel de asamblea de barrio, no sin una importante dosis de paciencia, éramos capaces de hacer muchas cosas y funcionar, llegando a niveles que hasta ese momento parecían impensables. Pero no fuimos capaces de organizarnos a un nivel superior del ámbito barrial o local de la asamblea. No existía una posibilidad de coordinarnos a nivel de ciudad, regional y ni decir tiene que imposible a nivel estatal. No fuimos capaces de conseguirlo. Tampoco nos dotamos de una estrategia, y sin esa ‘hoja de ruta’ acabamos estancados. Queríamos cambiarlo todo pero, qué remedio, los medios determinaron el proyecto. En lugar de eso, en realidad terminamos siendo la columna vertebral de las luchas de resistencia en la ofensiva antisocial en los años sucesivos. Éramos el sector mayor, y el más decidido, audaz y dinámico del tejido social, pero no pudimos organizarnos suficientemente bien y nos articularon desde fuera. No imponíamos el calendario sino que sustentábamos las movilizaciones que otras organiza­ciones lanzaban. Perdimos la iniciativa.

Es cierto que, a día de hoy, no estamos en un momento de grandes movilizaciones sociales. Ni las plazas están llenas ni hay manifestaciones masivas. El objetivo de la ruptura, esa re-evolución que pedíamos en las calles y las plazas de todo el país ahora parece más alejada, no va a ser tan inmediata.

Sin embargo ese rechazo más o menos explícito a las formas burocráticas sigue estando ahí. La gente quiere ser parte del cambio, notar que puede influir, tener voz y voto en los acontecimientos. Sentir sus organizaciones como algo propio, donde se reflejan sus deseos y sus inquietudes, y donde puede influir.

Otro elemento, quizá no tan evidente pero muy significativo, es que en el 15M lo más importante era y es el imperativo del respeto, de los cuidados y del procomún. Hay políticos que han incorporado esos elementos a su discurso y se habla de “feminizar la política”, de llevar esos principios del feminismo y hacerlos transversales, de situar los cuidados en el centro. Tenemos que participar y ser conscientes y proactivos en esta idea. Frente a los egos, las ínfulas y los personalismos. Es una idea que tiene que quedarse en nuestra cultura.

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comentarios

1

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    laorsita
    |
    Vie, 04/01/2016 - 20:30
    estan en Parissssssss
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