¿Nos hemos vuelto locos?

¿Será que nos estamos independizando de un soviet? Alberto Pradilla –como es periodista y no politólogo– resume en esta frase lo que yo intentaré decir en un artículo. Ad­vierto que este texto no será una “Oda a Espanya” al puro estilo maragalliano. Varios compañeros lo han intentado anteriormente sin mucho éxito. Simplemente quiero poner sobre papel una pregunta que me viene a la cabeza cada vez que leo diversas ‘lecciones’ que nos llegan desde gran parte de la izquierda española –diversa y fragmentada, pero curiosamente coincidente en unos pocos temas–.

, Doctora en Ciencias Políticas
30/10/13 · 7:00
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¿Será que nos estamos independizando de un soviet? Alberto Pradilla –como es periodista y no politólogo– resume en esta frase lo que yo intentaré decir en un artículo. Ad­vierto que este texto no será una “Oda a Espanya” al puro estilo maragalliano. Varios compañeros lo han intentado anteriormente sin mucho éxito. Simplemente quiero poner sobre papel una pregunta que me viene a la cabeza cada vez que leo diversas ‘lecciones’ que nos llegan desde gran parte de la izquierda española –diversa y fragmentada, pero curiosamente coincidente en unos pocos temas–. Y es ésta: ¿de forma mayoritaria, sectores políticos y sociales transformadores catalanes, con orígenes y culturas políticas muy diversas, nos hemos vuelto todos locos? Quizá de tanto teorizar sobre procesos constituyentes cuando se está frente a uno de verdad no se quiere ver... El marxismo tampoco previó la revolución rusa, no se preocupen.

Cultura libertaria

Ha cambiado el marco discursivo y de actuación en Catalunya. Sí, así es. Se ha producido, en los últimos años, una traslación plural, transversal y rápida de la sociedad catalana hacia posturas independentistas o, como mínimo, favorables al derecho a decidir. Y hablo en términos de transformación porque no ha sido siempre así. Si bien la defensa de derechos nacionales y lingüísticos ha estado en la agenda de la mayoría de fuerzas políticas y organizaciones sociales desde la Transición política, la demanda independentista masiva es relativamente nueva. El encaje entre dos culturas políticas distintas como son la española y la catalana ha sido una cuestión largamente discutida durante los siglos XIX y XX, e históricamente han predominado las opciones federales, confede­rales o autono­mistas. Ocu­rre que en la última década en el Estado español se ha experimentado una suerte de recentralización y avasallamiento hacia la diversidad nacional. La crisis ha acrecentado el nacionalismo espa­ñol. Y nuestro ­pueblo, con una importante cultura libertaria, laica y democrática a las espaldas, no ha podido quedar impasible. De manera concreta, el punto de no retorno se materializó en la sentencia que negaba la constitucionalidad de gran parte del articulado del Estatut d’Autonomia de 2006, aprobado en el Parlament y en consulta popular. Se sellaba así la imposibilidad de la coexistencia.

Y es en este nuevo marco donde movimientos, partidos y asociaciones están actuando. Quizá el nudo gordiano para comprender el asunto resida en ver que el componente más relevante del independentismo catalán en la actualidad se fundamenta en el antiautoritarismo, no en el nacionalismo. Se trata de un proceso basado en el rechazo a la imposición, al Estado del statu quo; de una realidad que se construye sobre una demanda de más democracia y libertades, así pues sustentada no sólo en el eje nacional, sino también en el tercer eje –el de la radicalidad democrática–. Guste o no, la ola soberanista es de la gente, del tejido social, de las subjetividades difusas que se encuentran y organizan. Es por ello que está pasando por encima de todas las fuerzas políticas, desde CIU hasta la CUP.

Fin del régimen

Estamos pues frente a un escenario destituyente y constituyente a la vez. Los datos demoscópicos y mapas electorales que se están publicando en los últimos días dibujan el fin del régimen, el resquebrajamiento de la realidad política e institucional construida en la Tran­­sición. Muy probablemente, Cata­lunya sea en la actualidad el único espacio en Europa donde todo vuelve a estar abierto y por lo tanto con un futuro no escrito, con una utopía a disputar y pelear.

Por eso necesitamos más que nunca actuar en el campo del ‘ser’ y no en el del ‘deber ser’. ¿Nos podemos equivocar? Claro, quien actúa tiene este peligro. Pero también podemos ganar. Es por eso que desde el espacio de las subjetividades antagonistas hemos apostado por hacer política en mayúsculas, por arriesgar, por asumir contradicciones, por salir del círculo de iguales y mezclarse en las realidades sociales y populares... porque queremos cambiarlo todo.

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comentarios

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    Pau
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    Lun, 12/22/2014 - 10:19
    Confundes causa con fin. La causa del secesionismo catalán es, efectivamente en un 50%, una falta de estructuras democráticas, el fin que persigue, no es ese, ni el ahondamiento de estructuras democráticas, etc etc, si así fuera, por qué no vemos a dos millones de personas manifestándose a favor de la sanidad pública? ¿o contra la precariedad laboral? ¿por qué no se organizan consultas para parar Bcn World? Al final lo que prima es el tema identitario. Además, el seguidismo que se ha dado entre buena parte de los partidarios de la independencia a la pregunta formulada por Mas y compañía (una chapuza de pregunta) da prueba de lo poco regeneracionista del asunto. Se puede defender el derecho a la autodeterminación, claro, pero no junto a CiU y su hermano pequeño, ERC.
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    Francesc
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    Lun, 11/11/2013 - 19:11
    Al unionisme perdut: Soc un ciutadà amb un sentiment de pertinença a Catalunya molt fort, que el comparteixo amb el que sento per la "Terra" on vaig néixer i fins els 24 anys no vaig decidir emigrar, d'Andalusia a Catalunya. Els meus (comptabilitzo des de Les Capitulacions de Santa Fe),  esperaren 450 anys que arribessin les polítiques redistributives i veient que no produïen només que un alt coeficient d'analfabetisme integral, i decebuts, fugirem dos milions de persones “a descobrir món”, a arribar a un espai on poder lluitar per un futur amb esperança. La històrica iniciativa de la Societat catalana a traves de la Seva Cultura, ens l'oferia, no sense preu. “Hem pagat totes les factures”. nosaltres vàrem interpretar-lo i aprofitar-lo. La nostra formació no posseïa consistència i a més falsa, ens havien furgat, amb enganys, en una manipulació ruïna. Els esforços per sobreviure i encaixar-nos foren i encara ho son de difícil valoració. S'han fet molts estudis editats i publicats i no editats, independents i dependents d'institucions. Una mostra: "L'A de la Perona”, d'Esteve Lucerón. 2010, Barraques, "La Barcelona Informal del segle XX" "Barraquisme, La ciutat (Im)possible", "D'immigrants a Ciutadans" Els dependents, no els menysprearé, ni molt menys, però, hi ha un element, subtil,  entre línies, que es valora molt la institució financera respecte de les grans aportacions de la població barraquista: de sacrifici, d'enginy, d'economia, personal i de Nació, d’humilitat i d'humanitat. Passa el temps, i arribes a veure com, aquells, no tots, menyspreen els nous nouvinguts. El comprovar aquesta última fase m`ha incorporat una gran desconfiança envers les grans mancances de la espècie humana. Aclarir on s’inicia la inèrcia intel·lectual i ètica i la pista de circulació que ens ha portat fins ací, no hi és a l'abast meu ni d'un correu que no pretenc, només, que transmetre bases de pensament a persones que, crec, pot ser-ls-hi útil. Ha estat això la base del sentiment independentista que en l'actualitat posseeixo? No solament, però, junt al coneixement de la història, les agressions antigues i actuals patides que ens infringeixen des del poder castellà i l’actual estat de la pèrdua de capacitat creativa de Catalunya, i el risc de perdre la nostra identitat que és el que ens fa diferents i ens ha portat fins ací. Soc plenament convençut que si no aconseguim un estat propi caurem en un cul de sac que, mai més podrem sortit-nos. Som molts: “Els altres Andalusos”  “Súmate”, entre d’altres. Salutacions cordials.
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