Una mirada al 21D desde el municipio

Desde los municipios nos jugamos una partida entre la actual falta de competencias y autonomía y la posibilidad de conquistar la necesaria capacidad de autogobierno que cualquier municipio merece. Pero más aún nos jugamos algo más grande, la pelea entre austeridad y democracia. Entre precariedad y derechos.

, Concejal del ayuntamiento por Ahora Madrid
18/12/15 · 7:27

«Objetivamente (como un país en el país), la oposición viene a ser otro poder, pero poder al fin y al cabo. Por consiguiente, los políticos de esa oposición no pueden dejar de comportarse, también ellos, como hombres de poder».

Pier Paolo Pasolini: "La novela de los Atentados". Escritos Corsarios.

1. El 20D habrá elecciones. Las elecciones son una enorme movilización social para construir una acumulación de fuerza. La fuerza, como sabemos desde Star Wars, sirve para esquivar golpes, dominar mentes y mover cosas de sitio. Acumular fuerzas. Medir la fuerza propia y la de los otros. Si la campaña electoral es el momento previo a las elecciones y la herramienta de su resultado, las elecciones en sí son también el momento previo a otra cosa. Se acumula fuerza para lo que sucede después.

Sucede el gobierno y la oposición. Sucede el ejercicio del poder institucional. Sucede el despliegue de la fuerza. Esquivar golpes, dominar mentes, mover cosas de sitio.

2. El 20D se eligen dos cosas. Una es quién tiene poder suficiente para ser gobierno. Otra es quién es la oposición de dicho gobierno. Esta sería una visión simplista. Una algo más compleja nos dice que se elige el gobierno y sus alianzas y las distintas formas de la oposición (y sus cooperaciones, colisiones, etc.). Sumemos a eso que dicho gobierno lo es del Estado, no de las autonomías, no de Europa, no de los ayuntamientos.

No sabemos lo que va a resultar de la acumulación de fuerzas del 20D, pero sí sabemos algunas cosas. Sabemos que habrá al menos cuatro grandes fuerzas en liza. Sabemos que dos de ellas representan al bipartidismo. Sabemos que las otras dos son fuerzas emergentes. De entre esas, Podemos forma parte además de algunas candidaturas con previsible grupo propio en el futuro parlamento. Sabemos que no habrá mayorías absolutas. Sabemos que probablemente hagan falta más de dos fuerzas para que haya un gobierno (sea por un acuerdo de investidura o por un pacto de gobierno). Sabemos por tanto que vamos a un parlamento inédito en su relación de fuerzas y absolutamente abierto.

Aún afirmando que el bipartidismo está herido de muerte debemos afirmar también que no está muerto

Sabemos otras dos cosas. Sabemos que, a escala municipal, lo que se ha venido en llamar “los ayuntamientos rebeldes” o “los ayuntamientos del cambio”, gobiernan en muchas ciudades importantes de nuestro país o son primera fuerza de la oposición en muchos otros. Sabemos también que uno de los grandes ausentes de la campaña electoral, Europa, será determinante en lo que suceda después del 20D.

3. Un pequeño flashback. El 15M nació en los estertores del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (mayoría absoluta) y se desarrolló y creció como experiencia durante el gobierno de Mariano Rajoy (mayoría absoluta) El día siguiente a las elecciones de 2011 una campaña en twitter pedía #RajoyDimisión. Era un doble gesto: una bienvenida clara del movimiento ciudadano al presidente del gobierno y también la forma de un proceso destituyente. Cuatro años después hay algo muy evidente: no dimitió. No sólo eso, aún afirmando que el bipartidismo está herido de muerte debemos afirmar también que no está muerto. Es importante entender por tanto que de lo que hablamos a partir del 21D es de la apertura de un ciclo político que estará marcado por lo híbrido, por la mezcla. Entre lo viejo y lo nuevo, entre el bipartidismo y las fuerzas emergentes, entre la nueva política y la vieja.
 

 

Desde los municipios nos jugamos también una partida entre la actual falta de competencias y autonomía y la posibilidad de conquistar la necesaria capacidad de autogobierno que cualquier municipio merece. Pero más aún nos jugamos algo más grande, la pelea entre austeridad y democracia. Entre precariedad y derechos. No es que dicha pelea no haya iniciado antes, pero sí ha llegado a una encrucijada. El poder institucional tiene tanta capacidad para abrir el proceso como para cerrarlo y la historia nos dice que tiende a cerrarlo. Por tanto no hay vuelta atrás. La posibilidad de cronificación de nuestras actuales condiciones de vida es absolutamente real.

4. El 21D se despliega la fuerza, la cuestión es cuánta fuerza, hacia dónde y desde dónde. El bipartidismo opera como un espejo en el que se distribuye poder y culpa. No mira más allá que a su otro, que a la vez le complementa y da sentido. La posibilidad de construir un "bipartidismo" de cuatro fuerzas es real y debemos evitarla. Se trata de que las condiciones de apertura que ofrece el próximo parlamento se mantengan. ¿Por qué es tan importante esta apertura?

En primer lugar porque el gobierno del Estado va a tener que enfrentarse a una institucionalidad europea que tiene pendiente de aplicación un nuevo paquete de recortes. Sólo un Gobierno que presente pelea en este marco tendrá legitimidad, sólo a través de dicha legitimidad podrá gobernar hacia abajo y sólo a través de una enorme potencia ciudadana podrá encontrar la fuerza para presentar dicha pelea.

La posibilidad de construir un "bipartidismo" de cuatro fuerzas es real y debemos evitarla

En segundo lugar porque, no se nos escapa, no todos los posibles gobiernos post 20D tienen intención de avanzar en el marco de cambio que habremos abierto de par en par en el parlamento. Dicho de otra forma, solo una fuerza exterior al parlamento impondrá en el interior un sentido común que determine la relación de fuerza necesaria para que la dupla viejo-nuevo, austeridad-democracía, se decante en favor de las mayorías sociales de nuestro país.

5. Sin embargo, este “afuera” ya no puede funcionar exactamente en los términos “fuera/dentro” que conocíamos en el orden institucional del 78 (Recordemos que la constitución consagra la representación del pueblo a los partidos políticos en exclusiva). La separación "social" y "político", si en general tiene poco sentido y no lleva más que a caminos perversos, esta definitivamente en crisis después del 15M. Los procesos de emergencia de nuevos partidos políticos a escala municipal, autonómica y estatal nacen absolutamente mezclados con los procesos sociales que les dan cuerpo. En esta legislatura híbrida nos jugamos también que los partidos abandonen de una vez la autonomía de lo político o se comporten, de nuevo, como “hombres de poder” (siguiendo la cita que abre este artículo).

La forma "partido político" está en crisis. Las fuerzas institucionales de cambio han empezado el camino de redefinición de dicha forma hasta hacerla, esperemos, irreconocible.

El municipio es un espacio privilegiado para transformar dicha forma. Tener partidos distintos a aquellos que participan del parlamento (por más que algunos de ellos forman parte también de las iniciativas municipalistas) es una gran noticia. Nos permite escapar de la disciplina que emana de las instituciones de orden superior a aquellas que lo hacen a nivel inferior sin necesidad por ello de dejar de atender y entendernos con nuestros múltiples aliados en otras administraciones. Los municipios debemos ser otra cosa. Alegremente y en cooperación con todo el espectro de cambio, pero otra cosa. Con su identidad propia y su dinámica propia.

Cualquier proceso de participación y empoderamiento que se dé en el municipio genera una fuerza social que se replica en instancias superiores, y una pedagogía que permite, a las estructuras que de forma más directa están vinculadas al gobierno del Estado, desarrollar mecanismos que traduzcan (en su escala) la potencia de dichos procesos. Es, en fin, una gran noticia para cualquiera que quiera que el cambio político se instale.

Por eso, es absolutamente fundamental que las fuerzas municipalistas se desarrollen, salgan del ámbito del gobierno municipal y se organicen en y con las ciudades para demandar todo lo que sea necesario y para impulsar todo lo que sea deseado. No porque sea la única forma (no debe haber una única forma) pero tenemos que aprovechar la posibilidad de desarrollar toda la potencia que intuímos en los proyectos que hemos puesto en marcha hace apenas un año.

Dejarle a la forma tradicional "partido político" el cambio de nuestro país sería, además, mucho más triste y mucho más aburrido. Partidos tradicionales, tristeza y aburrimiento son sinónimos de algo que ya conocemos. Hagamos otra cosa.

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comentarios

1

  • |
    Pepe Regino
    |
    Sáb, 12/19/2015 - 00:28
    En los municipios hay "fuerza politica" mas alla de los partidos, incluso de los partidos municipales. Esta fuerza politica esta poco organizada, mucho menos que los partidos que, al fijarse objetivos cortoplacistas, rapidamente generan "organizacion" y, por ende, burocracia que, bien sabemos, es el cancer de las ideas. Defender y propiciar las fuerzas politicas naturales emanadas del empoderamiento de las personas, entender que no se tiene un objetivo, sino miles de ellos pero todos con un hilvan que los entreteje en busca de un mundo diferente es la mas bella de ls luchas que emanan de abajo y no pretenden llegar muy arriba Esa filosofia del 15M que sigue anidando en multitud de corazones y que algunas vamos a trabajarla para volver a ver llenas las calles y las plazas
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