El asalto a las Instituciones: ¿es lo mismo “Sí, podemos” que Podemos?

No estoy diciendo que quien ha impulsado este proyecto deba retirarlo; me parece bien que siga adelante y tal vez incluso les votaría. Pero no creo que deba galvanizar todas las energías existentes, ni que deba cerrar los espacios de gestación de alternativas que están surgiendo, más o menos lentamente.

, Militante social, ensayista y profesora de Filosofía
30/01/14 · 16:03

Me alegro de que se haya presentado Podemos como opción electoral, aunque no sea mi opción política. ¿Es un juego de palabras? No, mucho más sencillo: el espacio electoral no es ni siquiera una copia quebrada del espacio de la acción política. Es otra cosa, tiene sus propias reglas y sus propios límites. En las elecciones de 2009 un diputado español para ser elegido al Parlamento europeo tuvo que obtener entre 300.000 y 400.000 votos. Es decir 300.000 o 400.000 personas que tuvieron que votarle y que en esa misma operación se excluían a sí mismas de la intervención política, ni más ni menos. Éste es el misterio de la representación, que bloquea la acción política de los representados y restringe hasta límites “manejables” los espacios de toma de decisiones.

¿Significa esto que para evitar tal situación debemos estar constantemente reunidos en Asamblea tomando decisiones sobre todo y sobre cualquier cosa, como aducen las interpretaciones demagógicas? En ningún modo. Las Instituciones sirven para dar garantías y perdurabilidad a la acción política, pero las Instituciones se inventan y estamos en un momento en que tenemos y podemos inventar nuevas instituciones. Si, como dice Carlos Fernández Liria, y estoy de acuerdo con él en eso, estamos en un “momento constituyente”, ¿por qué hay que admitir, sin más discusión, que sólo caben Instituciones como las que tenemos, o formas de elección como las vigentes? Si la Constitución de 1978 se cambió para que los acreedores estuvieran seguros de que cobrarían los capitales y sus correspondientes intereses, ¿por qué no podemos cambiarla para asegurar una renta digna para cada persona y unas formas de intervención política radicalmente democráticas, en vez de limitarnos a la esperanza de que, esta vez, los nuevos elegidos “sí nos representan”?

Creo que el mejor momento para tantear la fuerza electoral de un movimiento extraño como el 15M, que aspira a cambiar los modos de hacer política y no solamente a un recambio de las élites, son las elecciones municipales

Se me contestará: porque los/las que estamos interesados/as en este cambio no tenemos suficiente fuerza para impulsarlo. Yo digo: probemos. “Sí, podemos” no se reduce a “podemos elegir más y mejores candidatos al Parlamento europeo” sino “podemos organizar de modo radicalmente democrático la convivencia social”, a partir de ciertos mínimos; estos son los puntos elaborados en las múltiples asambleas del 15 M y recogidos en muchas de las plataformas que siguen existiendo, entre otras y en primer lugar, las PAH, las asambleas de zonas y barrios, las mareas y muchas más. Los puntos, los temas, están ahí. Sabemos lo que queremos, ¿qué es lo que nos falta?, organización y fuerza.

¿Cómo se construye organización y fuerza?, ¿es el catapultar uno, o dos, o tres candidatos al Parlamento europeo la mejor forma de hacerlo?, es evidente que no, por más que no rehuyamos las citas electorales, pero conviene elegir bien el momento y la forma. El momento: creo que el mejor momento para tantear la fuerza electoral de un movimiento extraño como el 15M, que aspira a cambiar los modos de hacer política y no solamente a un recambio de las élites, son las elecciones municipales. Y esto, por varias razones: porque el poder municipal es el más cercano a los/as ciudadanos/as y donde se puede iniciar una gestión de ruptura que muestre justamente esa otra forma de hacer política, atenta y respetuosa con las personas. Y porque de triunfar, puede acoger e impulsar proyectos de autogestión que están iniciándose y que podrían garantizarnos formas más justas de atender a las necesidades de todos/as. Además el tiempo hasta las elecciones permite cuajar alianzas y elaborar candidaturas unitarias.

La forma: ésta no puede ser cualquiera. Si estamos hablando de formas directas, participadas, horizontales y respetuosas de hacer política –que es, insisto, la gestión de los asuntos que nos afectan a todos/as y no el arte de gobernar a los/as demás– la selección de los candidatos, el timing y la forma de la campaña, los compromisos de los/as electos/as en el caso de que realmente se tenga éxito y las formas en que éste redundará en un mayor control por parte de los electores deben ser explicitados de antemano. De lo contrario, en el caso de que los compromisos no se cumplan, no podremos más que lamentarnos y volver a lamernos las heridas mientras cunde el desencanto. Pero si todas estas cosas están claras, un triunfo, por pequeño que sea, supondrá un paso adelante en la organización, porque revertirá sobre todos aquellos que sientan la victoria como suya y que podrán controlar a los recién elegidos. Sin duda la política es compleja, pero no puede resultar un arcano para poblaciones inteligentes y educadas como las actuales a no ser que se nos quiera obligar a un infantilismo suicida. El “método” Podemos hasta el momento no se ha atenido a estos mínimos y en un salto impetuoso ha pasado por encima de todos los procesos de auto-organización que están sobre la mesa. Más que a las Instituciones su método ha sido el “asalto a los medios” lo cual, justo es reconocerlo, tiene su mérito.

El reto no es sacar un escaño más en las elecciones europeas ni mucho menos que sea IU quien saque ese escaño de más. El reto es democratizar radicalmente las Instituciones políticas y eso no puede hacerlo una minoría, por más bienintencionada que esté, en un pantano como el Parlamento Europeo. Eso sólo podremos conseguirlo, y con mucho esfuerzo, los movimientos sociales europeos si nos enlazamos unos con otros de tal modo que podamos crear un espacio común. Las luchas de los últimos años nos están acercando en las formas de lucha, las sinergias, los discursos, las iniciativas. Pero el Parlamento Europeo, dada su composición y su estructura, no es el lugar idóneo para impulsar la convergencia en Europa en contra de una élite burocratizada que ha sabido construir una Europa neoliberal a su imagen y semejanza.

¿Y qué pasa con la ilusión que despierta el proyecto?, ¿no es una baza a su favor? Sin duda, y me alegro de ello. No estoy diciendo que quien ha impulsado este proyecto deba retirarlo; me parece bien que siga adelante y tal vez incluso les votaría. Pero no creo que deba galvanizar todas las energías existentes, ni que deba cerrar los espacios de gestación de alternativas que están surgiendo, más o menos lentamente. Si eso ocurriera nos haría un flaco favor, porque sin haber ganado la partida nos quitaría el tablero. El tablero prioritario, hoy por hoy, no es el Parlamento europeo: es la posibilidad de construir una alternativa política creíble en los espacios que habitamos, llámense barrios, pueblos, empresas o comunidades. Incluidas, y no en último término, las redes virtuales. Y resonando en Europa, en los movimientos europeos. Si Podemos es una pequeña rueda en este largo camino, bienvenido sea; si no lo es, que se lo trague la historia.

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comentarios

5

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    otra
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    Jue, 02/06/2014 - 09:46
    Así que el asamblearismo es demagogia, jaja.
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    pepe
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    Lun, 02/03/2014 - 14:06
    Me parece muy inteligente y correcto lo que dice la autora; ante todo lo que escribe al final sobre que lo básico y fundamental en estos momentos, en este tiempo político en que estamos, que es procurar desarrollar y ampliar los espacios concretos de lucha/organización autónoma allá donde se dan, allí donde se encuentra la gente procurando mediante el movimiento y las luchas dar salidas a los problemas cotidianos. Todo lo que no sea estar ahí y seguir esos tiempo y esos ritmos no sirve al cabo para nada.- sino todo puro ilusioneo, voluntarismo, subjetivismo....
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    Ciudadano
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    Lun, 02/03/2014 - 12:30
    Cuando veo textos como este no puedo evitar pensar que la autora sólo ha leído los titulares de las noticias que ha generado Podemos. Cualquiera que se haya empapado de cualquiera de las intervenciones dadas por los promotores o simpatizantes de podemos verá que la autora no dice nada diferente de base de lo que se dice desde Podemos. Está genial que la gente reflexione y escriba acerca de Podemos, haciendo crítica constructiva para abrir nuevos puntos de vista y mantener centrada la iniciativa, pero es que precisamente este artículo dice lo mismo que dicen ellos pero con una especie de tono crítico. Podemos, por lo que he entendido de todo lo que llevo leídos de ellos y sobre ellos, es una manera de agitar las aguas estancadas de la política y los movimientos sociales, aprovechando la figura mediática de Pablo para poder llegar y mover a toda aquella ciudadanía que ni es militante ni activista ni se siente identificada con ningún partido político y reniega de la política (aunque sea simplemente por la desconfianza generada por PP y PSOE). Quiere ser a la organización y a la lucha política lo que supuso el 15M a la lucha y organización social. ¿Por qué ahora para las europeas? Porque aún hay tiempo. Como dice otro comentario es la primera oportunidad. Los objetivos no creo que sean ganar ahora (no es lo que dan a entender), si no crear movimiento ciudadano y político, de manera que consigan una credibilidad social y política que empuje a los partidos existentes a ceder sus escasas diferencias en pos de luchar por unos mínimos en los que todos coincidimos y tener tiempo más que suficiente para organizarse correctamente para las municipales, autonómicas y generales. Es por esto también que no valía que IU fuera el aglutinador, ya que precisamente muchos de los partidos de izquierdas se escindieron de ella. Podemos, al ser un actor político nuevo con apoyos de tan diferentes personalidades de movimientos y partidos enfrentados (no puedo evitar acordarme del frente popular judaico y frente judaico popular), puede ser esa Syriza española con la que tanto tiempo llevamos soñando. Una plataforma que aune un verdadero movimiento político y movimiento social. Lo han repetido siempre, que si Podemos no genera movimiento y organización ciudadana no sirve para nada. El tema de la televisión es ese también. Si no sales en televisión o internet no existes. Los que luchamos día a día políticamente en partidos o movimientos somos una minoría. La mayoría, que es la necesaria para ganar cualquier elección, se informan del mundo a través de la televisión y, a mi entender, dejar la televisión siempre al servicio de la derecha es la mayor gilipollez que podemos hacer si pretendemos llegar a algo.
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    Dom, 02/02/2014 - 23:26
    Recomiendo mucho leer este post y sobretodo ver el video que hay contenido para ver algunas de estas nuevas instituciones democráticas que podríamos crear. No tiene desperdicio. <a href="http://sistemaencrisis.es/2014/02/02/la-designacion-por-sorteo-como-bomba-politicamente-duradera-contra-la-oligarquia/">http://sistemaencrisis.es/2014/02/02/la-designacion-por-sorteo-como-bomba-politicamente-duradera-contra-la-oligarquia/</a>
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    unprofedeinfantil
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    Vie, 01/31/2014 - 18:37
    Respeto tu visión&nbsp; global del problema y es cierto que lo municipal es más cercano a las personas... aunque en las grandes ciudades no sea así, por ahora, hasta que los barrios y distritos tengan una participación más significativa. <u>Pero las elecciones europeas son la primera oportunidad</u> de que la inmensa mayoría nos pronunciemos en contra de este inmenso saqueo de lo público que estamos sufriendo ahora y en el futuro. Lo de menos es conseguir&nbsp; algunos escaños en Bruselas, sino&nbsp;demostrarnos que la ciudadanía es capaz de elegir a sus propios representantes entre nosotros mismos, sin seguir siendo manipulados por el bipartidismo. En las elecciones europeas de mayo no tenemos nada que perder (ya nos han robado mucho) pero sí podemos ganar confianza en que nuestro futuro está en una candidatura de personas <u>honradas al servicio de las personas</u>. <strong>Ojalá se logren aunar las diversas&nbsp;iniciativas</strong> parecidas que van en esta dirección.
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