¿Qué es el periodismo crítico?

Hay un punto en el que siempre he creído que nos hemos equivocado al abordar ese eterno debate sobre el estado del periodismo y que no nos deja llegar a encontrar los límites y las potencias de eso que se presupone un derecho. Quiero decir, el periodismo es crítico o no es. No deberíamos de barajar más opciones que las del periodismo crítico. Todo lo demás es publicidad, o propaganda, o tráfico de influencias, o relaciones públicas.

, Periodista y miembro de Catorce.cc
29/12/13 · 18:08
Edición impresa

Hay un punto en el que siempre he creído que nos hemos equivocado al abordar ese eterno debate sobre el estado del periodismo y que no nos deja llegar a encontrar los límites y las potencias de eso que se presupone un derecho. Quiero decir, el periodismo es crítico o no es. No deberíamos de barajar más opciones que las del periodismo crítico. Todo lo demás es publicidad, o propaganda, o tráfico de influencias, o relaciones públicas.

Ese periodismo ‘crítico’, sea lo que fuere lo que eso signifique, se ha desdoblado en un sinfín de proyectos que van del blanco al negro pasando por una gama de grises tan grande que podríamos meter en ese mismo saco a eldiario.es, FronteraD, Periodismo Hu­mano, Cuarto Poder, Publico.es, La Ma­rea, Diagonal o La Directa, así como a otro entramado mucho más focalizado en determinadas casuísticas como GuinGuinBali, Hemosferio­Zero o incluso observatorios y ­labo­ratorios como 1001medios.
¿Qué es periodismo crítico? Pre­fiero pensarlo como una forma de habitar algo y no tanto como un proceso de producción informativa
¿Qué es periodismo crítico? Pre­fiero pensarlo como una forma de habitar algo y no tanto como un proceso de producción informativa. No me atrevo a dar fronteras de hasta dónde llega la respuesta a esa pregunta pero, y en ese sentido de proceso productivo, el periodismo crítico es aquello que es en tanto que es desde abajo. Y ese desde abajo tiene un montón de particularidades. Los modelos de negocio que haya detrás, con el afrontarse a sí mismo como algo sostenible responsablemente y hacerlo chocar con lo rentable económicamente.

Los modelos de negocio periodísticos actuales se basan en la búsqueda de la rentabilidad económica del contenido a posteriori. Así, se mide y se edita la información, se le da cabida o se merma su significado en función de la capacidad de generar volumen de tráfico o clicks que conlleve a esa rentabilidad económica de la que hablamos.

Ahora bien, cuando pensamos eso de el periodismo crítico deberíamos dar cabida a los intangibles. Hacer que choquen los clicks y el movimiento. Barajar las riquezas que puede haber detrás de una determinada forma de afrontar el artículo: pensarnos haciendo periodismo como algo que agita y no tanto como algo propenso a ser retuiteado. Pensarlo como herramienta para la gestión de la vida y no tanto como empleo.

Prefiero pensar las metodologías para ese periodismo como a prioris, momentos donde esa forma de hacer sólo adquiere su propio nom­bre cuando se deja atravesar por el sinfín de multiplicidades que pueda haber a su alrededor. Donde la comunidad no es sino otra extremidad de un cuerpo en el que las líneas del que empuja y es empujado se difuminan.

Entonces, claro, surge la pregunta: ¿hacemos un periodismo más asumible que nos permita añadir nuevas extremidades a ese cuerpo/sujeto del que hablábamos antes y por ende nos permita seguir generando movimiento? ¿O por el contrario impulsamos otras formas de enfoque que generen más movimiento que cuerpo en ese a priori? No tengo respuesta a esta pregunta y quizás lo más inteligente sea encontrar un punto de convergencia entre ellas que nos permitan mantener la máquina funcionando mientras podemos agregarle nuevos engranajes. Ahora, si hay una potencia en este periodismo que estamos intentando pensar, es la comunidad y la forma en que se teje. Una comunidad que se basa en ejes de fidelidad muy distintos a los de los grandes grupos mediáticos, que, y lejos ya de todo aquello del apoyo mutuo, entiende aquello de que vivimos en ­relaciones de interdependencia general. Que se aleja de ese “el periodismo son los periodistas” o “el periodismo está fatal” y que afronta la labor informativa como una metodología descentralizada y a la vez propositiva entre unos y otros donde esas plusvalías en términos de movimiento pueden nacer desde cualquier lugar.

Y es ahí, entendiendo bien el papel del papel, desde el reposo, la profundización o la perspectiva, desde donde algunos como Diagonal o La Di­recta le están ganando el pulso a ­estos grandes grupos mediáticos. Haciendo que el periodismo sea algo que atraviesa a la vida y no al revés; desde el reporterismo local y lo cotidiano. Desde ahí es desde donde, al final, se puede generar hegemonía y subjetividades que, a su vez, generen y estén en constante movimiento. Porque ese periodismo, el que se hace desde la incertidumbre y el precipicio, es el que afronta el mantener la cosa viva.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto