La quiniela electoral

El autor prevé un resultado limitado de las opciones rupturistas para las europeas y pide más apertura democrática para una posible convergencia en torno a candidaturas municipales.

, Activista y miembro de Madrilonia.org
24/05/14 · 8:00
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Isa

El próximo 25M, si los sondeos aciertan, se demostrará que nuestro sistema político anda en horas bajas. La caída del bipartidismo no será compensada por ninguna fuerza emergente y sólo el previsible eurodiputado del partido Podemos dará algo de color a unas elecciones que rozarán el 60% de abstención. No asistiremos, por tanto, a un gran asalto institucional tras el ciclo 15M, pero sí tendremos algunas respuestas apuntadas.

A pesar del esfuerzo, el impacto electoral de las apuestas de Pode­mos y el Partido X ha sido limitado. Este dato no descalifica en absoluto sus propuestas, pues han llegado lejos en poco tiempo, pero sí merece una valoración crítica. ¿En qué han cuajado y en que no han cuajado estas propuestas? Am­bas han aprovechado un hueco mediático que merecidamente han sabido llenar. También se debe reconocer que han captado con acierto el sentir de una época, el deseo de radicalización democrática de amplios sectores de la población.

Sus estilos son distintos, el Parti­do X ha apuntado una metodología democrática de nuevo cuño, mostrando que la democracia no es sólo un fin, sino también un medio. Mientras que Podemos ha recurrido a un núcleo de notables que activen la organización de arriba a abajo con un liderazgo visible y eficaz.

Pero también en estos meses se han mostrado sus límites. En el caso del Partido X, la dependencia mediática y el lazo organizativo plagado de esclusas han llevado a que su propuesta haya sido poco entendida, quedando al albur de su impacto mediático. Repercusión que ha sido anulada por la irrupción de Pode­mos, que, contradictoriamente, ha encontrado en su fortaleza mediática también su mayor debilidad, al organizarse en torno a un líder más grande y más poderoso por sí solo que el conjunto de su partido. He­cho que ha llevado a los Círculos Podemos, a articularse –de momento– tan solo en torno a sus figuras mediáticas y a la urgencia electoral.

Sin embargo, las elecciones municipales serán más exigentes. A partir del 26M, quienes piensen un asalto institucional en clave constituyente se enfrentarán a la necesidad de abordar el marco electoral a la vez que la construcción de un movimiento bien organizado territorialmente.

Más evidente para los Círculos Podemos, aunque no sólo, este dilema se planteará en torno a las siguientes preguntas: ¿nos valdremos nosotros mismos para afrontar el nuevo ciclo electoral?, ¿Cumple nuestra organización con las condiciones que permiten afrontarlo? La intención aquí no es contestarlas, sino aportar una descripción de las características concretas de un posible proceso municipalista y visibilizar la oportunidad que nos abre.

La primera característica es que la apuesta municipalista se articula en torno al imaginario de las candidaturas municipales, alejándose de la forma-partido. Se huye así de la idea de crear una estructura especializada –de especialistas– en el ámbito de la representación política y se define como agrupación ciudadana. La segunda característica es que su punto de partida es el movimiento, esto es, el asalto institucional es la consecuencia de la maduración organizativa y política, y no su causa. Y la tercera, que no debe quedar atrapada en el binarismo izquierda-derecha, por lo que amplía su llamamiento. Por último, también fija una condición de partida, la de componerse democráticamente en torno a una marca colectiva.

Por esta razón, el dilema que se va a abrir de cara a las municipales está ya prefigurado. De un lado estarán quienes quieran estirar como polo agregador sus propias siglas, mostrándose como única posibilidad. Y, por otro lado, quienes intentarán explorar vías que rompan las demarcaciones y nos agrupen bajo nuevos presupuestos, como ya sucede con algunas candidaturas municipales.

Incluso nos aventuramos a imaginar dos posibles respuestas para este dilema. Una describe un peligro y la otra una oportunidad. El peligro es que los proyectos existentes se estanquen tras las europeas. Y la oportunidad es la de seguir avanzando, independientemente de los resultados electorales, en la construcción de nuevas máquinas que excedan ese marco y planteen una escalada mayor, tomando el terreno de lo municipal y sus herramientas –candidaturas municipales– como campo de batalla, algo obligado para todas aquellas opciones que no saquen representación.

Imaginar un movimiento de candidaturas municipales democráticas y no marcadas en el binarismo izquierda-derecha puede romper la ilusión de que se viene a gobernar mejor este sistema.

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comentarios

1

  • |
    Bertrand
    |
    24/05/2014 - 9:36am
    Ya bueno, que nos perdone el Partido X por ser tan lerdos y no haber comprendido lo sofisticado de su propuesta y la compleja simplicidad nómada de su metodología. Es que algunos estamos todavía por desasnar. Lo dicho, mil perdones.<br type="_moz" />
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