Reinhold Messner fue uno de los alpinistas que ayudaron a popularizar y, al cabo, democratizar el placer de afrontar los desafíos de la montaña. Se dice que este montañero del Tirol del Sur suele repetir: “No hay que huir de los desafíos que nos impone el miedo. Más bien al contrario, hay que ir hacia el reto porque la única manera de superar al miedo es arrollarlo con tus propios pies”.
Reinhold Messner fue uno de los alpinistas que ayudaron a popularizar y, al cabo, democratizar el placer de afrontar los desafíos de la montaña. Se dice que este montañero del Tirol del Sur suele repetir: “No hay que huir de los desafíos que nos impone el miedo. Más bien al contrario, hay que ir hacia el reto porque la única manera de superar al miedo es arrollarlo con tus propios pies”. Sin duda, y una vez que se va acercando el calor de la cita electoral, el desafío del asalto a las instituciones municipales que desde una parte importante de la sociedad movilizada –movimientos, ciudadanía y espacios orgánicos de izquierdas– estamos afrontando entra en una fase donde la ‘política de la realidad’ hace, hará, que las contradicciones y controversias, así como la tendencia a que aparezcan resortes de vieja política, de utilizar el mal para lograr el bien, ronden las iniciativas municipalistas de confluencia y unidad ciudadana.
Al hilo de estas tensiones van dos reflexiones singulares para los meses que vienen. Meses que, por cierto, determinarán el éxito o fracaso del intento de comenzar a instaurar, desde abajo, una gobernanza plebeya y popular de ámbito municipal.
Decían los zapatistas que “en el engaño nada florece, en la verdad todo es posible”. Es trascendental, si queremos que los procesos de democratización institucional y transformación política en marcha lleguen a buen puerto, tener en consideración el factor humano de los procesos. Y su concatenación individual y colectiva. Plazido Rizzoto, sindicalista italiano, nacido y asesinado en Corleone, nos recordaba que la mayor parte de las veces el enemigo de los procesos de articulación de los de abajo no son tanto los ricos y poderosos, sino nosotras y nosotros mismos. Con los miedos que trituran la esperanza y, sobre todo, con los pequeños y mezquinos intereses, con los egoísmos. Al hilo de lo anterior conviene tener muy presente que los tiempos de la cronopolítica electoral elevan las tensiones y, de haberlas, las ambiciones internas. Es preciso ser conscientes, sobre todo, de que hay procedimientos en las herramientas de asalto institucional que estamos diseñando, como son, por poner un ejemplo, los procesos de primarias, sobre los que tenemos que poner una especial atención, siendo conscientes de que, de no ser empleados con cuidado, alimentan lógicas antagónicas a los procesos que tenemos entre manos, como son la competición, el enfrentamiento y la división.
La 'política de la realidad' hace que aparezcan resortes de vieja política que rondan las iniciativas municipalistas
Como advertencia preventiva, conviene recordar siempre los principios del mandamiento zapatista del mandar obedeciendo: servir y no servirse; proponer y no imponer; convencer y no vencer.
Frente al proceso de fusión, que bien podría ser el símil físico de la sopa de letras política, conviene revisar el procedimiento y recordar que los procesos en los que estamos deben ser, más bien, procesos de fisión y confluencia. Es necesario crear espacios de fisión, donde se produzca una rotura del núcleo de los átomos, como mejor forma para liberar y poner al servicio de lo común el total de la energía de cada una de las partes, de tal forma que se produzca el mejor escenario para la confluencia de ideas, prácticas y pensamientos en un mismo fin.
Paralelamente, es necesario tener presente que más que una competición donde medir la correlación de fuerzas de partes enfrentadas, es necesario valorar el escenario contrario al de la confluencia, el de la incisivamente acuñada por Manolo Vázquez Montalbán hipotética correlación de debilidades. Finalmente, es importante tener en cuenta que si antes sabíamos que sólo un tejido social fuerte puede garantizar la vigorosidad de una ola de movilización y respuesta, ahora sabemos que sólo un tejido fuerte, pero informado y consciente del reto político, puede garantizar que un proceso de confluencia no se dé bajo las reglas de poderes e intereses orgánicos, sino que se construya sobre las propuestas de los deseos colectivos de la iniciativa ciudadana y popular.
Y tener presente que si, en algunos lugares no se dan las condiciones de confluencia para garantizar un proceso de liderazgo ciudadano que gobierne obedeciendo, siempre nos queda recordar el último de los mandatos zapatistas: bajar y no subir.
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