El PSOE quería salvar al toro

El PSOE quería salvar al toro de la Vega. Lástima que, en su último aliento, bañado en su propia sangre y rodeado de salvajes, Rompesuelas no llegó a saber que ese espectro inútil velaba por él.

17/09/15 · 11:13
Pedro Sánchez en un simpático gesto. / Rafa González Tovar

Cuando Pedro Sánchez dijo hace unos días que “el alcalde de Tordesillas representa a los ciudadanos de Tordesillas, no al PSOE” todos pensamos que estábamos ante otra de sus simplezas. ¡Qué injustos somos a veces con él! Tan acostumbrados estamos a sus pamplinas que cuando dice algo inteligente ni nos enteramos. Parafraseando el refrán: el que por bobo es tenido, aunque diga verdad no es creído.

Pero lo cierto es que Pedro Sánchez tenía razón y es absolutamente cierto que el Alcalde de Tordesillas no representa al PSOE. Ni él ni ningún alcalde. Ni ninguno de sus cargos públicos. Ni diputados, ni senadores, ni presidentes autonómicos. Ni siquiera el propio Pedro Sánchez. El PSOE, como el PP, tiene una existencia extracorpórea, completamente al margen de las personas que lo integran. Es una entidad vaporosa, etérea, a veces invisible. Es como Casper, el fantasma bueno.

Otra cosa, claro está, son sus dirigentes corpóreos, con sus flaquezas, sus debilidades e imperfecciones. Estos casi nunca están a la altura de la hermosa utopía socialista, pero ¿qué culpa puede tener el PSOE de la incapacidad de los que lo integran? No sería justo imputarle los pecados ajenos.

Si por el PSOE fuese, no existirían las guerras ni el hambre en el mundo. Todos seríamos buenos

Por poner un ejemplo: el PSOE es republicano. Bien es cierto que todos sus dirigentes llevan décadas cantando loas a la monarquía, que han sido cómplices con los turbios negocios del monarca y han edulcorado su controvertida actuación durante el golpe de estado. Durante esas mismas décadas han ignorado y despreciado a las víctimas de la dictadura fascista que defendieron la legalidad republicana. No han desenterrado ni a sus muertos. Prohíben incluso que la población pueda manifestarse en referéndum sobre la forma de gobierno. La palabra “república” no sale de su boca ni por casualidad. Y así, todos y cada uno de ellos, unánime y disciplinadamente. ¿Pero acaso puede culparse al PSOE de tales traiciones e incoherencias? Claro que no. Su “alma” es republicana. Lo que pasa es que el cuerpo va por otro lado. El cuerpo es débil y les salió monárquico. ¿Cómo no comprenderlo? También mi alma es casta. Solo que luego llega el resto y…

A veces, la divergencia entre materia y espíritu es tanta que uno no sabe si habla el ente PSOE o su transubstanciación en la tierra. Así ocurre cuando vemos hoy a Elena Valenciano llorar amargamente y exigir que Europa abra sus puertas a los refugiados. Es la misma Elena Valenciano que no hace mucho reclamaba tajantemente atacar al régimen sirio incluso sin el aval de la ONU. ¿Cuándo sonaba la voz del PSOE en su boca? ¿Cuándo hacía sonar tambores de guerra o cuando lloriqueaba por las consecuencias de la misma? La respuesta es sencilla: nunca. Si por el PSOE fuese, no existirían las guerras ni el hambre en el mundo. Todos seríamos buenos. El PSOE es la fantasía del reino de la piruleta.

Y así con todo. ¿Son sus dirigentes “socialistas”? Al menos la “S” la llevan en las siglas pero, como mucho, el más osado se declara “socialdemócrata”. Y la mayoría, ni eso. ¿Son obreros? Solo la pregunta mueve a risa. A menos que pensemos que toda esa legión de dirigentes que hoy se sientan en las poltronas de los consejos de administración de bancos y eléctricas son infiltrados que solo buscan, desde dentro, mejorar la situación de los trabajadores de esas empresas. No lo descartemos. Quizá haya que pensar en Felipe González como en una especie de Bruce Wayne: finge ser un frívolo millonario para, desde su personalidad secreta, ejercer de sindicalista quintacolumnista.

EL PP y el PSOE están ya edificados como los mitos, con el material con el que se construyen los sueños

Habrá quien piense que es de un cinismo repugnante que se den hoy golpes de pecho por las consecuencias catastróficas de la guerra los mismos que ayer la alentaron. Pero eso es no comprender la naturaleza de las cosas. Tanto el PSOE como sus partidos hermanos, PP o Convèrgencia, son ya entelequias ajenas al mundo físico. Son puras ficciones que resisten inmunes cualquier confrontación con lo material. Son marcas, historias, fantasías. Y su definición imaginaria sobrevive constantemente a los innumerables episodios de la realidad que contradicen frontalmente su discurso novelesco. El PP, que ha dejado comunidades autónomas y ciudades en la más absoluta ruina, que ha logrado unir bajo sus siglas a una irrepetible generación de oro de estrellas del robo y el saqueo, pasa por ser un eficaz gestor de lo público. Ninguno de estos sucesos, aún sumados por millares, se opone a su fábula. Precisamente por eso, porque es una fábula. EL PP y el PSOE están ya edificados como los mitos, con el material con el que se construyen los sueños.

O como una religión. Nuestra cultura ha asumido alegremente que un número inconmensurable de fieles y pastores puedan decir que profesan una doctrina y luego contravenir todos y cada uno de sus mandatos. Es lo que dicen los católicos cuando se reconocen “no practicantes”. Igualmente, Pedro Sánchez y sus compañeros son socialistas, pero no practicantes; obreros, pero no practicantes; republicanos, pero no practicantes; laicos, pero no practicantes; defensores de la gestión pública, pero no practicantes; defensores de los animales, pero no practicantes.

El PSOE hizo todo lo que estaba en su mano para impedir la barbarie del Toro de la Vega. Para escarnio de la democracia española, se permitirá, aquí sí, un referéndum. El que no se permite para que un pueblo decida cómo ejercer su soberanía, sí se considera necesario para saber si se puede o no torturar a un animal. Pedro Sánchez dijo: “yo me he mojado”, y aunque todos interpretamos que se había orinado encima, él quiso decir que había sido tajante. Añadió que, si llegase a gobernar algún día, el PSOE aprobaría una ley contra el maltrato animal. ¿Qué más puede hacer? ¿Acaso Pedro Sánchez representa al PSOE? ¿Acaso el Alcalde de Tordesillas representa al PSOE? ¿Acaso alguien de ahí representa al PSOE? Pues ya lo hará el PSOE ese cuando gobierne. Y mientras tanto, ¿qué tiene que ver eso con ellos? ¿Y como van a cumplir hoy una ley que no existe?

El PSOE quería salvar al toro de la Vega. Lástima que, en su último aliento, bañado en su propia sangre y rodeado de salvajes, Rompesuelas no llegó a saber que ese espectro inútil velaba por él.

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comentarios

2

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    Andrés Díaz
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    Jue, 09/17/2015 - 19:14
    Muy bueno. Los sociatas son así...capullos que nunca terminan de florecer y que les encantan los jarrones chinos.
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    Alicia
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    Jue, 09/17/2015 - 15:57
    Me quito el sombrero con sus reflexiones. Un contundente y nada etéreo 'Chapeau'.
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