Xenofobia y la tragedia de Charlie Hebdo: la cosa tiene miga

El desvío de atención sobre las cosas de base es siempre una constante.

, hace crítica literaria.
11/01/15 · 7:20

Antes de los sucesos de París

La mañana antes del atentado a la redacción del semanario 'Charlie Hebdo', El País publicó un editorial recomendando medidas «implacables» para «demostrar» que el Otro somos todos. A reglón seguido, proponía como primera medida, «una actuación pedagógica» para explicar «que la inmigración es rentable dado que sus beneficios económicos son mayores que sus costes» como –ojo al dato– «se sabe científicamente».

Una vez leído el artículo procedí al envío de una carta al director señalando brevemente lo que a continuación expongo con más tiempo y espacio. La carta no ha sido publicada. Dado su oportunidad –no es baladí cómo se piensa y mediatiza el asunto de la xenofobia– me he decidido a escribir en esta sección a pesar de estar lejos de aquella que frecuento.

Vayamos por partes.

Lo más alarmante del artículo de El País es leer contra el sentimiento xenófobo, la argumentación explícita de que el valor de las personas reside en su rentabilidad económica. (Digo explícita porque, aunque ciertamente es la manera en que se conduce nuestra sociedad contemporánea, es éticamente deplorable). Si nos paramos a pensar un poco, no se nos está diciendo que dejemos de tener sentimientos xenófobos, sino que dejemos de tenerlos hacia aquellas personas que sean rentables económicamente con independencia de su sexo, raza o religión. O lo que es lo mismo –léase con ironía– que podemos desarrollar sin complejos un sentimiento de rechazo hacia los dependientes, los parados, los enfermos y los subvencionados de toda índole que no beneficien nuestra contabilidad.

De momento surgen preguntas como ¿a quién beneficia la xenofobia justo ahora?

Quien escribiese el editorial –es de lamentar que firme el periódico– da por sentado que la xenofobia sólo madura en las clases desfavorecidas que ven en el Otro un competidor –cuando no, un causante de su situación– y en el camino pasa por alto un par de cosas. La principal es que el rechazo a la diferencia no es exclusivo de una clase determinada. La secundaria, que tal pensamiento debe combatirse, no sólo quedarse en rebatirlo desde la misma lógica errónea. La lógica de que la tolerancia va ligada a la utilidad de la diferencia.

Siguiendo la argumentación del artículo, inferimos que las clases adineradas, porque están mejor entrenadas en ver la rentabilidad del Otro –y también porque la inmigración no es un claro competidor de su posición–, son más capaces que las clases empobrecidas para ser "comprensivos" hacia el diferente. De esto se sigue –siempre según la lógica del artículo– que hay que educar a éstas últimas no para que dejen de medirse en términos de competición, utilitarismo e ideología sino para que aprendan que están equivocados en el foco de su irracionalidad, que "la ciencia" dice que quien perciben como malo, en realidad es bueno, esto es, rentable.

Lo de apoyarse en la ciencia es para añadir, al ya de por sí débil razonamiento, un tinte de irrevocabilidad e incuestionabilidad que zanje con prontitud la cuestión. Esta vez la sutileza está en lo que se interpreta como el propósito de desarmar, bajo el paraguas de tal adjetivo, la opinión del otro, por más pueril que ésta sea. Se espera que el ignorante aplaque sus pasiones esgrimiendo como escudo el dios del positivimo. Es más que probable, que se le deslizase al autor tal término en el momento de querer hablar de datos cuantificables, un error imperdonable en un editorial de un medio de comunicación como del que hablamos.

Otro término poco acertado en las líneas del editorial es aquel de demostrar. Constantemente asistimos al deseo de querer acabar con cualquier discusión poniendo sobre la mesa razonamientos o silogismos varios que permitan probar, o simplemente convencer, sobre una verdad particular sin considerar los límites de la razón primero, y la rotunda efectividad de una manifestación práctica después. Mostrar, presentar la evidencia, es, en sus matices, más sencillo que querer demostrar.

Más práctico hubiese sido abordar la cuestión hablando de que "tolerar" es lo mismo que "condenar", como bien supo ver Pasolini. El que tolera se está arrogando la capacidad de enjuiciar al Otro acertadamente . Empezar por señalar el sentimiento que se esconde detrás de la políticamente correcta tolerancia, es ganar una posición crítica respecto al enjuiciamiento en sí mismo y no quedarse sólo en la defensa o rechazo de una posición.

El desvío de atención sobre las cosas de base es siempre una constante. En los días que corren no resulta consolador sino más bien todo lo contrario. La escalada de xenofobia es un ejemplo sobre el cual es necesario pensar despacio. Las causas que llevaron a Europa al desastre de los totalitarismos no deben olvidarse. Conocemos la historia, contamos con su análisis y el acceso a tan pertinente información está al alcance de la mano. Y en cambio parece que estamos empezando a tropezar de nuevo con la misma piedra. De forma inquietante, aquellos que dirigen los hilos de la situación parecen portar anteojeras. ¿Realmente las portan o sólo lo parece? De momento surgen preguntas como ¿a quién beneficia la xenofobia justo ahora? ¿A quién conviene el desvío de atención sobre las causas profundas de la crisis que vivimos? ¿Qué comienza a perfilarse como chivo expiatorio?

Después de los sucesos de París

A las pocas horas de la publicación del editorial analizado, tres hombres armados que formaban parte, según las fuentes de información, a Al-Qaeda, entraron en la redacción del semanario 'Charlie Hebdo' y mataron a bocajarro a doce de sus trabajadores. Dos días después, en un comercio judío, también en París, un hombre armado perteneciente al mismo grupo, retenía a media docena de personas de las cuales murieron cuatro, además del agresor, durante la operación policial. En menos de setenta y dos horas, aquellas argumentaciones apelando a acciones políticas pedagógicas para aplacar los ánimos de los más irracionales se nos aparecen como poca cosa. La escalada de terror va en aumento.

Manejar el miedo es uno de los principales intereses de quienes desean mantenerse en el poder. ¿A nadie más llama la atención la rapidez con que se han organizado cumbres internacionales para hablar sobre la cuestión del terrorismo? ¡Cuanta prontitud en redactar medidas de control! ¡Qué visceralidad en la mediatización de los acontecimientos! ¿Será que llamar a la calma para dar tiempo a la reflexión sería dejar de lado la oportunidad de desarrollar una “labor pedagógica” controlada? ¿O seré yo quien esté viendo erróneamente más peligro en el otro –¿nuestro?– lado? Fíjense que ya es una cuestión de lados, o de caras de una misma moneda y que se nos insta a tomar posición. Permanecer en el canto es tarea de funambulistas.

Nos llenan de estupor ciertas interpretaciones del Corán que incitan a la violencia pero en cambio, en aras de la libertad de expresión, nos hacen gracia ciertos dibujos igualmente violentos. Será que nadie se toma en serio las cosas dichas en broma. Nos escandalizamos porque Le Pen pide la restauración de la pena de muerte pero nos parece correcto que se dé muerte a tiros a los terroristas, sin juicio, sin interrogatorio, sin seguimiento… Será que es más económico, después de todo, pegarles un tiro cuando el pueblo, aterrado, lo está esperando, que llevarlos a juicio y mantenerlos encarcelados. Si al final sólo les caen unos cuantos años enchironados, ¿cómo hacer entender a la opinión pública, cuyos ánimos se han abonado previamente con odio, que la ley ampara los derechos de los hombres incluso cuando tales hombres han matado? Si pegar dos tiros y dar muerte a dos fundamentalistas ayuda a que todos caigamos por la espiral del odio vengativo, –qué más da, ya le buscaremos rentabilidad– será la respuesta de algunos. No hay tiempo, parece, de plantearse las nefastas consecuencias, o tal vez, ya esté todo pensado… al fin y al cabo ¿no se asemeja a un esquema que conocemos bien?

¿Qué entra en cuestión cuando el Estado no es capaz de cumplir la función de dar seguridad a sus ciudadanos? ¿Qué ocurre cuando en pos de tal seguridad dejamos, incluso con actitud comprensiva, que nos quiten libertades? ¿A quienes perjudican las medidas de control una vez cambie el contexto? ¿Por qué es necesario un control visible cuando a través de las nuevas tecnologías existe un control oculto y silencioso que además cuenta con nuestra espontánea, gratuita y libre colaboración? Como siempre, tengo más preguntas que respuestas. Más intuiciones que certezas.

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comentarios

4

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    menuda empanada
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    Mar, 01/13/2015 - 14:02
    A mi me hace gracia leer algunos como cuando el Estado Islámico, o Al qaeda atacan al ejercito Sirio o en su día al Libio de Gadafi, entonces son unos fascistas islámicos prootanicos imperialistas, pero si atacan a unos humoristas desarmados, entonces son antiimperialistas, porque ya sabemos todos que dibujar a Mahoma es proimperialista y una burla a los oprimidos (jeques arabes y monarca marroqui inluido), pero si se ríen de la fascista Lepén, es un medio guay del paraguya, superantifascista y casialternativo. En fin creo que el fascismo internacional tiene ganada la batalla hace tiempo, tanto en el bando otánico imperialista (jeques arabes y monarquia saudi incluidas, y Alqeda y EI, segun a quien se carguen) como en el bando fascista musulman, lo compongan entonces de nuevo al qeda o EI si van contra Siria o cualquier otro grupo que quiera imponerse al resto a bombazo limpio. Yo siempre estaré kon los kurdos y en especial con las combatientes Kurdas del PKK.
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    Juan Vera
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    Lun, 01/12/2015 - 12:59
    En el artículo hay un par de errores. Ya se sabe lo difícil que resulta expresarse con total claridad con estos temas y también no caer en clichés de lenguaje. En ningún momento quise poner al mismo nivel los actos de los terroristas con dibujos. Intenté referirme a la <strong>forma de expresión</strong> que incita a la violencia (no a las acciones concretas que de ella pueden derivarse). No soy muy ágil pensando y necesito reposar esta cuestión para darle su forma adecuada. Tal vez en un artículo venidero pueda hacerme entender mejor, sin equívocos. Otro error está en haber dicho que veo &laquo;<strong>más</strong> peligro en este lado&raquo;. Ahí debí poner &quot;<strong>también</strong>&quot; y no &quot;más&quot;. Un amigo me ha señalado, en relación al editorial criticado, una simplicidad mayor en que yo no fui capaz de exponer bien. He aquí lo que dice que me parece de interés: <pre wrap=""> &laquo;A mí también me chocó el editorial de El País, pero no sólo por el planteamiento utilitarista. Me chocó por otro aspecto que en tu crítica se percibe aunque no se explicita claramente: es demasiado simplista ligar sentimiento xenófobo con immigración. Las cosas son mucho más complejas. Un hijo, o nieto, de argelinos llegados a Francia en los cincuenta del siglo pasado, nacido y criado en Francia NO es un inmigrante. No más que un Sarkozy. Y el sentimiento xenófobo se ha manifestado contra esos franceses, que resultan ser de fe y hábitos islamistas, no contra los Sarkozy o Rodriguez o Aznavourian. Los mismos sentimientos xenófobos, apoyados en el mismo argumentario, que se ensañaron en su día con los judíos o los hugonotes o los anabaptistas. O contra los papistas en Inglaterra, o los moriscos en España, o los bosniacos en Croacia&raquo;.</pre> <h5 class="art_h5" wrap=""><span class="destacado"><span class="resumen_dcha">&iexcl;Un saludo y sigamos pensando!</span></span></h5>
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    Cruz Alarcia
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    Lun, 01/12/2015 - 10:52
    La hipocresía rige nuestra sociedad... Como siempre digo, &iquest;qué diferencia hay entre los subsaharianos que entran en Melilla y los jóvenes que se marchan de España? &iquest;O por qué se escupe al negro que vende pañuelos en el semáforo y no al que juega para tu equipo de fútbol? En cuanto a lo sucedido en París, temo que hayamos caído en el juego de los yihadistas, buscando venganza y no justicia: <a href="http://codigonuevo.com/anonymous-declara-la-guerra-los-asesinos-de-charlie-hebdo/">Anonymous declara la guerra a los asesinos de <em>Charlie Hebdo</em></a>
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    José Martínez Carmona
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    Dom, 01/11/2015 - 18:31
    <span data-ft="{&quot;tn&quot;:&quot;K&quot;}" data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body"><span class="UFICommentBody" data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body.0"><span data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body.0.0"><span data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body.0.0.$end:0:$0:0">EN UN PRIMER MOMENTO, SE HABLÓ POR LOS MULTIMEDIA DIGITALES -YAHOO ENTRE ELLOS- DE QUE &quot;SE HABÍAN ABIERTO NEGOCIACIONES CON LOS TERRORISTAS PORQUE TENÍAN EN SUS MANOS A CINCO REHENES&quot;. PODEMOS IMAGINAR QUÉ TIPO DE &quot;NEGOCIACIÓN&quot; SE HIZO CUANDO, A RENG</span></span><span data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body.0.3"><span data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body.0.3.0"><span data-reactid=".8n.1:3:1:$comment794541000599372_794778300575642:0.0.$right.0.$left.0.0.1:$comment-body.0.3.0.$end:0:$0:0">LÓN SEGUIDO, SE ACABA MATANDO A LOS SECUESTRADORES -SENTENCIADOS Y EJECUTADOS SIN JUICIO- Y PERMITIENDO LA MUERTE DE CUATRO INOCENTES. &iquest;TAN DESCABELLADO ES PENSAR QUE &quot;GLADIO&quot;, ORGANIZACIÓN TERRORISTA CREADA POR LA OTAN, HAYA CAMBIADO DE PANTALLA? EN ITALIA ACUSABAN DE SUS ACTOS TERRORISTAS A LAS BRIGADAS ROJAS, EN FRANCIA PODRÍAN HACERLO ACUSANDO AL &quot;ESTADO ISLÁMICO&quot; O A AL KAEDA. EL OBJETIVO ESTARÍA CLARO, CREAR EN FRANCIA UN AMBIENTE CAÓTICO, XENÓFOBO Y RACISTA QUE LLEVE AL PODER AL PARTIDO FASCISTA DE LE PEN.</span></span></span></span></span>
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